-Doce horas sin sexo.Draco se dejó caer en la silla de la cocina, los brazos cruzados, con bastante mal humor. Clavó su mirada en la nuca de Harry mientras su novio escarbaba en el armario en busca de algo que a Draco no le interesaba en absoluto, con el pensamiento de pasar doce horas sin sexo flotando en su mente.
-La verdad – empezó Harry. Se había metido de lleno en el armario y su voz sonaba obstruida – es que teniendo en cuenta que tenemos que estar en el aeropuerto 4 horas antes del embarque y después de las 12 horas, coger las maletas, un taxi, encontrar el lugar donde viven Ron y Hermione, saludarles, charlar, por supuesto todo esto suponiendo que el avión no se retrase, es probable que sea más o menos un día entero.
Draco se hundió aún más en su silla.
-24 horas sin sexo.- murmuró.
Harry sonrió al oír el rechazo en la voz de Draco.
-Estoy seguro de que podremos sobrevivir por un día, Draco.
-¿Cómo puedes decir eso tan calmado?- saltó Draco. Se acababa de dar cuenta de que sus ojos estaban fijos en el culo de Harry, que ahora salía del armario - ¿Por qué tenemos que ir nosotros a “ellos”?¿Por qué no vienen ellos a Inglaterra? Japón está jodidamente lejos. De todos los lugares del mundo, ¿por qué justamente el que está en la otra punta del planeta?
-Porque Japón, sorprendentemente, fue quien llamó a Ron como estratega para su equipo de Quidditch japonés y no pueden venir aquí porque Hermione está embarazada, así que no pueden coger un avión ni aparecerse. Te lo he dicho billones de veces.
-¿Y por qué no nos aparecemos nosotros?
-Porque odio aparecerme.
-Entonces, ¿podrías recordarme, en nombre de Merlín, por qué voy contigo?
Harry salió del todo del armario y se puso de cuclillas, sonriendo a su novio con una mueca.
-Porque puedes venir conmigo y no tener sexo durante 24 horas o quedarte aquí, yo me voy solo y entonces no tendrás sexo durante una semana.
El silencio reinó en la habitación. Draco no apartó sus fríos ojos de Harry.
-…te odio.
Harry le sonrió.
-Yo también te quiero.
-Draco, ¿quieres darte prisa? ¡El taxi llegará en cualquier momento!
Harry estaba al final de las escaleras con su pequeña maleta a los pies, impaciente y molesto por el tiempo que se tomaba Draco en empacar. A Harry no le gustaba hacer las maletas y no entendía por qué el rubio podía tardar tanto en hacer la suya. Él mismo había cogido lo esencial, lo había metido en su bolsa, la había cerrado y había bajado las escaleras en 10 minutos. Por otra parte Draco parecía que llevaba tres días haciendo su maleta y todavía no había terminado.
-¡Draco!- chilló furioso Harry, antes de contemplar horrorizado cuatro maletas flotando escaleras abajo. Draco las seguía con la varita en alto y las colocó suavemente al lado de la insignificante maleta de Harry.
Harry se quedó mirándolas antes de volverse hacia Draco y subir escaleras arriba hacia él.
-¿Y se puede saber qué es lo que necesitas tanto como para llenar cuatro maletas?- preguntó.
Draco se quitó polvo invisible de su brazo y se estiró la camisa antes de apuntar a cada maleta.
-Ropa, zapatos, accesorios(muchos relacionados con el pelo) y todas las cosas que has olvidado.- dijo señalando la última maleta.
Harry parpadeó.
-¿Cómo qué?
-Como tu cepillo de dientes.
-…como si yo necesitara un cepillo de dientes.
-Tu pasta de dientes se estaba saliendo así que te he puesto una nueva.- continuó Draco ignorándolo – No has cogido suficiente ropa de abrigo y no quiero que cojas un resfriado, porque el tiempo en ésta época del año es muy malo. Y no me discutas, lo he mirado.- dijo Draco al ver que Harry abría la boca- me niego a ir contigo a ninguna parte si vas a estar llevando todo el rato esas zapatillas – dijo mirando las viejas zapatillas de deporte de Harry- así que he metido unos preciosos zapatos negros de Prada dentro. Tampoco te has acordado de los bañadores. No se si vamos a usarlos, pero en cualquier caso es buena idea llevarlos. Te has dejado las gafas de sol, no has metido suficientes calcetines, te has olvidado de coger un abrigo…
-¡Vale, vale, lo he cogido, no sé hacer una maleta!- concedió Harry pasando una mano por la cintura de Draco y besándolo en el cuello- Ay, ¿qué haría yo sin ti? ¿Eh?- sonrió.
-Probablemente viajar por medio mundo antes de darte cuenta de que no tienes calzoncillos.- Draco sonrió mirando a Harry por el rabillo del ojo mientras el moreno observaba su maleta con cara de idiota.
-¿No he cogido calzoncillos?
-No. No lo has hecho. Realmente no estoy muy seguro de lo que llevas en esa maleta.
Harry le hizo una mueca.
-¿Ah, si? ¿Y qué pasa contigo? ¿Has empacado todo tu armario?
-No seas idiota – dijo Draco cogiendo un trozo de pergamino de su bolsillo- tengo que dejar por lo menos un conjunto de ropa limpia para cuando volvamos.
Harry puso los ojos en blanco.
-Así que todo el armario menos un conjunto.- Harry bajó la vista hacia la maleta que Draco había señalado como zapatos- ¿Y exactamente cuántos pares de zapatos te llevas?
Draco suspiró.
-Trece, ¿por qué?
Harry se lo quedó mirando.
-Draco, solo vamos a estar diez días allí.
Draco parpadeó.
-Bueno, ¿y qué pasa si quiero cambiarme de zapatos durante el día?
Harry se quedó mirando la cara de sinceridad de Draco y trató desesperadamente de no reírse. En vez de eso, sacudió la cabeza.
-No importa. ¿Qué es eso?- preguntó señalando con la cabeza el pergamino del rubio.
-Algo que deberías haber hecho. Una lista de cosas que supervisar.- se lo puso a Harry en la mano- Ahora léelo para que pueda supervisar mentalmente lo que llevamos.
Harry cogió el pergamino, que se desenrolló por sí solo. Debía medir por lo menos un metro. Lo miró con pavor.
-Eres un obsesivo compulsivo.- dijo sonriéndole.
-Calla y lee.
Harry sonrió para sus adentros y sacudió la cabeza, encontrando el principio del pergamino.
-Vale, a ver qué tenemos aquí. Champú.
-Hecho.
-Laca.
-Hecho.
Harry achicó los ojos y sonrió.
-Combo de dos por si uno se rompe.
-Hecho.
-Espuma de afeitar.
-De dos clases. Hecho.
-J…¿jabón?- preguntó Harry mirándole- Ellos tienen jabón, no se si lo sabrás.
-Voy a intentar usar lo menos posible de los Weasley, lo que incluye llevarme mi propio jabón.
En ese momento una bocina de coche sonó fuera y Harry se asomó para ver su taxi negro de Londres esperándoles. Le devolvió el pergamino a Draco y abrió la puerta principal.
-Es la hora, vamos.
-Pero aún no he revisado el equipaje – protestó Draco mientras Harry cogía su propia maleta y una de las de Draco.
-Bueno, mira, no tenemos tiempo para eso. Oye, estoy seguro de que lo llevas todo. Es más, me sorprendería que te dejases algo.
Draco miró preocupado la lista, pensando rápidamente. Se mordió los labios al mirar las maletas, dejó al final el pergamino en la mesa de al lado de las escaleras y siguió a Harry poniendo una mano en la puerta y cerrándola. Con la otra tanteó la pared en busca de la cabeza de Harry, quien tuvo que pararse un momento, contra la pared.
-Vale- Draco respiró hondo – Pero tú serás el culpable de lo que pasará después de que lleguemos sin sexo allí. No me responsabilizaré si me corro en cinco segundos. Nunca antes había estado tanto tiempo sin notar tu dura polla enterrándose dentro de mi culo prieto.- susurró con malicia en la oreja de Harry, quién soltó de repente todas sus maletas al oírlo.
-¡Oh, mierda!- maldijo Harry cuando una de las maletas le cayó en el pie, arruinando por completo el momento de tensión erótica entre ellos. Draco volteó los ojos.- Vas a pagar por esto – dijo Harry apretando los dientes y sosteniéndose sobre un pie por un momento.
-¿Por qué?- preguntó Draco mientras se cruzaba de brazos. Sus ojos brillaban.- ¿Por hacerte tirar las maletas o por ponerte cachondo cuando sabes que no vamos a poder hacer nada al respecto?
Harry le fulminó con la mirada. Otro pitido del taxi se oyó desde fuera. Con otra sonrisa maligna y un rápido levantamiento de cejas, Draco abrió la puerta de nuevo.
-Después de ti, mi amor.- dijo con un movimiento de su varita. Harry cogió a regañadientes sus maletas de nuevo, parando en frente de él.
-De verdad que vas a pagar por esto – le dijo robándole un beso- Mimosín.- añadió con un guiño mientras salía afuera.
Draco se puso rojo.
-¿Cuántas veces te he dicho que dejes de llamarme así?
Estuvieron en el taxi 20 minutos, Harry medio dormido con una mano apoyada en la ventana y su cabeza encima, sus pestañas cayendo delicadamente sobre el cristal. No se habían dicho mucho el uno al otro mientras el taxi les llevaba al aeropuerto de Londres, porque Draco parecía muy ocupado mirando por la ventana, sabiendo que se había dejado algo, pero sin saber qué era exactamente. Y cuando Draco estaba en una de sus: “Estoy Pensando En Cosas Importantes Así Que No Me Molestes Si No Es Por Peligro De Muerte O Prepárate Para Escucharme Durante Horas Quejarme Hasta Que Se Me Pase Y Si No, No Me Hables”, Harry sabía que era mejor dejarle a él que hablara el primero. La última vez que Harry había interrumpido a Draco en una de ésas veces, Draco había estallado en sollozos sin razón aparente, se había largado pitando del salón y se había encerrado en su habitación, cerrándola después e impidiendo a Harry que entrara. Todo lo que Harry había dicho era:” ¿Quieres una taza de té?”. Gracias a Dios que no le había preguntado: “¿Quieres un polvo?” porque seguramente habría acabado en la caseta del perro con seis horas sin sexo al día.Y sí, seis horas sin sexo era demasiado tiempo para ellos.
Razón por la cual Harry trataba de imaginar qué estaba planeando Draco hacerle cuando llegaran a la casa de Ron y Hermione por la noche. Bueno, sí, lo había dicho de coña, pero era más bien como si estuviera excitado y más como un: Oh Si, Voy A Tener El Mejor Polvo De Mi Vida.
-¡CERA DE PIERNAS!
La cabeza de Harry se escurrió por la ventana y se dio contra sus gafas.
-¡Au! ¿Q…cómo?- dijo Harry, parpadeando rápidamente mientras su cerebro trataba de comprender y se frotaba donde se había dado.
De repente sus hombros fueron sacudidos brutalmente y fue girado hacia Draco, quien le sacudía vigorosamente.
-¡Mi cera de piernas!¡Sabía que olvidaba algo!- dijo con pánico el rubio.
Harry bostezó, aparentemente sin notar que Draco lo sacudía.
-¿Y? Podemos comprar más en el aeropuerto.
Draco parecía mortificado.
-¡No voy a ponerme cera muggle en las piernas! No es solamente una afrenta contra todo lo que soy sino que además, ¿no duele esa cosa?
-¡No lo sé!¡Nunca la he usado!- exclamó Harry- Tú eres el afeminado, no yo.
Draco entrecerró los ojos en su dirección.
-Yo no soy afeminado, simplemente me gusta cuidar de mi aspecto.
Harry sonrió con sarcasmo y escondió otro bostezo con la mano.
-Si, bueno, puedes seguir diciéndote eso a ti mismo.
Ron nunca pudo entender por qué Harry salía con Draco, pero como Harry le dijo una vez, uno tenía que saber cómo tratar a un Malfoy y como Draco acababa a menudo completamente exhausto y le hablaba con lujuria, Harry sabía muy bien cómo había que tratar con un Malfoy.Aunque Harry tenía que admitir que Malfoy iba a un sitio al que no quería ir, a ver a gente a quien detestaba, en un modo de transporte en el que nunca había ido, aparte de que había sido creado por muggles, así que tratar con Malfoy estaba siendo mucho más difícil de lo normal.
Eso sin contar con el hecho de que ninguno de los dos iba a tener sexo durante 24 horas.
-¿Quieres estarte quieto?
Ahora, después de correr a comprar cera de piernas en el aeropuerto para Draco, Harry se encontraba sentado en un sitio con ventana con el rubio a su lado. Desde que se habían sentado, Draco se había girado en su asiento y se había levantado tantas veces para estar a gusto que Harry había perdido su propia comodidad y simplemente quería que su novio se estuviese quieto y relajado. Doce horas era mucho tiempo en un avión y si seguía actuando así, Harry iba a ignorarlo durante todo el trayecto y realmente no deseaba hacerlo.
-Bueno, es que estos asientos no son nada confortables y no hay suficiente espacio para las piernas. Y las luces son demasiado brillantes y es demasiado ruidoso y espero que tengan comida decente o…
-¡Draco!¿Quieres dejar de ser tan quisquilloso? – exclamó Harry. Ya estaba harto- ¡Ni siquiera hemos despegado todavía! ¡Además yo no te he obligado a venir!
Draco le escrutó y cruzó los brazos, mirando la parte de atrás del asiento de delante.
-Si que lo has hecho, solo que no lo sabes – murmuró- Jodidas 24 horas sin sexo en mi culo.
Harry no pudo reprimir una sonrisa al oír eso.
-Bueno, míralo de esta manera. Ahora estamos en el avión por fin y eso son menos horas que nos quedan.
-Bueno, es que aún estoy intentando que queden menos – dijo Draco pellizcando el revistero de plástico delante suyo- Porque en cuanto lleguemos a casa de los Weasley podrás dispensarnos de ellos con todas las formalidades hasta la mañana siguiente y les ordenaré que nos muestren la habitación enseguida.
Harry chasqueó la boca y empezó a leer el manual de emergencia que había sacado del revistero.
-No creo que Ron y Hermione aprecien de verdad que aparezca después de siete meses de no verlos y desaparezca tras un rápido:”Hola” contigo escaleras arriba durante toda la noche. Hermione me chillará y Ron me pondrá ojos de cachorro o te matará. Depende del humor que esté.
-Bueno, su libido no explotará si lo hacemos, así que ¿cómo se supone que podría entenderlo?
Harry le sonrió al mirarle.
-Draco, Hermione está de ocho meses y medio, recuérdalo. Ron ha estado privado de sexo mucho más tiempo del que tú has estado nunca.
Draco hizo una mueca.
-Por favor, Harry, no pongas esa imagen en mi cabeza. Ya es malo como es, así que dejemos a esos dos a un lado.
Harry volvió a chasquear los labios y miró por la ventana cómo el avión empezaba a moverse, preparándose para despegar.
-Odio los aviones.Harry, que había estado dando cabezadas de nuevo, miró hacia abajo, a su reloj, que le dijo que sólo llevaban 4 horas de vuelo. Cerró los ojos y volvió a echar la cabeza hacia atrás.
-Bueno, considerando que llevas quejándote desde que nos levantamos esta mañana absolutamente de todo, en fin, lo habría adivinado.
Draco lo miró con una sombra en los ojos.
-El sarcasmo, Harry, es el resultado de una mente débil.- dijo lentamente.
-Los insultos, Draco, harán que no tengamos sexo cuando lleguemos a la habitación.- le copió Harry.
-No bromees con eso, Harry – advirtió Draco- No me gustan los aviones, no me gusta la comida que sirven, no hay nada que hacer y me quiero salir.
Harry abrió un ojo y le miró con sorna.
-¿Quieres “salirte” del avión o es alguna otra clase de “salirse”?
-Ambos.- refunfuñó Draco- Este artilugio muggle me pone nervioso. Es completamente inseguro. Algo podría salir mal y no habría nada que ellos pudiesen hacer.
Harry parpadeó, mirándole lentamente por un momento. Draco miraba a su alrededor nervioso, antes de volver a fijar los ojos en el asiento de delante, hundiéndose aún más en su asiento. Harry se incorporó y le sonrió dulcemente.
-Vale. Ya lo he pillado. Ya sé por qué estás de tan mal humor. Tienes miedo, ¿verdad?
La cabeza de Draco giró rápidamente hacia él.
-¡No tengo miedo!-soltó - Solamente estoy… preocupado. No me fío de ésta…máquina. La escoba es mucho mejor.
Harry bufó.
-¿Quieres volar en escoba hasta Japón? Anda ya, no pienso sentarme en una escoba durante tanto tiempo. Al menos esto es más confortable.
-Confortable o no, con una escoba al menos sabes que tu propia vida está en tus manos y no en las de algún muggle. Prefiero la sensación de tener algo duro y firme bajo mis piernas.
Draco, que no se había dado cuenta de lo que acababa de decir, de repente se puso rojo.
-Sí, bueno- tosió nerviosamente- Quiero decir, si, imagínate, si nos estrellamos, podríamos simplemente aparecernos y escapar, da igual si no te gusta. Y además si nos estrellamos, simplemente te echaré la bronca porque todo esto es culpa tuya. Simplemente porque no te gusta aparecerte, cabezón.
Harry se giró hacia él con una sonrisa divertida.
-¿Siempre eres tan zorra?
-Sólo cuando me falta sexo.
Después de ver una película, Harry intentó dormir al menos una hora, antes de ser despertado por Draco, que se había recostado sobre su hombro. Apagó las luces y las azafatas fueron por todo el avión repartiendo mantas a los pasajeros para que durmieran más cómodos. Era un vuelo de noche, así que dormir era algo esencial si querían tener energía suficiente cuando llegaran.Harry miró y vio que Draco se había tapado con la misma manta que él y había quitado el apoyabrazos, que ahora descansaba arriba.
Draco podía ser a veces un poco zorra, pero cuando se calmaba, era un mimoso de corazón. Él siempre lo había negado, por supuesto, como cuando Harry se había dado cuenta de que el rubio estaba demasiado cerca de él en el partido de esa noche, o como, después de hacer el amor había escondido la cabeza entre el cuello de Harry y su hombro, sonriendo exhausto. Draco siempre negaba que era él quien entrelazaba sus dedos y enredaba sus piernas en las suyas simplemente para notar el contacto de su piel. Harry lo encontraba muy mono y pronto tenía a Malfoy negándolo todo entre sus brazos, mientras le besaba apasionadamente. El mimoso Draco echaba al Slytherin y tomaba el control, agarrándose a la camiseta de Harry y sujetándolo todo lo cerca posible, antes de enredar sus piernas con las suyas, hambriento de contacto.
Harry sonrió con ternura al rubio que descansaba sobre su hombro, justo al principio de su cuello y alzó una mano, con cuidado de no despertar a su mimosín, para cogerle y acercárselo un poco más. A veces Draco decía las cosas más importantes sin abrir la boca.
-Harry, estoy cachondo.
Harry puso una mueca, a pesar de sus románticos pensamientos, al oír el susurro de Draco. Bueno, no había durado tanto.
-¿De verdad tienes algo de autocontrol?- preguntó y Draco, lentamente, negó con la cabeza. Presionó con sus labios el cuello de Harry, antes de moverse lentamente hacia arriba, besando trocitos de piel dulcemente.
-Estoy demasiado duro para ti ahora….- susurró contra su cuello, su voz ronca.- no puedo hacer esto, te necesito…
Harry acarició su cabeza con afecto, antes de besarle en la coronilla.
-Prueba a dormir un poco- dijo gentilmente.
-Dormir – bufó Draco, apartándose de Harry y volviendo a su asiento.- No puedo dormir. Estoy demasiado cachondo como para dormir.- replicó.
Harry observó la manta que caía sobre Draco cuando se había sentado y sobre él mismo. Sonrió divertido mientras una idea cruzaba su mente.
-¿No podemos tener un polvo rápido? – susurró Draco para que los de alrededor no les oyeran, mientras señalaba el servicio.
-No, ni de coña. – replicó Harry- Se hartaron de que siempre pasara eso, así que ahora monitorizan quién entra y quién sale. Te pillarían.
-Vale la pena- Draco cogió rápidamente la mano de Harry en un intento de arrastrarlo.
-¡No, significa no!- exclamó Harry, retirando su mano.- Abrirían la puerta y nos pedirían que saliésemos ¡y no quiero que todas y cada una de las personas presentes se enteren de lo que intentábamos hacer!
La mujer sentada delante de Harry se giró y los miró por el agujero de los asientos.
-¿Os importa?- dijo irritada, antes de volverse al libro que estaba leyendo.
Harry miró fríamente a Draco.
-¿Ves? Ahora, para. Además – añadió con una sonrisa acariciando la mano de Draco- He pensado en otra manera para ayudarte.
Draco levantó una ceja con cautela.
-¿Cómo?
Bajando la vista, Harry subió la manta que se había caído y agarró a Draco para que se sentara más cerca de él, cubriéndolos a los dos con la manta hasta los hombros.
Draco se removió.
-¿Pero qué demonios….?¡Ah!
Draco se tapó la boca con la mano y miró enseguida a la persona sentada detrás de ellos. El hombre estaba durmiendo, roncando suavemente y con auriculares puestos. Draco dejó escapar otro, especialmente silencioso, gemido de sus labios entre su mano. Harry le había desabrochado los pantalones y estaba agarrando su miembro por debajo de la manta.
Harry sonrió para sus adentros.
-Te quejas de que no he metido suficientes calzoncillos en la maleta… tú ni siquiera llevas.
-Harry – dijo Draco con voz ahogada, hundiéndose en su asiento para que la azafata del fondo no pudiese ver su expresión.
-Esto es lo mejor que puedo ofrecerte – dijo Harry juntándose más y susurrando en su oreja- Tómalo o déjalo.
Lamió el lóbulo de Draco lentamente mientras apretaba con delicadeza su miembro, pasando el pulgar por la cima. Draco temblaba en su sitio.
-¿Y si nos pillan?- consiguió articular el rubio.
-Creía que no te importaba- sonrió Harry mientras le besaba en un lado de la boca.
-Ugghh, sí, pero…- Draco no sabía exactamente por qué se estaba quejando cuando Harry frotó, experto, su mano cerrada arriba y abajo su Desesperado Miembro Falto De Sexo y no pudo evitar estampar un dulce beso en la boca del moreno.
Draco se encontró sujetando fuerte con la mano izquierda el apoyabrazos y con la derecha agarrando un trozo de la camisa de Harry, bajo la manta, mientras se hundía aún más en su asiento. Sus ojos cerrados temblorosos, desesperado por no gemir, no importaba cuánto lo deseara.
-¿Sabes lo que te voy a hacer después?- susurró con seducción Harry en su oreja. El miembro de Draco se agitó en respuesta- Te la voy a meter tan adentro, en la cama, que no vas a poder ni recordar tu nombre cuando empieces a gritar.
Draco saltó ante la imagen que le vino y no pudo reprimir un gemido que escapó de sus labios.
-Merlín…Harry….nngghh…
Harry movió su mano con más rapidez alrededor del miembro de Draco. La respiración de Draco cada vez se hacía más lenta, el momento de gloria a punto de llegar. Sólo un poco más, un poco más y se…
-Ejem.
Los ojos de Harry se abrieron de par en par, la mano se le quedó helada en su sitio y lentamente volvió a si asiento, apartándose de Draco, quien, con la cara roja, se centraba en observar el pecho de Harry, evitando a la azafata de su izquierda.
-Siento terriblemente interrumpirles, señores, pero las luces del cinturón de seguridad se han encendido. Por favor, asegúrense de que sus cinturones están perfectamente abrochados.
Harry tosió, avergonzado.
-Si, gracias.- dijo lentamente mirando a la azafata vestida con uniforme azul celeste. Una pequeña sonrisa en sus labios mientras la mujer se daba cuenta del intento por parte de Draco de ocultar su rostro rojo y captando la arruga de la manta que indicaba con toda seguridad que había una mano ahí debajo.
Se agachó un poco, susurrando.
-Debo advertirles que los carritos de la comida van a llegar dentro de un minuto.- dijo gentilmente, sonriendo, antes de incorporarse y volver a la parte delantera del avión.
Hubo una breve pausa en la que ninguno de los chicos dijo nada.
-Creo que nos acaban de pillar.- dijo Harry tranquilamente. Draco había enterrado su cara en el cuello de Harry y éste tuvo que apartar su mano de donde estaba, no fuese que alguien más que pasara por allí lo viera mientras susurraba cosas eróticas al oído de Draco.
-Estaba tan cerca…- dijo Draco miserablemente.- Tan cerca…- gimió.
-Intenta pensar en otra cosa – ofreció Harry en vano.
-Harry- replicó Draco sin ganas- Acabo de tener tu mano entre mis pantalones, rodeados de docenas de personas anónimas. Era mucho más que una situación erótica.
Draco notó su miembro erecto añorar la mano de Harry. ¿Qué iba a hacer ahora? No podía estar así durante las próximas quién sabe horas de ese vuelo.
-Bueno, no sé, piensa en…- Harry se estrujó el cerebro buscando la imagen más perturbadora que pudiese bajar a Draco su erección.- Piensa en…- y entonces le vino la imagen.- Piensa en unos niños pequeños llorando cuando Snape vestido de Santa Claus intenta darles los regalos.
Draco parpadeó rápidamente. Harry intentaba no reírse de su propia imagen mientras el rubio se sentaba recto y fijaba la vista en el asiento de enfrente. Respiró lentamente, parpadeó un poco más y luego se miró.
-¿Sabes? Ha funcionado.
Harry sonrió.
-Bueno, era una imagen realmente perturbadora. Simplemente piensa en ella durante todo el viaje que nos queda a Japón y lo conseguirás.
-Cansado. No puedo estar cansado. Necesito un polvo. Debo tener un polvo.Harry sonrió para sí mientras Draco le seguía cuando subieron las escaleras de la casa de Ron y Hermione. Draco había retrocedido a frases monosílabas que podían significar una o dos cosas: que estaba muy cansado o que estaba tan cachondo que no podía pensar bien.
Infortunadamente, como Draco no sabía nada de aeropuertos y Harry tampoco sabía mucho de ellos, habían estado esperando una hora entera su equipaje en la sala de recogida, solo para darse cuenta (cuando Harry fue a por una bebida) que habían estado esperando en la terminal incorrecta y sus cinco maletas llevaban dando vueltas solas por toda la sala y Draco había estado todo el tiempo en el taxi mirándole con los brazos cruzados y unos ojos fríos, alegando que la imagen de Snape haciendo a los niños llorar se estaba desvaneciendo y que habían desperdiciado todo ese tiempo esperando con su tiempo para follar.
El taxi se había perdido por el camino, aunque no era solo culpa del taxista, pues Harry solo tenía algunas vagas direcciones de dónde vivían sus amigos. Otra hora y media después y por fin encontraron el lugar. Pagaron el caro y largo viaje y se dirigieron a la casa, Draco cambiando de modo entre estar al borde del colapso o desgarrar las ropas de Harry allí mismo. El pobre rubio no había dormido mucho en el avión y de nuevo negaba haberse, prácticamente, enlazado a Harry una vez que se quedó dormido, advirtiéndole que no le llamara Mimosín de nuevo.
-Diré hola y nada más.- informó a su novio- Entonces no me importa en qué habitación te meta siempre y cuando no me molesten hasta mañana.
Harry sonrió y llamó al timbre.
-Sé bueno, Draco y yo lo seré contigo.
Así que, tres horas después.Ron y Hermione se sentaban en unas largas sillas rojas, charlando animadamente con Harry, que se encontraba sobre un sofá del mismo color, todos con sonrisas. Siete meses había sido mucho tiempo sin ver a sus mejores amigos y, a pesar del largo día que había tenido, seguía siendo igual de amable y simpático, feliz por fin de ver de nuevo a sus amigos.
Draco, en cambio, era el único que no tenía una sonrisa en la cara. Estaba sentado al lado de Harry, en el sofá, sus brazos cruzados, mirando peligrosamente a Ron desde hacia una hora y media. Ron ni siquiera se había dado cuenta, o simplemente no se había percatado de que Draco estaba allí. Habían tenido contacto visual al abrir la puerta, pero ninguna palabra entre ellos. Harry había dicho a Draco que fuese amable de nuevo, así que al final le dio un apretón de manos a Hermione, con su enorme estómago que mostraba que el bebé estaba al caer.
Draco estaba cansado. Draco estaba cachondo. Draco iba a matar al idiota pelirrojo de enfrente si no paraba de hablar acerca del equipo de Quidditch japonés y le dejaba arrastrar a Harry hasta su cama antes de que se le subiera encima y le exigiera sexo delante de todos ellos.
Y en el momento en que se dio cuenta de que “eso” cada vez le parecía una mejor idea, a pesar de toda su frustración sexual, Draco tuvo miedo.
-Venga Ron, es suficiente. – dijo Hermione de repente, subiendo una mano.- Estos dos han tenido un largo viaje hasta aquí y necesitan descansar algo. Tenemos diez días para hablar con ellos, así que hagámoslo alguno en el que no parezca que se van a desmayar.
Draco abrió los ojos como platos. Dios, la sangre sucia había hecho algo bueno por él por una vez.
Aunque debería haberlo dicho en cuanto entraron por la puerta.
Intercambiaron más abrazos y palmaditas en la espalda mientras Ron, que no quería quedarse al margen, enseñaba a Harry y Draco la habitación que iban a compartir. Hermione habría querido mostrársela ella para que hubiese menos tensión, pero debido a su estado, no podía subir las escaleras así que ordenó a Ron que dejara a Harry y Draco con su relación en paz.
Con una mueca, Ron les dio las buenas noches y Harry cerró la puerta, dejándoles a él y a Draco solos en la habitación, con una enorme cama de matrimonio a un lado.
-Así que- empezó Harry mirando hacia Draco, que aún estaba de pie, con la mirada fría y los brazos cruzados- estamos solos.- dijo dulcemente.
-Por fin- dijo Draco entre dientes, pero no hizo ningún movimiento hacia Harry.
Harry le observó durante un momento.
-¿Estás cansado, corazoncito?
-No juegues conmigo, Potter. Si, estoy jodidamente cansado pero otras partes de mi cuerpo me dicen lo contrario.
Harry sonrió quedamente.
-La imagen de Snape se ha evaporado, ¿eh?
-Se evaporó hace horas.- dijo Draco andando hacia él, su ceño fruncido en señal de enfado- llevo esperando saltar sobre ti desde que hemos llegado aquí y la tentación casi termina conmigo.
-¿En serio?- Harry sonrió, mientras andaba también hacia él y le pasaba una mano por la espalda, obligando a Draco a juntarse con él en la mitad, sus durezas, evidentes.- Entonces, ¿qué haces aún ahí parado?- susurró a los labios de Draco. Y la respuesta que recibió del rubio fue un Slytherin atacando sus ropas con furia, tirando la camiseta de Harry antes de cogerle por la nuca y besarle.
Las lenguas se buscaron dentro de las bocas. La fuerza del beso de Draco sobrepasaba todos los anteriores en un día.-Será mejor que me lo hagas – dijo el rubio roncamente por entre los labios de Harry mientras el moreno le despojaba de su propia camisa, hundiéndose en su pecho y succionando su clavícula. Draco arqueó la espalda.
-Aahhh…- gimió Draco mientras Harry bajaba más, cogiendo el culo de Draco con fuerza mientras lamía un pezón, chupándolo fuerte.- Oh, te deso…- gimió. Harry apretó más la mano que sujetaba su culo.
Se quitaron rápidamente todo lo que aún llevaban puesto y Draco, con lo desesperado que estaba, ya estaba sobre sus rodillas y sus manos, encima de la cama, levantando el culo en el aire antes de que Harry pudiese decir nada.
-Harry…- gimió Draco roncamente, contoneando su culo con seducción – Mi cuerpo lleva esperándote todo el día, no me hagas esperar más…
Harry observó momentáneamente hipnotizado por la perfecta vista de ese culo moviéndose de un lado a otro, antes de sacudir la cabeza y arrodillarse tras él, pasando una mano por una pálida y perfecta nalga. Draco gimió ante el contacto. Harry posaba un suave beso en la otra nalga, cuando una maligna idea cruzó por su mente, y sonrió a la piel pálida que tenía delante.
-¿Sabes?- dijo Harry apartándose- Has sido un chico muy malo en ese avión.
-¿Qué?- dijo Draco, impaciente, mirando por encima de su hombro.
-No tienes el más mínimo control sobre ese pequeño monstruo sexual que hay dentro de ti, ¿verdad?- siguió Harry, sonriendo mientras dibujaba un 8 en una de las nalgas con su dedo. Draco se movió hacia él, indicándole que parara con la charla y empezara de una vez a follarle.
-Harry, por Merlín, vamos.- suplicó Draco, incapaz de estar así por más tiempo. Y con ayuda de Harry o no (aunque preferiblemente con ella) se iba a correr esa noche de una u otra forma y alargó una mano hacia su polla, buscando desesperado lo que llevaba todo el día esperando.
-Ah, no.- dijo Harry, cogiendo rápidamente la mano de Draco y apartándola de ahí. Draco farfulló molesto antes de caer súbitamente en la cama, cuando Harry cogió su otra mano y murmuró un hechizo con la varita. Draco se encontró de repente atado al cabecero de metal de la cama.
El rubio se quejó de nuevo.
-¡Harry, no es momento de tus fantasías sexuales!¡Sólo quiero sexo duro!
Harry sonrió a su desesperado y pequeño Slytherin, palmeándole en la mano, antes de robarle un beso rápido, succionando el labio inferior de Draco.
-Oh, no te preocupes, amor, tendrás Sexo Duro, puedes estar seguro.- enfatizó lentamente mientras las palabras se enterraban en la mente de Draco y llegaban a su miembro.- pero primero vas a tener que aprender un poco de autocontrol- se acercó a él y le lamió los labios, lentamente, antes de bajar y posicionarse entre sus muslos abiertos.
-¿Q..qué vas a hacer?- preguntó Draco casi sin respiración, tratando de ver por encima de su hombro, pero sin conseguirlo, debido a sus manos atadas enfrente de él. Su miembro erecto se balanceaba entre sus piernas.
-Sólo algo que no habíamos practicado antes – respondió Harry.
¡PAF!
-¡Ah! Los labios de Draco chillaron involuntariamente cuando Harry le pegó. Su miembro se apretaba contra la tela de la cama – ¡Tú…!- empezó Draco con la nalga enrojecida - ¡Me has pegado!- exclamó.
¡PAF!
-Auu…- Draco cerró sus ojos, completamente fascinado por lo eróticamente fantástico que se sentía.
¡PAF!
-¿Te gusta?- preguntó Harry, acariciando gentilmente la zona enrojecida, antes de pegarle de nuevo.
-Ohhh síii….- ssiseó Draco, ofreciendo aún más sus caderas- Hazlo otra vez.
¡PAF!
-¡Ah!
¡PAF!¡PAF!¡PAF!
-Nnngh…ah…ah, ¡¡joder, Harry!!- chilló Draco, enterrando su cabeza en la almohada y mordiendo la cama con los dientes. Su miembro ardía contra la sábana.
Harry se dio cuenta de que Draco trataba de obtener la máxima fricción posible, así que con una mano lo levantó para ponerlo de rodillas, con el culo en el aire, como al principio. Draco tuvo que arrodillarse, abriendo las piernas automáticamente.
Harry sonrió ante la obediencia de Draco y se tumbó tras él, besando cada zona de piel enrojecida de su culo, sintiendo el calor en sus labios.
-Eres un pervertido, Draco.
-Aahh, Harry…- gimió Draco desesperado- Por favor…
-¿Qué quieres que haga?- preguntó con una sonrisa- ¿Quieres que haga esto?
Antes de que Draco pudiese preguntar el qué, sintió la lengua caliente del moreno, delinear el contorno de su nalga, dejando un frío reguero húmedo sobre el calor de la piel, antes de introducirse en su estrecho agujero. Las caderas de Draco temblaron, al igual que sus manos atadas al metal mientras lo hacía.
-¡Oh, joder!¡Joder, sí!- susurró Draco, sus ojos cerrados y mordiéndose los labios mientras Harry jugaba con su lengua mágica en su interior.- Oh, por favor….fóllalo, por favor…
¡PAF!
-Juras mucho durante el sexo, ¿verdad?- Harry sonrió contra la piel, ganándose un gruñido por parte de Draco al haber cesado de mover su lengua. Harry comenzó de nuevo a lamer la entrada para después introducirse más profundamente, mientras Draco gemía frente a él.
-No creo que….jamás haya estado…tan desesperado…como ahora…- gimió Draco, tratando, ansioso, de acercarse más a la boca de Harry mientras éste le follaba con la lengua.
Harry sonrió y salió de él, ordenando al tubo de aceite que había dentro de su bolsa que saliera afuera al instante. La cremallera de la bolsa se abrió y el familiar bote salió flotando. Después de abrir la tapa, Harry puso un poco del contenido en sus dedos.
-Quieres que te folle, ¿verdad? – susurró afónico, antes de meter dos dedos dentro del culo de Draco. El rubio asintió con franqueza sobre la almohada, agarrándose al cabecero de metal.
-Quieres mi polla dura dentro de tu culo…- continuó Harry, abriendo los dedos dolorosamente dentro del rubio, quien gemía y se retorcía en la cama. Ya estaba perfectamente preparado, pero era aquí donde Draco aprendería a tener paciencia.
-Quieres que meta mi polla dentro de ti, hundiéndola en esa dulce cueva una y otra y otra vez…- dijo Harry lentamente y alargando las vocales, escarbando dicha cueva con sus dedos . Draco tiró de la cabecera y dejó escapar un largo gemido. Harry, paulatinamente añadió un tercer dedo, moviéndolo dentro de esa gruta de placer de nuevo y sacándolos y metiéndolos una y otra vez y otra…
-Aaahhh, joder…
¡PAF!
-¡JODER! Aaahh….uhmmmm….mmmhh…- Draco ya no podía formular palabras, su cabeza tan enterrada en la almohada que seguramente ni podría respirar bien. Su miembro estaba tan erecto que la punta le tocaba el estómago y Harry ni siquiera lo había tocado aún.
-Quieres que te folle con fuerza hasta que te corras chillando tan fuerte…
¡PAF!
-Ahhhhh…..oh, por Merlín. ¡Si no me la metes ya, te juro que no volveré a hablarte nunca!
De alguna forma, toda esa frase salió de sus labios de un modo inteligible y Draco se mordió tan fuerte los labios que empezaron a sangrar. ¡Estaba tan caliente que iba a explotar! ¡De todas las veces que Harry le había podido hacer aquello, había escogido la que llevaban sin sexo en todo el día!Harry le sonrió con amor, sacando sus dedos a pesar de los gemidos de protesta de Draco y se tumbó junto a él, girándole la cabeza para besarle. Draco le lamió con hambre y lujuria, los gemidos escapando de sus labios.
Nunca le había necesitado tanto.
Nunca se había puesto tan cachondo.
-Fóllame, Harry.- susurró con dureza contra sus labios- Métemela tan fuerte que me olvide de mi nombre cuando me corra para ti, como tú dijiste.
Era extraño, pero estando tan ocupado en mantener caliente e impaciente a Draco, que Harry se había olvidado de sí mismo. Pero esas últimas palabras de Draco en su cerebro le recordaron que estaba tan caliente que probablemente se correría en cualquier minuto. Tragó saliva al contemplar la hermosa vista a su lado, su polla se erguía en anticipación a lo que sabía que debía hacer.
-Pero, por favor, quítame esto- suplicó Draco, golpeando las ataduras- Quiero abrazarte, no he podido abrazarte durante todo el día.
Ante la dulzura de la súplica, el lado masoquista de Harry se esfumó, y para ser francos, él también quería tener a Draco en sus brazos. Le había echado mucho de menos ese día. Con una finta de la varita, las ataduras desaparecieron e inmediatamente el rubio se volvió, sujetando a Harry y forzando su lengua a entrar en su garganta, rodeando su cuello con sus brazos y presionando todo su cuerpo contra él, sus miembros frotándose mutuamente.
Draco se apartó de Harry, demasiado desesperado por sentirle dentro de él, para seguir besándolo. Y se tumbó de espaldas, abiertas su piernas y hundiéndose más en la cama para posar sus caderas sobre las rodillas de Harry. El moreno untó rápidamente más lubricante en su palpitante polla, antes de robarle otro profundo beso. Pasó sus brazos bajo las caderas de Draco y le alzó con fuerza, colocando sus rodillas sobre sus hombros.
-Te quiero- susurró Harry. Draco estaba completamente perdido en la lujuria cuando sintió la cabeza de la polla de Harry entrar en él, antes de que Harry le penetrara por completo de una embestida.
-¡AAAHH!- Draco arqueó la cabeza y dejó escapar el gemido más hermoso que Harry había oído en todo el día.- ¡H-Harry!- gimió y Harry inmediatamente se movió dentro de él, saliendo y entrando de nuevo. Una y otra vez.
No hubo lentos movimientos, el calor era demasiado intenso para que ninguno de los dos pudiera ser lento y en vez de eso, Harry entraba y salía una y otra vez, hiriendo ese dulce pozo dentro de él. Draco era totalmente incoherente mientras movía su cabeza de un lado a otro, sus caderas en el aire, el cabecero chirriaba una y otra vez contra la pared, detrás de él.
Ininteligibles sonidos salían de la boca de Draco, mientras Harry le follaba tan fuerte, tan rápido. La fricción y el calor les volvía locos, la ausencia de sexo en todo el día estaba a punto de explotar literalmente en un punto.
-Oh, Draco… eres tan…nnngh…- gimió Harry, observando su polla salir y entrar de ese agujero húmedo, hincando su amor con toda plenitud. Draco lucía absolutamente orgásmico, con sus mejillas rojas, su boca abierta y los pequeños y estrangulados gemidos que salían de su boca.
-H-Harry, yo…oh, ¡joder!- gimió mientras se arqueaba y el líquido chorreaba por sus piernas.
-¿Te corres para mí?- preguntó Harry.
-Nnnghh…- Draco asintió urgentemente, cogiendo desesperadamente las sábanas.
-¿Te vas a correr con fuerza por mí, amor?
Draco saltó desesperado ante esas palabras, pero Harry aún no había terminado sus lecciones de autocontrol. Podía ver el orgasmo de Draco si se la metía con fuerza, así que se coló entre los dos y agarró la base de la polla de Draco, apretando lo suficiente para parar esa explosión incontrolable de placer.
-¡QUÉ DEMONIOS ESTÁS HACIENDO!- chilló Draco, mirándole por un momento, antes de notar que la falta del pene de Harry dentro de él era demasiado insoportable y su cabeza cayó sobre la almohada, gimiendo desconsoladamente.- ¡Oh, Merlín, déjame correrme!¡Por favor, Harry!
Ver a Draco suplicándole que le dejara le hizo sentir un espasmo de electricidad justo en la polla y tuvo que recurrir a todo su autocontrol para no correrse allí mismo.
-¿Quieres esto?- preguntó Harry casi sin aliento. Lentamente la metió de nuevo y la volvió a sacar, fuerte y profundamente, rompiendo esa cueva otra vez mientras que un nuevo gemido de placer salía de la garganta de Draco, respondiendo a su pregunta.- ¿Qué harás por mí si te dejo correrte?
La mirada de puro éxtasis en la cara de Draco era algo de lo que Harry nunca se cansaría.
-Oh, Harry, haré todo lo que me pidas, sólo déjame correrme, por favor…- suplicó Draco, su pelo chocando contra su nuca con dulzura.
-Te tomo la palabra- sonrió Harry dejándose caer y lamiéndose los labios. Draco enterró sus manos en su pelo besándolo con amor. Harry entró en él una vez más, soltando el pene de Draco y empezando a frotarlo vigorosamente con toda su fuerza. La voz de Draco pareció subir un tono.
-¡H-h-h- Draco enterró las manos en su propio cabello, con una mirada de completo placer en su rostro-¡…ooohhh JODER HARRY!- y con un grito se corrió como nunca antes en su vida, arqueándose mucho en la cama, con las manos aún tras la cabeza, empujándose a sí mismo contra Harry, buscando todo lo que él quisiera darle.
Esa imagen era todo lo que Harry necesitaba. Mientras notaba esa punzada familiar en el estómago y al mismo tiempo que el orgasmo de Draco corría por entre su miembro y lo apretaba fuertemente, Harry entrecerró los ojos y se corrió con un gran gemido, dejando salir su orgasmo a la vez que Draco se colapsaba en la cama, a su lado.
Saliendo y tumbándose encima de él Harry depositó un dulce beso en la comisura de los labios de Draco, ambos intentando recuperar el aire, antes de dejar caer su cabeza sobre el pecho del rubio y murmurando un hechizo de limpieza para los dos.
-Te..e…odio- susurró Draco despacio, antes de enlazar sus piernas alrededor de Harry y sus brazos en su cuello, soplando su pelo- Pero te amo demasiado.
Harry sonrió tiernamente contra la piel de Draco, moviendo la cabeza y encontrando los labios del rubio para depositar pequeños besos mientras sus respiraciones se volvían normales. De vez en cuando, Harry rodaba hacia un lado de la cama y Draco, inmediatamente se agarraba a él, mimoso y volvía a estar junto a él, pasando una mano sobre su pecho y descansando su cabeza sobre el cuello de Harry, tocando su mandíbula con la nariz.
-Odio cuando me hablas así- dijo Draco gentilmente. Sus ojos estaban cerrados, sus piernas rodeaban a Harry.
-¿Cómo cuándo?- preguntó Harry, también demasiado cansado para abrir los ojos.
-Cuando dices todas esas cosas mientras me haces el amor. Me vuelve loco.
Harry se rió quedamente.
-Lo sé.
-¡Y no puedo creer que me azotaras!
Harry volvió a reírse.
-Lo sé.
-No puedo creer que me hayas hecho todo eso, no vuelvas a torturarme así nunca más.- ordenó Draco arrimándose más a él y jugando con su pelo entre sus dedos.
Finalmente Harry abrió los ojos y le sonrió.
-No te oí quejarte.
-He estado quejándome todo el rato, por si no lo habías notado.
-Oh, ¿en serio?- preguntó con mimo Harry- Bueno lo que sí recuerdo perfectamente es que me prometiste que harías cualquier cosa por mí si seguía follándote. ¿Verdad?
Vio cómo el color escarlata subía lentamente por las orejas de Draco y su amante intentaba esconder la cara en su nuca.
-Da igual.- llegó la tímida respuesta.
Harry cogió el brazo de Draco que tenía sobre los hombros, acercándolo y besando su antebrazo.
-¿No tienes curiosidad sobre lo que te voy a pedir?
Una pausa.
-No mucha.- dijo la tímida voz- No creí que algo pudiera sorprenderme, pero me has pegado y eso prueba que me equivoqué.
Harry sonrió con pereza contra su cabeza.
-No es nada malo. Simplemente quiero que admitas algo.
Lentamente, Draco alzó la cabeza.
-¿Admitir algo?
-Sí, solo eso.- Harry sonrió, pero de alguna forma, Draco no creyó en esa sonrisa y levantó una ceja.
-¿Ah, sí?- dijo mosqueado.- ¿Y qué podría ser?
Harry intentó no reírse ante la expresión de suspicacia de Draco.
-Quiero que admitas que eres un mimoso.
Los ojos de Draco se abrieron de par en par y se puso rojo. Se desembarazó de Harry y se sentó en la cama.
-¡De ninguna manera! ¡Te he dicho que no soy un mimoso!
-Oh, sí que lo eres.- sonrió Harry- Has estado todo el rato achuchándome y jugando con mi pelo, lo haces todo el tiempo.- Harry puso las manos en los hombros del rubio mientras él torcía la cara con un “Mmpf” y el flequillo al aire.
-Yo no he hecho eso.
-Si lo hiciste.
-No lo hice
-Eres un mimoso
-¡No lo soy!
-Admítelo y te azoto de nuevo.
Draco le miró fríamente.
-¿Y cómo se supone que eso me va a hacer admitir algo cuando no me gusta?
Harry se rió para sus adentros.
-Me has estado pidiendo que lo hiciese de nuevo y ¿tengo que explicarte que estabas gimiendo y suplicándome que te lo hiciera mientras te follaba de nuevo?
Draco abrió la boca para responder, pero la cerró de nuevo cuando no supo qué responder, ignorando el rubor de sus mejillas. Viendo esa pausa y la confusa reacción, Harry sonrió y lo cogió por la cintura, bajando la mano por la cama hasta llegar cerca de su culo. Se acercó a él y susurró contra los labios de Draco.
-Si no admites que eres un mimoso, entonces, te prometo que no volveré a azotarte nunca más. Pero si lo admites, entonces te azotaré siempre que me lo pidas.
Lamió sus labios suavemente, observando cómo Draco tragaba nervioso, sus ojos grises seguían el movimiento de la lengua de Harry.
-Tú…- dijo Draco sin respiración, hipnotizado por esos ojos esmeralda, sintiendo cómo el moreno estrujaba su nalga en un recuerdo gentil de lo que podía hacerle de nuevo y Draco descubrió que no tenía aire. Contuvo el aliento ante esa mirada penetrante y el cosquilleo que le provocaba el dedo de Harry en sus nalgas. Miró hacia otro lado, aún ruborizado y murmuró muy muy rápido algunas palabras. Harry sabía lo que había querido decir, pero eso no le bastaba.
-Vamos, Draco, un poco más alto y entonces me lo pensaré.- sonrió. Lo disfrutaba.
-¡Vale!- cortó Draco enfadado. Se giró hacia él.- ¡Lo admito! ¡Soy un mimoso! ¡Me encanta abrazarte porque eres calentito y abrazable. ¿Contento?
Harry sonrió, recordando los adjetivos de calentito y abrazable para torturarle con ello otro día y le apartó un mechón de pelo de los ojos con cariño, deteniéndose en sus pestañas y dejando que sus dedos resbalaran hacia el pecho del rubio.
-No era tan difícil, ¿verdad?- dijo Harry dulcemente – Y ahora te azotaré de nuevo siempre que me lo pidas.- sonrió.
-Si, bueno, esta no te la perdono.- Draco, con mirada fría, empujó el pecho de Harry para que ambos cayesen en la cama de nuevo, rodeándole con sus brazos y Harry haciendo lo mismo. Sus cuerpos apretados y cálidos.
-¿Y cómo piensas hacerme pagar por ello?- preguntó Harry, alborotando su peinado.
-La próxima vez yo estaré arriba.
Los ojos de Harry se abrieron de par en par, una pequeña sonrisa asustada apareció en su cara.
-¿Qué?- se rió nervioso- Draco, tú no has estado arriba en tu vida.
-Y quiero que lleves falda.
Harry se lo quedó mirando, antes de que una nueva sonrisa apareciera en su cara.
-Me das una reprimenda porque te azoto y ahora me encuentro con que tienes una vena fetichista.
-Bueno, no sé nada acerca del fetichismo – dijo la voz dulce que venía de su cuello- Pero nunca te he visto con falda, ¿verdad?
Parecía que Harry había perdido la facultad de hablar, no importaba lo mucho que lo intentara. Al final se decidió por la risa y le abrazó de nuevo.
-Si, bueno, ya veremos.
-Me has tenido sin sexo todo el día y después me has torturado sin dejarme correrme. Así que si te pido un pequeño favor a cambio, es más que aceptable, ¿no crees?- Draco expuso las condiciones como si estuviera cerrando un trato de negocios.
Harry gimió.
-Lo que sea- sonrió acercándole más y cerrando los ojos.
Se quedaron así un buen rato. Su largo día y el cansancio de su gran noche de sexo de repente hacían mella en la resistencia de los dos al mismo tiempo. El aire a su alrededor era frío, la habitación estaba silenciosa y la confortable proximidad del calor de los cuerpos que se aman.
-Mimoso – dijo Harry con una sonrisilla.
-¡Cállate!
Fin
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N. de la A: bueno, a ver qué tenemos. Frustración sexual, frotamientos públicos, pajas, lenguaje obsceno, y, por supuesto, sexo. Todo tipo de cosas gays. Si algo de esto no te gusta, por favor no te molestes en decírmelo porque ya te he avisado.
N. de la traductora: mi agradecimiento a Snape White y a Wido por ayudarme en algunos fragmentos de la traducción.