Esparta nos abre sus puertas para que conozcamos a sus hombres...
¡Y vaya hombres! Ni siquiera los consejeros pueden evitar que la vista se les vaya a esos abdominales de vértigo.
Y quien no querría ser rey de Esparta teniendo un ejército como el que tiene Leónidas.
"¿Qué podemos hacer?" Le preguntan a Leónidas los que se quedan. Y él, como buen rey deja caer que “Esparta necesitará hijos”. Claro, que esta es la cara que se le queda a nuestro querido consejero (a él y a los otros, por supuesto)... está claro que prefería irse con los 300 tiazos, quiero decir... con los 300 soldados.
La mujer, que tonta no es, aprovecha para sobetear un poco a su rey.
Y así, parten hacia las Termópilas los 300 guerreros y el rey Leónidas... así de desvestidos, quiero decir, porque ¿dónde se han visto trajes de batalla que se compongan de capa y boxers? (y no es que nos quejemos, ¿verdad?).
A mitad de camino, los espartanos se encuentran con sus amigos, los arcadios, a los que por su vestimenta deducimos que les va el sadomaso. Leónidas, antes de que se le adelante nadie elige a su favorito y se lo pide para él solo.
El resto de los soldados son felices porque se les ha prometido juerga.
No hay que obviar tampoco las miraditas entre padre e hijo. Sonrisillas cómplices fruto del conocimiento mutuo...
Y aquí tenemos la aparición estelar de la película. Jerjes. El rey de los Persas. La drag queen de la fiesta.
*sólo hay que ver las posturitas*Jerjes se deshace en halagos para con los espartanos. Y permitidme que os ponga el diálogo original con las imágenes. Ved y juzgad.
Jerjes: ¡vamos Leónidas! Seria una verdadera lástima que tú, y tus valientes hombres... perecieseis por un pequeño mal entendido. Nuestra cultura podría compartir... tantas cosas
Leónidas: pero si llevamos compartiendo nuestra cultura... toooooda la mañana.
Jerjes: ¡sois una tribu fascinante! Incluso ahora eres desafiante. A punto de ser aniquilado y... en presencia de un dios.
[...]
Leónidas: tienes muchos esclavos Jerjes, pero ningún soldado. Dentro de poco tendrán más miedo a mis lanzas que a tus latigazos.
Jerjes: ... no son mis latigazos lo que temen...
Y como Leónidas le rechaza, Jerjes se enfada.
Al terminar una de las batallas mas duras contra el ejército de Jerjes, Astinos se vuelve a mirar a su padre (quiere una felicitación y una promesa para después)... Pero no podrá ser.
Cuando ve caer el cuerpo decapitado de su hijo, el capitán llora y pierde los estribos.
Un soldado despechado, rechazado por el rey Leónidas; acude a Jerjes para traicionarles. Y allí se encuentra con lo que todos ya sabemos. Jerjes es todo depravación...
Ahora es el momento de hablar de Íleos. Valiente soldado, siempre pendiente de su rey. Soldado que parece que pasa desapercibido para Leónidas, pero no es cierto. Fijaos como se le va la mirada a Íleos.
Y ahí está (antes de ir a la guerra), en primera línea de playa; rogando porque Leónidas le preste un poquito de atención.
Y aquí, oh jojo, aquí se da cuenta cuan grande es su rey.
Pero el pobre Íleos es enviado de vuelta a Esparta con un mensaje de Leónidas. En mi opinión el rey espartano lo que quiere es librarse de él. Aunque la despedida sea así de emotiva...
Jerjes regresa con una nueva oferta y un taparrabos más apretado que el anterior.
Y otra vez es rechazado y amenazado por una lanza... pero no la que él espera.
Los 300 tíos buenos mueren a manos del ejército persa, incluido Leónidas...
Pero Íleos ya está en Esparta, reclutando nuevos guerreros. Nuevos valientes con abdominales imposibles para la batalla.
Prometiendo la victoria, y tal vez... algo más.
