Traducido
por Sango Evans - Beta: Ronna
9 de enero de 1999
Profesor
Señor Snape Severus,
Dicen que
todo gran viaje comienza con un pequeño paso. Esta carta es mi
pequeño paso. Estoy ofreciéndote una posibilidad de amistad.
Algo que debería haber hecho hace años. Sí, supongo
que, visto así, soy un cobarde.
No me fue
fácil encontrarte. Ivanovo, con los muggles. Debo aplaudir tu
ingenio. Rusia fue el último lugar en el que se ocurrió
buscarte. Demasiado frío. Apostaría mi Capa Invisible
a que estás bebiendo como un cosaco y odiando cada minuto. Aunque
a decir verdad, yo soportaría la congelación a cambio
de conservar la cordura. Odio y envidio tus elecciones a partes iguales.
Severus,
me gustaría que empezáramos de nuevo. Seguro que estás
apretando los dientes al leer tu nombre de pila en tinta negra. Se
te ha puesto el culo prieto la segunda vez. ¿verdad que sí?
Sé que nunca tuve el privilegio de llamarte por tu nombre de
pila, ¿pero no me he ganado ese derecho?
Imagino que
soy un egoísta al querer hacer borrón y cuenta nueva en
nuestra pizarra de dolor, odio y todas las mentiras, pero eso es lo
bueno de las pizarras, ¿sabes? No hay límite a las veces
que puedes borrar y volver a empezar.
Siempre nos
hemos encontrado en el medio, y el Limbo es un lugar terrible en el
que estar, sin la esperanza de conocer el Cielo o el Infierno. Ambos
corremos. Incluso aunque no nos movamos. Sé que te cuesta horrores
admitir esto, pero necesitas proximidad. Necesitamos proximidad.
¿Has
podido llegar hasta aquí sin escupir fuego por la boca? Y, si
lo has hecho, ¿quizá te gustaría seguir un poco
más?
Por favor,
queda conmigo. Sé cuánto agradeces un terreno neutral.
¿Ajedrez mágico y una botella de vodka? El ganador decide
el destino del otro.
Contéstame,
grasiento hijo de puta,
Harry
P.D.: Te
adjunto una caja de bombones con el mejor chocolate de Bélgica.
Mi bandera blanca.
P.D.2: Puede
que haya birlado unos cuantos caramelos y turrones.
P.D.3: Er,
puede que haya algún que otro agujero en la caja.
P.D.4: ¿Te
gustan los pasteles de frutas con nata?
23
de enero de 1999
Inepto
Antiguo Alumno Mocoso El Niño que se Inmiscuye en Potter,
Tu talento
para irritarme es únicamente comparable a tu capacidad para hacer
el ridículo mediante el derroche de valiosos ingredientes con
una poción. Diría que me sorprende que te hayas atrevido
a contactar conmigo pero, tristemente, no es así. De hecho, esperaba
que vinieras maullando a agarrarte a mis tobillos como cualquier viejo
y sucio muggle asqueroso pidiendo limosna.
¿Amistad?,
¿empezar de nuevo? Si no fueras el hijo de tu madre, te mandaría
esta carta a modo de Howler. Teniendo en cuenta como están las
cosas, sin embargo, no elegiré desobedecer lo que habrían
sido los deseos de alguien a quien ambos tenemos en alta estima: te
escucho. Y te conviene argumentar a tu causa con mucha más fluidez
de lo que lo has hecho hasta el momento.
No estoy
atrapado en medio; como verás, estoy exactamente donde he elegido
estar, y me encuentro bastante satisfecho con mi situación. Aquí
tengo algo de lo que hace mucho tiempo no tenía el privilegio
de disfrutar: paz. Y ahora vienes tú, metiéndote en mi
vida con una caja de bombones ya abierta, bramando detrás de
mí como una vaca tras su ternero perdido. Imagino que debo dar
las gracias por haber tenido algo de tranquilidad mientras pude. Oh,
bueno.
Te atreves
a utilizar mi nombre de pila. Sí, me provoca una úlcera
de estómago verlo en eso que tú llamas escritura cuando
en realidad son unos meros garabatos, pero supongo que debo tolerarlo.
Me irrita más aún que me llames Señor o Profesor,
y apodarme por mi apellido es bastante rebuscado. Se te concede el permiso
de mala gana y a posteriori, tras tu impertinente forma de dirigirte
a mí.
¿Quedar
contigo? Lo consideraré. Cuando me des un argumento detallado
sobre por qué debería dejarte entrometerte más
en mi auto impuesto y bienhallado exilio. Comprobemos si la pluma es
realmente más poderosa que la varita.
~=§=~
P.D.: Hallarás
adjunta una piruleta húngara con sabor a sangre como respuesta
a tus bombones.
P.D.2: La
he desenvuelto para asegurarme de que no se hubiera roto el palo.
P.D.3: También
la he chupado unas dos o tres veces, sólo para comprobar que
era de verdad.
P.D.4: Es
un buen sustituto a los sellos de lacre, ¿verdad?
24 de enero de 1999
Severus.
Oh, eres
bueno. La piruleta de sangre ha sido una idea genial. Más desagradable
que un pedo maloliente y más asquerosa que cualquier moco producido
por ese trompón que tienes por nariz. Me alegra ver que sigues
en forma, viejo. El típico descaro que esperarías
de un mocoso como yo que trata de enervarte, ¿no? O, quizá,
me las he arreglado para arrancarte una sonrisa o hacerte fruncir esos
finos labios tuyos. Ah, qué gusto ser un borrón de
tinta en este pergamino. Difícil de distinguir, ¿verdad?
¿Qué tal si lo convertimos en un juego?
Así
pues, ¿cuánto tiempo ha sido, Severus? ¿Cuánto
ha pasado desde la última vez que tus arrugas fueron por la risa
y olvidaste todas tus preocupaciones, y tu furia? ¿Empezaron
y acabaron con mi madre, o ese juego se desperdició con el mocoso
entrometido? Podrías intentar sonreír, ¿sabes?
Un espejo no te devuelve la sonrisa.
¿Ni
siquiera te provoca la más mínima curiosidad cómo
te encontré? ¿No? Bueno, te lo voy a decir de todas formas.
Le regalaste a mi madre un guardapelo con un mechón tuyo en su
interior. Le dijiste que así siempre podría encontrarte.
Que la magia de tu regalo nunca se desvanecería.
Queda conmigo.
Queda conmigo, y te derrotaré en siete seis cinco cuatro
movimientos.
Harry
P.D.: Puede
que haya necesitado uno o dos tragos de vodka para reunir el coraje
para responderte.
P.D.2: Esta
mierda es fuerte. Seguramente corroería el oro de una snitch.
P.D.3: De
acuerdo, han sido más bien unas cuantas copas.
P.D.4: Un
poco de humor ruso en tu honor: un ruso, un muggle y un animago entran
en un mítin de Mortífagos…
P.D.5: Mierda,
se me ha olvidado el chiste. Es el vodka.
7 de febrero de 1999
Potter,
Ciertamente,
debió de empezar y terminar con tu madre, porque sin ella, nada
de esto habría tenido ni principio ni final. Para ninguno de
los dos.
Debo decir
que me encuentro algo aturdido ante tu osadía de utilizar el
guardapelo que le di a tu madre hace tantos años, pero no me
sorprende del todo. A ti te dan la mano y coges el brazo, ¿no
es cierto? Ver cómo me echan en cara mis propias palabras de
afecto a la única mujer que he amado, en cambio… es el
colmo. Te acabas de superar a ti mismo en mal gusto.
Tanto mi
risa como mi sonrisa son asuntos privados. No verás mi júbilo
o mi buen humor porque, ni ahora ni nunca, te has ganado ese privilegio.
A decir verdad, ni siquiera te has ganado el privilegio de comunicarte
conmigo en absoluto. Considera el que me haya dignado a responderte
como un acto de insensata magnanimidad.
Oh, y un
juego de cuatro movimientos es de estúpidos, Potter. Yo no soy
estúpido. Si osas contestarme, o aparecer delante de mí,
tendrás las de perder –primero al ajedrez, después
intelectualmente.
P.D.: Sólo
un completo filisteo se bebería a tragos un valioso vodka ruso.
Además, el buen vodka ha de saborearse diez segundos antes de
ser tragado.
P.D.2: Filisteo
se escribe con “f” y no con “c”.
P.D.3: Eres
la persona más malhablada que conozco. Si fuera una de tus prostitutas,
lo encontraría adorable.
P.D.4: La
presentación de tu carta deja mucho que desear. Si fueras una
lechuza, te desplumarían y luego te despedirían. Mantente
alejado del vodka.
P.D.5: Consíguete
tu propio juego. No quiero que pongas las manos encima de mis piezas.
8 de febrero de 1999
Severus,
Sólo
tú convertirías la correspondencia en una clase. Siempre
son todo lecciones, contigo. O un rapapolvo. O una paliza. Y hablando
de palizas, ¿quién dice que eres mejor jugador que yo?
Difícilmente podría calificarse de victoria a un juego
contra los Carrow. Según me cuentan, Alecto creía que
un peón era un crustáceo pequeño(1).
Neville se encargaba del espionaje en séptimo curso.
Aunque tengo
que preguntarme por qué el hombre que insiste en que es el mejor
ajedrecista siempre perdía contra mi madre. No es la clase de
actitud que ella consideraría caballerosa, más bien algo
estúpida. Sé que nunca te dejó superarla en Pociones
sin pelear. De todos modos, estoy seguro de que mis motivaciones te
confunden tanto como a mí las tuyas.
Sonreír
y reír no deberían ser asuntos privados para nadie. La
felicidad está para compartirla. Podría decirse que el
sol sigue brillando tras las nubes, pero que no deja notar su calor.
O algo así. Lo leí en un horóscopo una vez, y tenía
sentido. Quiero decir, en serio, ¿qué te costaría
sonreír, Severus? ¿O dejarte ver borracho? Si todo
lo que tengo que hacer es ser derrotado en una partida de ajedrez…
Espérame
en unos pocos días.
Harry.
P.D.: Vodka
bueno, vodka barato. Lo que el paladar conoce, que la borrachera lo
destroce.
P.D.2: Supongo
que no reconocería un buen vodka ni aunque me trepara por la
pierna y me mordiera en el culo, ¿no?
P.D.3: Sé
lo que es “filisteo” y cómo demonios se escribe,
hijo de puta. Qué considerado por tu parte tratar de ahorrarme
pasar incontables páginas del diccionario para encontrarlo.
P.D.4: Te
he llamado hijo de puta estando completamente sobrio, para que lo sepas.
P.D.5: Eso
ha sonado un poco chungo.
22
de febrero de 1999
Potter,
Si tienes
alguna objeción en contra de las clases, tal vez no deberías
ir por ahí escribiendo a nadie con el título de “profesor”
ante el nombre. Y si tú no fueras un crío arrogante, yo
no tendría que seguir instruyéndote, ¿verdad?
El aburrimiento
y sus demandas constantes de revancha fueron lo que me hizo seguir jugando
contra los Carrow. Y mira tú por dónde, sé que
en tu grupito era Weasley el ajedrecista. No intentaré que suene
más como un desafío de lo que tú has entendido
ya. De hecho, sí que espero verte algún día, temblando
y lastimoso, en la puerta de mi casa.
Tu madre
me ganaba al ajedrez porque era la mejor. Así de simple. Al contrario
que tú, cuando yo afirmo algo es porque estoy seguro de ello,
no porque sea arrogante.
P.D.: No
beberemos vodka cuando vengas. Mi libación predilecta es la absenta.
P.D.2: El
buen vodka no es lo único que no reconocerías aunque trepara
por tu pierna y te mordiera el trasero. Una lista completa sería
exceder los límites de esta carta… y de una colección
de enciclopedias.
P.D.3: ¿Entonces
por qué lo escribiste mal en una de las redacciones que entregaste
a la profesora McGonagall?
P.D.4: Me
importa una mierda tu actual estado de embriaguez o ausencia de ella,
y ciertamente me has llamado cosas mucho peores que hijo de puta.
P.D.5: Toda
esta serie de correspondencia es “chunga”, y ello no es
debido a mi implicación en ella.
23
de febrero de 1999
Severus,
Podrías
haber dejado que me tirara en ese maldito sofá. ¿O habría
sido una imposición? Espera. No me respondas. Todo es una imposición
para ti. Aún así, podrías haberme
dejado en casa, sano y salvo. La Aparición es una operación
un poco chunga cuando estás borracho. Pero claro, probablemente
te habría otorgado un gran regocijo leer sobre la trágica
mutilación del Chico que Vivió. Ahora estás sonriendo
sarcásticamente, ¿verdad? Gilipollas predecible.
Aunque viviera
para llegar a ser tan viejo joven como Dumbledore, nunca habría
entendido tu amor por la absenta. Un tema desagradable, sí. Ah,
claro que lo sé, después del vodka no se toma absenta,
porque son algo así como el día y la noche. Pero era un
mal necesario. Dímelo sinceramente, ¿esa maldita hada
que conjuraste fue a causa de tu magia o mi imaginación? Me retorció
la nariz y me dio un puñetazo. No importa. No tengo intención
de profundizar en la maldad de la Fée Verte(2)
de nuevo.
Sí,
me venciste al ajedrez. Dejemos las cosas tal y como están, ¿vale?
Creo que entiendo por qué eres tan bueno en los juegos de estrategia.
Me parece que el ajedrez representa perfectamente tu vida. Siempre eliges
las negras porque las blancas mueven primero, y a ti te gusta analizar
antes a tu oponente. Jugaste bien con el Caballo, defendiendo a la Torre,
el único hogar que tú conoces. Peleaste duro para proteger
a mi madre tu Reina, que aunque no viva en cuerpo, sí
lo hace en espíritu y memoria. Por proteger a tu Rey eres capaz
de mover cielo y tierra, como ese santo con delirios de grandeza. Y,
como todos los caballeros, te escudas con gracia. Eso cuando no estás
metiéndome la lanza por el culo.
Te he adjuntado
mi cepillo de dientes. Eso significa que te haré otra visita.
Y me emborracharé de nuevo. Y me quedaré a pasar la noche.
P.D.: No
limpies el baño con él.
P.D.2: Sí,
supongo que estoy siendo un poco atrevido.
P.D.3:
Ni guarra de lo que esto significa, pero Sirius me dijo una vez que
cualquier cosa que tapara algo de tu cara era un progreso. Personalmente,
odio tu barba.
P.D.4: La
absenta no hace tu expresión más afable.
P.D.5: Mi
estómago no ha vuelto a ser el mismo desde que me tomé
esa sopa, la borscht(3). La próxima
vez lo reemplazo con pollo vindaloo(4)
en una Love Me Tandoor(5).
9
de marzo de 1999
Potter,
Hay dos asuntos
que me gustaría que se mantuvieran fuera de tu estupidez
correspondencia. Una es tu padrino y la otra tu madre. La primera la
encuentro irritante y la segunda, dolorosa.
Oh, ¿se
suponía que tenía que guardarte el cepillo de dientes?
Me temo que le di esa cosa horrible a una de las ancianas de por aquí
para que pudiera limpiarse los pocos dientes que le quedan.
La barba
se queda. Y te tomarás esa mierda de comida para llevar en otra
parte. Si eres capaz de tirarte un pedo con ella, quizá puedas
propulsarte derecho al Valle de Godric.
P.D.: Lo
único que supera el factor irritante de tu preponderancia son
tus juegos de palabras. Por favor, libro de refranes. No hace falta
que me recuerdes tu estupendo talento.
P.D.2: La
absenta siempre contiene un hada. Si posee o no buen gusto es algo que
podría echarse a cara o cruz.
P.D.3: Sólo
te quedarás aquí por la noche si eres capaz de devorar
un tazón de borscht adecuadamente preparado con una crema agria
y cebolletas. Si no lo haces, lo pagarás, pues te mandaré
derecho a casa como castigo.
P.D.4: Interesante
tu analogía con el ajedrez. Es la única razón por
la que esta misiva no te la entrego en forma de howler.
30
de marzo de 1999
No pretendía
cogerte y besarte. Quería que te callaras, cabrón horrible,
arrogante y taimado. En vez de eso, me hice callar a mí mismo.
Quería saber si tu boca sabía a desprecio y reproche.
No sabe a
eso.
4
de abril de 1999
Vuelve. Tengo
quince minutos que perder.
5
de abril de 1999
Severus,
Allá
vas, volviendo a levantar tus defensas. Eres bueno en eso. ¿Volver?
¡QUE TE DEN POR CULO!
Merlín,
realmente te odio muchas veces y ahora es uno de esos momentos.
Volver, y
entonces ¿qué, exactamente? ¿Acaso sabes lo que
quieres? ¿Acaso sabes lo que yo quiero?
¿Lo
que pienso? Claro que no. Pero, joder, te lo voy a contar.
Quiero una
promesa. De que algún día me dejarás entrar. En
tu cabeza.
En tu corazón.
No puedes
ir siempre haciendo que te quieran todo imposible…
Harry
19
de abril de 1999
No sé
con quién crees que te estás relacionado, oh estúpida
maravilla del mundo mágico, pero está claro que no has
comprendido unos cuantos hechos fundamentales.
Mi vida ha
sido un puro infierno interminable tanto tiempo como puedo recordar.
La única luz que he tenido en ella es la relación con
tu madre, y me las arreglé para destrozar hasta eso. ¿No
puedes ver que tú ya te has incrustado irritablemente en mi cabeza
y en mi corazón? Si no lo hubieras hecho, te habría mandado
a la mierda hace mucho tiempo y te habría dicho que no te pusieras
en contacto conmigo nunca más.
No esperes
normalidad conmigo. Un jarrón que se ha roto más de una
vez y después se ha pegado siempre tendrá grietas. No
hay magia que pueda arreglar lo que le ha pasado a mi psique a lo largo
de toda mi vida. Tendrás que aceptar lo que soy capaz de darte,
por muchos defectos que pueda haber en ello.
S
26
de mayo de 1999
Severus,
Sigues sorprendiéndome
positivamente. Mi primer impulso es pedirte perdón por todas
las cosas desagradables que te han pasado, pero ambos sabemos que el
destino es algo que no se puede cambiar. En vez
de eso, yo te ofrezco esperanza, lo que hasta ahora ha demostrado ser
una palabra tan horrible como… ya sabes.
Acepto tus
términos, con una condición: déjame llevar unos
o-bentô(6) del Despierta,
pequeño Sushi. Una chorrada, pero me divierte la idea de
verte comer con palillos.
Leí
una vez sobre un chico muggle que puso un dedo en una cañería
para detener una fuga. Yo tengo diez dedos disponibles.
Y todo el
tiempo del mundo.
Harry
27
de mayo de 1999
¿Buscas
intencionadamente restaurantes de comida para llevar con nombres trillados,
o simplemente me los planteas para tu propio divertimiento? La verdad
es que la comida asiática no es de mi agrado.
Tiende a
ser demasiado salada, demasiado picante, o ambas. Me quedo con el borscht.
Quizá no te haga soportarla a ti la próxima vez, pero
sólo si te abstienes de soltarme juegos de palabras estúpidos.
¿Esperanza?
No es una mala palabra. Creo que ambos aprendimos el concepto del mismo
tutor. Hasta el final, cuando rogaba su muerte, Albus exudaba esperanza
como si fuera un aura de luz.
No te emborracharás
esta vez, Harry. Si de verdad quieres conocerme, vas a hablar
conmigo con todos tus sentidos en perfecto estado. O… ¿acaso
eres, tal vez, incluso más vulnerable que yo?
12
de junio de 1999
Severus,
El restaurante
de sushi fue sugerencia de Hermione. Lo siento, no puedo atribuirme
el crédito.
¿Es
que te has rendido a la rutina? ¿Te mataría probar unas
huevas de salmón? No confundas lo que estoy a punto de preguntar
con desfachatez, pero ¿solías montar un drama con las
verduras cuando eras niño? Seguro que le diste a tu madre unos
cuantos disgustos.
Eres el típico
inglés, Severus. Puede que eso sea parte de tu encanto. O puede
que no. La cocina asiática, ya sea japonesa o india, es un gusto
adquirido. Todo lo picante, en realidad. Así que, por una vez,
dile a tu delicada constitución que se vaya a tomar viento fresco.
¿Has
considerado alguna vez que tal vez yo también soy un gusto adquirido?
En la mayoría de nuestras interacciones, parecías decidido
a cerrarte en cuanto a la idea de entablar cierta amistad.
Como si yo
fuera alguna sustancia verde en tu plato con lo que tú pudieras
jugar. Empujando y pinchando con la punta del tenedor, sin ninguna intención
de probarme. No es que esté presumiendo de ser una comida copiosa,
como un bistec o un pastel de riñones, ni siquiera tan importante
para ti como un pudding de Yorkshire, pero algo te hizo darme
una oportunidad.
Ya que eres
tan rápido en señalar lo que tienen de bueno y malo los
conceptos que intercambiamos, déjame que te recuerde amablemente
otra palabra que también es tan horrible como quieras considerar:
ayuda.
Aunque tengo
la certeza de que se te ocurrirán muchas cosas desagradables
que gritar en respuesta a mi afirmación anterior (y sí,
espero una avalancha de ellas), cuenta conmigo allí y sobrio.
Y confiando
en obtener otro beso.
Harry.
13
de junio de 1999
He probado
comida asiática de distinto tipo en muchas ocasiones a lo largo
de los años, y la encuentro siempre igual: repugnante. Y, para
decirte la verdad, no eran las verduras por lo que mi santa madre se
preocupaba. Era la carne, demasiado poco cocinada para mi paladar. Mi
constitución no es delicada, créeme. Estos inviernos de
Rusia se me hacen agradables. Mis gustos tienden hacia lo austero y
duro. Prefiero carámbanos como dagas que cuelguen del techo en
un paisaje nevado, a un campo lleno de flores.
Tú
eres un gusto adquirido, Harry, sin ninguna duda. Perdóname si
todavía encuentro enervantes ciertos aspectos de tu personalidad.
Tu intelecto y el hecho de compartir ciertas experiencias han hecho
que te dé una oportunidad. Eres lo suficientemente saludable
para mí. Has vivido los mismos horrores que yo. Y me resultas
algo agradable. Aguantaste tres discusiones conmigo sin retroceder,
injuriarme o cambiar de parecer. Eso significa para mí mucho
más de lo que probablemente crees.
Ayuda;
ahí has mencionado una palabra interesante. No he tenido ninguna
a lo largo de todos estos años, y así he llegado a no
esperarla ni quererla. Me encuentro dispuesto a valorar de nuevo el
concepto, no obstante, ya sea para transformarlo en algo dulce como
el vino de Oporto o amargo como la absenta. No me tengas en cuenta que
apueste por el último, hasta tener razones para acostumbrarme
al primero.
Bésame,
y es posible que reaccione en consecuencia. Depende de la cantidad de
wasabi(7) que haya en tu aliento.
S
30
de julio de 1999
Severus,
Se me ocurre
que si estas cartas son interceptadas, podría parecer que son
cartas am… er, correspondencia incriminatoria. Ya sabes cómo
a algunas personas les gusta sacar conclusiones precipitadas. O cotorrear
como Slytherins mal predispuestos.
No tienes
que pedir ayuda, simplemente aceptarla cuando te la dan. Y
no con una mirada de las tuyas en que parezcas estar rumiando algo.
Si alguna
vez te atreves a pedirla, y si no te importa, espero algo más
desafiante que el “cinco vertical” en tu crucigrama de la
revista Witch Weekly. Y, quizá, algo menos insignificante que
rascar la parte quemada de tu tostada. Aunque no tengo ninguna queja
del sabor a carbonilla y de la mermelada en tus labios.
Lo que te
estoy sugiriendo es que me dejes escuchar. Me estás frunciendo
el ceño, ¿a que sí?
Escúchame
antes, por Merlín.
Quiero saber
cosas de ti que nunca creíste que pudieran llegar a interesar
a nadie.
Quiero saber
del primer día que aprendiste a escribir tu nombre en cursiva.
O del día que birlaste algo de dinero del monedero de tu madre
para comprar caramelos. Quiero que me cuentes tu visita a Ollivander’s.
O cuánto pesaba tu primer libro de Pociones.
Y…
espero que te calles como un muerto acerca de cualquier otra cosa. Todo
con moderación, como dice el jodido Severus Snape.
Oh, y sobre
el wasabi… Conozco usos mejores que como un simple condimento.
Ya verás.
Harry.
31
de julio de 1999
Harry,
Como el Slytherin
mal predispuesto que soy, te diré que si esta correspondencia
es interceptada alguna vez, posiblemente aparecería en Witch
Weekly o en el Quisquilloso. Lo creas o no, ya somos algo
del pasado. Nuestras indiscreciones podrían ocupar la tercera
página de algún periodicucho como ésos, quizá
la segunda si hablamos del último.
En cuanto
a aceptar ayuda, meditaré cuándo y cómo debo hacer
algo así. Seguramente entiendas que me encuentro predispuesto
a sospechar de ofertas como ésa, que podrían incluir condiciones
y segundas intenciones. No me es y nunca me será fácil
aceptar una proposición de ese estilo.
Vuelve. Te
contaré cómo mi padre me pegaba cuando encontraba los
caramelos que había comprado – no con dinero robado, pues
me lo había ganado yo ayudando a mi madre con la casa. Te contaré
cómo mis profesores me regañaron primero por escribir
en cursiva antes de tiempo, y después me ridiculizaron por mi
caligrafía. ¿Ollivander’s? La visita fue breve y
furtiva. Teníamos que volver a casa antes de que mi padre nos
echara de menos, ya que de ser así, mi madre y yo habríamos
tenido que escapar.
Mi primer
libro de Pociones fue tan ligero como una pluma, Harry. Habría
sentido lo mismo si hubiera pesado como diez rocas. Lo apreciaba, más
que nada por motivos familiares (su existencia había servido
a cinco generaciones de la familia Prince). Lo sentía tan natural
entre mis manos como un ábaco en las de un Aritmántico.
Te lo enseñaría, pero lo enterré con mi madre,
ya que no albergaba la esperanza de tener un heredero.
Quita el
“jodido” de mi nombre. Tengo mejores usos para la palabra
e imagino que superan cualquiera de los que tú puedas darle al
wasabi.
S
9
de agosto de 1999
Severus,
Está
bien, está bien. Pido perdón por el trabajo chapucero
con tu barba. Es que estabas durmiendo y tenía que moverme rápido.
Sólo es un pequeño corte, en realidad. No pude evitarlo.
Tu bigote me crispaba los nervios.
Ahora voy
para allá. Es una declaración, no una pregunta. Necesito
verte.
Me aburro.
Harry
10
de agosto de 1999
Por las pelotas
de Salazar, crío, ¿quién te ha enseñado
a afeitarte? ¿Y con qué, con un sickle?
No, no puedes volver. Ni hoy, ni mañana, ni pasado mañana.
Tengo asuntos de los que ocuparme.
Búscate
un hobby.
S
28
de septiembre de 1999
Severus,
Soñé
contigo anoche. Soñé que estábamos los dos de pie
sobre un estrado, en mitad círculo de luz de un foco. Ambos estábamos
desnudos, con las piernas enredadas. Nuestros cuerpos se presionaban
y podía sentir la calidez irradiando de tu piel. Me quitaste
las gafas con gentileza y dejé sumisamente que tus dedos tocaran
mi rostro. En cuanto nuestros labios se rozaron, el estrado empezó
a dar vueltas y las caras enmascaradas del Wizengamot aparecieron ante
nosotros. No máscaras de mortífagos, aclaro, sino de ésas
pijas que se llevan en una mascarada.
Unas cincuenta
voces nítidas llenaron la cámara, pero sólo una
de ellas me atraía lo suficiente como para hacerme reaccionar,
una que se dirigía a mí en un siseo. Me deslicé
entre tus piernas y te tomé en mi boca, animado por un coro de
murmullos y quejidos. Todas las lenguas serpenteaban dentro y fuera
de las bocas. Se hacían pantomimas de actos sexuales. Parte de
nuestro público participaba en la función. Era una obra
bastante subida de tono, ¿sabes?
La sangre
acudió a mis orejas cuando te urgí a entrar más
profundo. Y entonces una fría carcajada perturbó mi concentración.
Un martillo,
tan redondo como una manzana y tan rojo como la sangre recién
derramada, lanzó el veredicto al golpear la piedra.
Culpable.
Desperté
momentos después, sudando. ¿Qué crees que significa
todo esto?
Harry
29
de septiembre de 1999
Harry,
Culpable,
¿eh? ¿Has llegado a considerar que quizá el Wizengamot
estaba declarando su propia culpabilidad, y no la tuya? Y puede que
no fuera culpabilidad por sodomía, sino por arrojarnos el uno
sobre el otro hasta dejarnos con dos opciones: follarnos o matarnos.
Confiesa.
Dime de qué eres verdaderamente culpable, Harry. Quizá
sea capaz de encontrar intrigantes formas de dispensarte un castigo
a la vez que el perdón.
S
17 de octubre de 1999
Severus,
Nunca he
sido bueno con la prosa. No soy un genio con el lenguaje y se me da
de pena la poesía. No finjo entender el verso ni la métrica,
y no sé nada de odas, elegías o incluso sonetos. Pero
te puedo decir simplemente lo que me hace sonreír, y por qué
amo.
En resumidas
cuentas, soy un voyeur en lo que a ti respecta. Adoro mirarte cuando
crees que nadie lo está haciendo. Adoro que insistas en tener
una hora “para ti”. Que estés tumbado lánguidamente
sobre la cama, deleitándote con tus momentos de semidesnudez
gratuita como no lo haces nunca con esa andrajosa túnica encima.
Me encanta
que seas meticuloso con tus movimientos y sobrio en tu rutina. Me encanta
ver cómo tus dedos siguen cada palabra de las páginas
de tu Grimoire como si fueran las instrucciones de un baile, siguiendo
el ritmo de la música.
Adoro que
aún cuentes con los dedos. Que te afeites manualmente y no por
medio de la magia. Y que te vuelvas loco con estúpidos juegos
de palabras.
Adoro cuando
sales a fumar en mitad de la noche. Es un mal hábito, y lo sabes,
pero te acuerdas de aquella vez que tú y mi madre compartisteis
un cigarrillo, llenos de estúpida curiosidad. Quieres vivir en
ese momento en que los mejores amigos hacían idioteces juntos.
Has hecho bien el papel de Bête Noire(8),
Severus, pero cuando la corona de humo rodea tu cabeza, entonces recuerdo
que no eres más que el Ángel Vengador.
Y adoro cómo
aúllas a la luna y no pides a las estrellas más que la
felicidad de los demás.
Algún
día encontraré mi propio momento en el que vivir. No será
una elección fácil.
Harry
18
de octubre de 1999
Harry,
Me encanta
que me observes, me tengas en cuenta y me mires, al tiempo que me vuelve
loco. Sabes que yo te observo con igual minuciosidad. Tu manera de acariciarte
con la toalla cuando sales de la bañera, en vez de secarte vigorosamente.
Tus selecciones de rebanadas de pan, buscando la pareja perfecta para
un sándwich. E incluso la forma en que tu boca hace una extraña
mueca cuando te quitas las gafas para frotarte los ojos, después
de que yo te haya tenido despierto demasiado tiempo.
Fumar es
uno de los pocos ataques de estupidez que me consiento, para que lo
sepas. Claro que me recuerda a ese furtivo cigarrillo, pero confieso
que me gusta el hábito incluso sabiendo que tiene efectos nocivos.
Quizá, alguna noche, disfrutaré de mi pitillo nocturno
mientras tú tienes la boca ocupada con algo bastante más
grande.
Ya tienes
un momento en el que vivir, Harry, siempre lo has tenido. Es sólo
que lo pierdes e intentas sustituirlo por otro.
S
13
de noviembre de 1999
Me estás
castigando, y te odio sólo un poco por ello. Mira que llegas
a ser mezquino, a veces. Tan implacable.
Pero yo también
puedo serlo.
Me apuesto
a que ahora estás jugando a Durak con mujeres. Vas ganando, pero
no te acostumbres demasiado a la idea. Tu noche está a punto
de hacerse más corta. Y más solitaria.
¿Recuerdas
que siempre dices que me tenían que dar con veinte centímetros?
Bueno, me encantaría coger tus veinte centímetros.
¿Es que la sensación de calor y humedad de una boca no
hace que tu polla rebose de vida? Podría chupártela durante
toda la noche. Si tu cuerpo de viejo tuviera una sola oportunidad de
aguantarlo.
Ahora no
puedo pensar en otra cosa que en ti, follándome. Follándome
fuerte. Quiero que sientas la punta de mis uñas bajando por tu
espalda y la presión de mis talones en tus omóplatos.
Quiero que me incrustes contra la cama. Igual que una aguja atraviesa
una mariposa.
¿Cómo
me joderás, Severus? ¿Por detrás y con mi pierna
izquierda doblada por la rodilla? La punta de mis dedos brillaría
con mimosa y esencia de roble. Te encanta cuando me preparo para ti.
¿O
sería sobre mi estómago? Boca abajo sobre la almohada,
con el culo en pompa para ti.
¿Puede
que de lado? De esta forma puedo refugiarme bajo tu barbilla. Tocarme
para tu regocijo.
Yo prefiero
sentarme a horcajadas sobre tus muslos y moverme encima de tu polla.
Porque me gusta que blasfemes durante el tiempo que tardo en llegar
hasta abajo. Porque adoro que los músculos de tu cuello se contraigan
cuando me impulso con los pies. Y porque me encanta que te corras debajo
de mí.
Joder, quiero
estar cerca de ti, ahora. Tan cerca como tu propia piel. Quiero tus
manos sobre mí. Quiero que me destroces, maldita sea.
¿No
la tienes ahora insoportablemente dura? Dios, espero que sí.
Éste
soy yo castigándote. ¿Cómo se siente, Severus?
14
de noviembre de 1999
Harry,
¿Castigarte?
¿Es eso lo que piensas? Te he dicho que hay veces en que necesito
mi propio espacio, sin interrupciones, para hacer lo que me venga en
gana sin tener encima el escrutinio que manifestabas en tu anterior
carta. Incluso el dueño más amable deja a su perro en
una residencia alguna vez, cuando su acoso en busca de sobras se ha
vuelto un tanto tedioso. No eres ni un mendigo ni un perro, pero a veces
me cansas con tu continua observación. Seguramente, lujuria aparte,
no soy tan interesante.
En lo que
respecta a tu carta tratando de ponerme caliente, claro que lo hizo.
También puso bastante cachondas a Maria Ivanovna y Ekaterina
Petrovna, cuando se la traduje.
Y ése,
mi querido niño, ha sido tu castigo.
S
8
de diciembre de 1999
Severus,
No puedo
dormir. Lo he intentado durante toda la noche y soy incapaz. Por favor,
no me digas que cuente ovejitas porque se limitan a convertirse en carne
asada. Masturbarse es inútil, también. Ahora estoy cachondo
y hambriento. ¿Puedes contarme alguna historia de ti y mi madre?
P.D.: Sé
bueno con Algernon. Él tampoco está muy contento con esto,
y tengo las marcas de sus picotazos para probarlo.
Harry
8
de diciembre de 1999
Sólo
tú serías capaz de molestarme mientras duermo para incordiarme
con algo así. Pagarás por esto con tu culo, recuerda mis
palabras.
...
Hace unos
años, tu madre y yo discutíamos sobre temas del hogar.
Para ella el hogar y la familia eran lo principal. Cuando hablamos sobre
niños, me confesó un deseo profundo de tener un hijo.
La expresión soñadora de sus ojos era conmovedora.
Tu madre
tenía una gorra de lana de las Appleby Arrows que llevaba inclinada
a un lado. Siguiendo con el juego, me pidió que escribiera tres
nombres masculinos en unos trozos de pergamino, junto a tres que puso
ella. Los metimos en la gorra y me dijo que cogiera uno.
No tengo
que decirte qué nombre fue elegido y por quién.
Puede que
sea esto por lo que siempre me ha resultado difícil dirigirme
a ti por tu nombre de pila,
hasta ahora.
S
23
de diciembre de 1999
Severus,
Hay que hacer
siete Apariciones para ir del Valle de Godric hasta Ivanovo. Estoy muy
cansado para cuando llego a verte. Por favor, no me digas “bueno,
pues entonces ven menos.” Ésa no es una opción.
Sé que vas a levantar La Nariz al leer mi sugerencia (eso se
te da bien), pero considera volver a Inglaterra. Te echa mucho de menos,
como lo hago yo mientras espero los días que me quedan para verte.
Puedes hacer lo mismo que haces allí, aquí. Conmigo a
tu lado.
No me hagas
suplicar.
Bueno, vale,
sólo un poco.
Por favor.
Harry
24
de diciembre de 1999
Harry,
Lo que me
pides es algo acongojante, pero como sabes, yo no soy un cobarde. Métete
en la cabeza que el sexo es bastante fácil, pero dormir en la
misma cama no lo es. Si estás seguro de que tu cabeza y tu corazón
están en armonía el uno con el otro, entonces ven a verme.
Discutiremos lo que nunca pensé posible para mí. Para
nosotros.
Un futuro.
S
31
de julio de 2009
S,
Ha pasado
mucho tiempo, ¿verdad? Desde que nos mandábamos cartas.
Y ésta te la puedo mandar con una lechuza de papiroflexia. ¿Quién
habría imaginado que el honorable arte de doblar papel resultaría
un estimulante hobby para mí?
Sé
que estoy en la habitación de al lado, pero quería decirte
que sí, que la pluma realmente es más poderosa que la
varita.
Y que te
quiero.
H
=Fin=
¡Coméntalo
aquí!
Notas
1.
“Difícilmente podría calificarse de victoria a un
juego contra los Carrow. Según me cuentan, Alecto creía
que un peón era un crustáceo pequeño.” Juego
de palabras que al traducirlo al español se pierde. Peón,
en inglés, es “pawn”, y el crustáceo al que
Alecto se refiere es “prawn” (gamba). Vuelve
2.
Fée Verte: absenta. De ahí que Severus se meta con los
juegos de palabras de Harry. Vuelve
3.
Borscht: sopa de verduras. Vuelve
4.
Pollo Vindaloo: cocinar el pollo de manera picante y caliente. Plato
típico de la India. El vindaloo es un curry muy popular en la
cocina india. Vuelve
5.
Tandoor: un horno de arcilla utilizado para cocinar y hornear. Vuelve
6.
O-bentô: una especie de caja para guardar comida para llevar.
Muy típico de Japón. Suele contener arroz, carne y pescado
(normalmente también sushi o pescado crudo). Es sinónimo
de “bentô” (la “o” inicial la escriben
para indicar respeto). Vuelve
7.
Wasabi: planta, familia del repollo, utilizada como condimento en platos
como el sushi o el sashimi, que inhibe el crecimiento
de microorganismos. Es muy picante. Vuelve
8.
Bête Noire: término utilizado para referirse a un concepto
abstracto que provoca miedo o tiene potencial para hacer daño.
Del francés, “la bestia oscura”. Vuelve