¿Te
hice esperar mucho tiempo?
Por Twistedmiracle
Ubicación
original
Traducido
por Clau Felton Black - Beta: Heiko
Al principio,
Severus había estado complacido, incluso honrado cuando Draco
(tan nervioso como pocas veces en la casa de su mentor), vino a él,
pidiendo un consejo personal de algún tipo sin precedentes.
Momentáneamente,
Draco incluso había pensado que Severus parecía tan conmovido
que era difícil de creer.
Draco había
estado tentado a expresarle su agradecimiento por los sentimientos bondadosos
de Severus, pero el profesor se había burlado de la mera idea.
Pero Draco podía ver claramente que eran sinceros. Después
de todo, nadie podía comprender a Severus -su vida y sacrificios-,
de la manera en que Draco lo hacía. Slytherins, espías,
marcados, incomprendidos. Tenían las peores cosas en común...
y las mejores.
En realidad,
Draco había esperado durante años por decidirse a hacerle
una insinuación a Severus. Pero en vez de eso, había escogido
esto.
*************
Draco (no
Malfoy, si podían evitarlo, nunca más sería Malfoy),
se había aparecido sin anunciarse en la puerta de Severus, en
esa espléndida tarde de abril, portando y ofreciendo un fino
bombón y rico chocolate.
—¿Qué
estás tratando de suavizar, muchacho? —demandó Severus
tan bruscamente que incluso sonó enojado. Después de todo
lo que habían atravesado juntos, Draco supuso que no debería
comportarse tan formalmente con Severus sobre algo. Ni siquiera con
esto. Ciertamente, Draco sabía que Severus no apreciaría
ninguna insinuación de que era demasiado pobre como para pagarse
sus vicios. El dinero que como “héroe” recibía
del Ministerio, quizás era menor que lo que cualquiera de los
otros –aparte de Draco, por supuesto-, recibía mensualmente,
pero sin embargo, Draco sabía que cubría todos los gastos
de Severus. También, Severus le había asegurado que las
pociones que vendía a través de envíos vía
lechuza le dejaban una decente suma adicional todos los meses.
Pero Draco
había rehusado sentirse más intimidado de lo que aparentemente
ya estaba. Entró a la casa, asumiendo que había sido invitado
a hacerlo, cuando Severus se hizo a un lado y frunció el ceño
por los regalos, luego los tomó y sin mucha ceremonia los lanzó
sobre el aparador.
Draco había
considerado entretenerlo con una pequeña charla, pero decidió
que necesitaba superar esto. Así que simplemente se giró
hacia Severus y comenzó a hablar.
—Necesito
tu ayuda. Un consejo personal de alguien en quien confío.
De repente,
todo cambió. Aparentemente, Severus sabía lo que significaba
para Draco admitir eso. Aun para el mismo Severus. Aun a puerta cerrada
en un apartamento privado. Draco fue conducido hacia la sala y empujado
en una silla.
Un vaso de
whiskey fue dejado en su mano. Severus dio vueltas a su alrededor como
si fuera su abuela, sentándose finalmente en la silla otomana
para escuchar lo que Draco tenía que decir.
Era incómodo.
Y se volvió
todavía más extraño cuando Severus murmuró.
—Nadie puede arrancar a mi viejo y retorcido corazón una
reacción como esa —Quizás estaba avergonzado de
sentirse de esa forma. Quizás solo se sentía avergonzado
de decirlo. Cualquiera que fuera la causa, Draco todavía sentía
mucho cariño por su antiguo Jefe de Casa.
Draco había
tragado un sorbo de su whiskey, luego otro. Miró a Severus y
desvió la mirada, luego lo miró de nuevo. Puso su vaso
en la mesa que estaba a la par de su silla y puso sus codos en las rodillas.
Se sentó erguido de nuevo y miró a Severus a los ojos
otra vez. Tomó el vaso de whiskey y jugó con él,
sin enfocar la mirada en nada.
Finalmente,
encontró la forma de decir las palabras.
—Recientemente,
he descubierto que necesito algo y no sé si debería. Bueno,
realmente, sé que no debo. Mi padre me desheredaría siquiera
por considerar esto. Y realmente… —Draco sintió sus
mejillas arder acaloradas mientras fallaba la seguridad en su voz—.
…no es una cosa, es una persona.
El tono de
Severus era indescifrable, quizás porque Draco estaba inmerso
en su propia y personal incomodidad. —Entonces, ¿Has encontrado
a una chica que valga la pena?
Ahora, Draco
resopló al recordar su reacción… y por la reacción
de Severus ante eso.
Draco había
palidecido. Lo sentía venir. El sabía bien que cuando
un hombre tan pálido como él reaccionaba de esa forma,
era porque repentinamente había enfermado. Era muy alarmante.
Aparentemente, Severus nunca había visto a Draco palidecer e
inmediatamente retiró el vaso de whiskey de sus manos y conjuró
una franela fría y mojada para colocar en la frente de Draco.
Una vez que
Draco se desprendió de la franela, pudo finalmente explicar su
dilema. Se había enamorado del más improbable de los hombres
sobre la faz de la tierra. E inmediatamente, Severus supo a quien se
refería.
—Esto
no debería ser una sorpresa —había cavilado Severus.
Luego se puso de pie y comenzó a moverse por toda la habitación.
—Realmente lo debería haber visto venir. Y no estoy molesto
contigo por esto, ciertamente no. Él no es, para nada, la opción
más improbable —gruñó Severus antes de que
Draco pudiera responder.
Draco se
preguntó si Severus había llegado a la conclusión
correcta. Sí lo había hecho.
—Harry
Potter es ciertamente la elección correcta para ti. Por una exasperante
multitud de razones —Severus se giró repentinamente de
donde estaba y le dedicó a Draco una cuidadosa evaluación—.
A menos que él no corresponda a tus sentimientos. En cuyo caso,
yo debería destrozarlo —Draco negó con la cabeza,
tratando de no lucir miserable.
Como Severus
se había entusiasmado con la conversación, fácilmente
desechó todas las reservas y preocupaciones de Draco, mientras
al mismo tiempo lo dejaba profundamente congelado.
—Puedo
ver los pensamientos envenenando tu mente. Con el simple conocimiento
de tu alma y tu corazón, Draco, no estoy usando Legeremancia.
Crees que deberías estar con una mujer, una adinerada sangre
limpia, una sumisa y perfecta esposa, que sea de la complacencia de
tu padre y te llene la casa de pequeñajos.
Draco solo
pudo dar un vacilante asentimiento y continuó escuchando y viendo
a Severus gesticular y pasearse.
—Bueno,
déjame que sea yo quien te diga que Lucius… —Severus
casi siseó el nombre— …es un bastardo. Que los dioses
se coman su alma. ¿No sabes por qué no tienes más
hermanos?
Draco ciertamente
se lo había preguntado.
—Tu
padre es el marica más grande que haya existido jamás.
Durante años le dio a tu madre el beso de buenas noches en la
mejilla, para después dejar la mansión e ir a ofrecer
el culo de forma vergonzosa y en secreto como una puta. La mayoría
de ocasiones para el propio Voldemort, en realidad, hasta que tu casi
amante sacó al monstruo de su cuerpo en aquella noche de Halloween.
No sé dónde hallaba Lucius a sus hombres cuando tú
eras pequeño, pero sí sé que se me ofreció
repetidamente después de que Voldemort recuperó su cuerpo
y regresamos al servicio activo como mortífagos. El Voldemort
que había vuelto era, aparentemente, un ser completamente asexuado.
Supongo que eso sucedió por permanecer tanto tiempo sin una forma
humana.
Draco estaba
sentado en perfecto y escandalizado horror. Severus parecía ajeno
a las emociones que sobrecogían a Draco.
—El
punto es que tu padre no tiene idea de cómo vivir o tomar decisiones
basadas en el corazón. Obedientemente hizo todo lo que tu abuelo
le ordenó que hiciera y mira hacia donde lo llevó eso.
Estaba miserablemente casado con una mujer que no ama y quien no lo
ama, y sintiéndose tan avergonzado de lo que pensaba, de todo
lo que significaba y tratando de suavizar lo que pasaba con Ryddle.
Realmente, Draco, ¿nunca se te ocurrió pensar que era
raro que un hombre como tu padre estuviera tan dispuesto a aceptar órdenes
de otro que no fuera su propio padre? Lucius Malfoy escondió
su corazón tan profundamente que terminó siendo un esclavo
de su polla.
Draco se
estremeció ante sus palabras. Severus lo ignoró o no se
dio cuenta.
—Por
supuesto que Ryddle solo quería el dinero de tu padre, su influencia,
su poder y su lealtad. Ryddle era la criatura más egoísta
que nació jamás. No estaba interesado en el amor de tu
padre, y en la cama nunca entregaba nada, solo tomaba. Pero entonces,
tu estúpido y vergonzoso padre estaba tan desesperado que tomó
lo que Voldemort quiso darle e hizo su sucio intento.
Severus se
giró desde la ventana y finalmente miró a Draco para dirigirse
a él.
—No
permitas que eso te suceda a ti, Draco. Ames a quien ames, hazlo abiertamente
y feliz. No permitas que la vergüenza deforme tu corazón
y dañe tu alma. Si es a Harry Potter a quien amas y él
también te ama, entonces, ¿quién mejor que él
para cambiar la opinión del mundo? Ellos no le negarán
nada, ni siquiera tú.
Draco difícilmente
podía moverse pero podía sentir las palabras penetrándole
y yendo directas a su congelada alma.
—Así
que regresa con tu exasperante y pequeño Gryffindor con mi bendición.
Solo que no esperes que lo admita frente a él. Todavía
es un imbécil odioso. Así que un gilipollas malcriado
como tú es perfecto para él.
Con eso,
Severus se alejó de Draco. Regresó hacia la ventana y
pareció que miraba hacia la calle de abajo. Silenciosamente ondeó
su varita hacia la puerta principal y aparentemente esperó a
que Draco caminara hacia la puerta sin decir otra palabra.
Superado
por sus pensamientos rotos y enredadas emociones, Draco se levantó
de la silla con dificultad, luego se quedó parado en medio de
la habitación y trató de pensar en algo inteligente que
decir. Finalmente, caminó hacia la ventana donde Severus estaba
parado en silencio. Puso una mano en el hombro de Severus y dijo, muy
quedamente. —Gracias, Señor.
Severus hizo
unos ligeros asentimientos en respuesta.
Solo entonces,
Draco caminó por la puerta y abandonó el apartamento.
Se apareció en su propio apartamento antes de llegar a la calle.
Sin detenerse por nada, se fue a su escritorio y comenzó a escribir
una carta. Después de un rato, finalmente se sintió preparado
para mandarla con una lechuza, sin embargo, habían pasado tres
horas y la habitación estaba tapizada de pequeños pergaminos
hechos pedazos.
*************
Harry,
Espero que
esta carta te encuentre bien y esperando. Llámame egoísta.
Eso ya lo sé. No podía aceptarte fácilmente. Te
hice esperar. Si estoy equivocado al tener esperanzas de que me sigas
esperando, entonces, bueno, estoy equivocado.
Hablé
con alguien que me dijo muchas cosas que yo desconocía. Mucho
de lo que me dijo fue bastante perturbador. Pero el mensaje principal
que tenía para mí es uno que finalmente estoy listo para
aceptar. Espero que mi aceptación no sea demasiado tarde para
nosotros.
Los detalles
de lo que me dijo no son tan importantes y no son adecuados para contarlos
a través de una lechuza, pero la necesidad que tengo de verte
es tan fuerte que no la puedo ignorar por más tiempo. Por favor,
ven a cenar esta noche. Te mando un traslador que se activará
después de las siete de esta noche.
Si decides
traer contigo tu cepillo de dientes y una muda de ropa, te recibiré
con más alegría.
Draco
*************
Draco,
Acepto tu
invitación a cenar. Llegaré alrededor de las siete. La
puntualidad no es mi fuerte.
Harry
*************
Draco se
paseó por el salón. Se había debatido toda la tarde.
¿Cocinar o pedir comida? ¿Ropa casual o formal? ¿Velas
y vino, o las luces encendidas y alegres? ¿Radio muggle o mágica?
¿En la cocina o el comedor? Finalmente, se había decidido
por pedir comida de un restaurante asiático que había
a la vuelta de la esquina, colocarla de forma bonita en el comedor,
servir vino pero desechar las velas, poner un CD muggle de una mezcla
de jazz pop (escogido especialmente para Harry), y vestirse extremadamente
guapo pero sin usar túnica formal. Las luces estaban encendidas,
brillantes y alegres, pero perfectamente podían ser atenuadas
con un movimiento de su varita, solo cuando lo creyera prudente.
Emparejó los bordes de las servilletas, se peinó tres
veces el cabello, cambió los palillos chinos por cubiertos para
regresar de nuevo a los palillos, cambió la música una
vez y su corbata dos veces. Ahora, casi cinco minutos pasados de las
siete, no había nada más que hacer que esperar y se forzó
a sí mismo a permanecer calmado. Harry había aceptado
ir. Por lo tanto, vendría.
La intención
de Draco era sentarse confortablemente en el salón con un libro
y una copa de vino, cuando Harry llegó. Sin embargo, como los
minutos habían pasado, su fingido autodominio había sucumbido
y se había replanteado cada decisión que había
tomado desde que dejó la casa de Severus. La música, la
comida, la ropa, las palabras de la nota que finalmente le había
enviado a Harry, su decisión de intentar una reconciliación
en primer lugar, el color del mantel. Nada era demasiado tonto ni demasiado
sagrado, no había mucho sobre qué preocuparse y le daba
vueltas en su cabeza. Se sentó, se puso de pie, se paseó
impaciente, se agarró del marco de la ventana, tomó libro
tras libro para tratar de hallar alguno que le distrajera.
Cuando finalmente
Harry llegó vía traslador, mirando con curiosidad la moneda
escocesa muggle de 1991, que Draco había encontrado y convertido
en traslador, toda intención de Draco de parecer calmado y frío
hacía mucho tiempo que se había ido al demonio.
Harry, sin
embargo, parecía completamente calmado. Mientras colocado su
sobrero mojado sobre la mesa, preguntó: —¿Te hice
esperar mucho tiempo?
Draco casi
fue brusco con Harry por haberle hecho esperar casi media hora, pero
entonces recordó el comentario de Harry sobre la puntualidad
y, lo más importante, que él había tenido a Harry
esperando durante más de dos meses. Se enrolló la lengua
e ignoró la pregunta de Harry. En vez de eso, caminó hacia
Harry para ayudarle a quitarse la capa mojada y apartar la calada sombrilla.
—¿Has estado fuera bajo la lluvia?
—Sí,
necesitaba… aclarar mi cabeza.
Draco se
tragó varios comentarios sobre cómo obviamente Harry se
había vestido y arreglado para agarrar el traslador con mucha
más anticipación de la que realmente lo había hecho.
Harry estaba allí. Eso era todo lo que importaba.
—¿Tienes
hambre? Compre algo de comida tailandesa. Y buen vino tinto.
Harry se
paró más cerca de lo necesario mientras él colgaba
su sombrero junto con la capa mojada. —Siempre fuiste el hombre
de los vinos.
Draco estaba
complacido con el comentario, pero también trajo de regreso las
memorias de las noches achispadas, cuando batalló por no llevarse
a Harry a su cama y ceder a esos apabullantes y a la vez vergonzosos
deseos. Así que dijo simplemente gracias y se separó
de Harry para poder mantener su pretendida calma.
—Escogí
varios platos, ¿quieres picar algo? Hay sopa, un plato de carne,
uno de tallarines con pollo y, por supuesto, pad thai.
—Todo
eso suena delicioso, Draco. ¿Podemos comenzar con un poco de
sopa? Y así tú puedes decirme qué es lo has estado
haciendo los últimos dos meses.
Los dos hombres
se sentaron en la mesa del comedor y Draco le sirvió a Harry
un poco de la clara sopa de vegetales.
Harry tomó
una cucharada y sonrió. Entonces se puso de lleno a comerla.
—Esto está muy bueno. ¿Es tofu?
Draco se
inclinó para ver qué era lo que Harry tenía en
su cuchara. Harry puso su mano en la muñeca de Draco, sobre la
ropa pero casi tocando su piel. Draco se congeló, entonces tomó
una respiración profunda y miró de nuevo hacia la cuchara,
esta vez mirando realmente su contenido. —Sí, es un poco
de tofu frito. He tratado de copiar esta sopa, pero no tengo idea de
cuál es su secreto. Cuando cocino tofu, no importa lo que haga,
siempre se convierte en una masa de hojas o de pequeñas bolitas
irregulares.
Los ojos
de Harry parecían divertidos. —¿Eso es lo que has
hecho durante dos meses? ¿Fallar en cocinar tofu apropiadamente?
—Entonces, Harry estiró sus piernas bajo la mesa y entrelazó
sus zapatos con los de Draco.
Draco no
estaba seguro de cuál era el juego de Harry, pero decidió
que necesitaba ser lo más honesto posible. La mayor parte de
este embrollo era culpa de su propia estupidez, por permitir que los
miedos y prejuicios de un hombre que ya estaba muerto -y según
Severus, un mentiroso, un tonto y el puto maricón de otro ser
aborrecible-, lo convencieran de alejar a Harry.
—Harry,
durante los últimos dos meses he estado viviendo mi vida tratando
de evitar lanzarme a ciegas por el tráfico o mandarme accidentalmente
por la red flu hacia Liberia. Todo en lo que puedo pensar eres tú,
en nosotros y en lo que podría haber sido. Lo que espero es no
haber desperdiciado todas las oportunidades de tener algo...
Harry retiró
sus pies hacia abajo de su propia silla y le dio a Draco una mirada
seria e intensa. —Eso no es... dime más, Draco.
Draco bajó
su cuchara sopera y se puso de pie... con tanta fuerza que su silla
casi cae al suelo. Se paseó hasta la chimenea y se detuvo allí,
encarando a Harry y tratando de no apretar los puños a sus costados.
—Harry,
no sé por dónde comenzar. Tú sabes que cuando te
acercaste a mí la primera vez, yo estaba nervioso, taciturno.
No tengo idea de por qué regresaste, por qué me invitaste
a salir una y otra vez, por qué me perseguiste. Lo que sí
sé es que a pesar de todo, yo estaba insoportablemente agradecido
de que lo hicieras. Tú sabes que nunca he estado con un hombre,
con nadie en absoluto. Que nunca llegué a permitir siquiera que
me desnudaras. Pero creo que ahora sé el por qué.
Harry, sentado
a la mesa de Draco, puso su plato de sopa a un lado. Inspiró
y abrió la boca, pero entonces aparentemente cambió de
opinión y gesticuló generosamente, para que Draco continuara.
Draco estaba
rígido junto a la chimenea, tratando de encontrar las palabras
adecuadas.
—Mi
padre me enseñó con palabras, con acciones y con el ejemplo,
en cada forma que pudiera, que yo tenía que obedecerlo a él
completamente, de la misma manera en que él obedeció al
abuelo, y que yo -por sobre todas las cosas-, había nacido para
continuar el linaje Malfoy, tal y como él lo había hecho.
Tenía que servir a su Señor Oscuro. Tenía que obtener
las mejores notas en Hogwarts y no debía permitir que ni un soplo
de escándalo me rozara. Pero sobre todo, debía ser el
padre de un heredero concebido con una bruja sangre limpia de familia
conveniente. Nada era más importante.
Draco miró
hacia el espacio enfrente de su invitado y se forzó a sí
mismo a hablar.
—Mi
padre se convirtió... creo que la palabra muggle es "coco".
Él llenó mis pesadillas. Él fue el hombre que más
admiré, al que más temí y al que traté de
emular por encima de todo. Cuestionarlo a él y sus enseñanzas
ha sido la cosa más difícil que he hecho. Durante mucho
tiempo, solo fui capaz de cuestionar su devoción por Vo... Voldemort.
Harry sonrió
solemnemente a Draco, quien se permitió un momento de orgullo.
Le había llevado unos años ser capaz de decir ese nombre
y él sabía que le tomaría unos pocos más
poder decirlo sin tartamudear.
Draco miró
a los ojos de Harry durante un penoso momento. —Cuando comenzaste
a perseguirme, al principio estaba halagado, luego estuve esquivo y
al final estaba aterrorizado —Draco desvió su mirada, incapaz
de mantener el contacto visual por las palabras que había dicho,
y odiándose por haberlas dicho.
—Porque
abandonar al Señor Oscuro no era nada comparado con salir con
un hombre. Soy el último Malfoy. Permitir que mi linaje termine
es la cosa más imperdonable que puedo hacer. Incluso coquetear
con un hombre es peligroso porque abre la posibilidad de que pueda ser...
homosexual, y por tanto, ser incapaz de tener hijos, por no querer casarme
con una bruja. ¿Qué si el escándalo me consume?
¿Quién de todas las brujas de buena familia querría
estar conmigo? Por donde quiera que me tocaras, Harry, yo estaba lleno
con los recuerdos y el aborrecible adoctrinamiento que habían
llegado tan profundo que no tenía palabras, solo una respuesta
visceral —Draco apretó sus puños enojado, no estaba
seguro si consigo mismo o con Lucius, y entonces se forzó a relajar
sus manos. Harry seguía sentado, quieto, sin revelar sus emociones
pero con su rostro en calma y sus ojos abiertos. Al menos, todavía
estaba escuchándolo.
—La
primera noche que traté de permitir que te quedaras, estoy seguro
que recuerdas que me enfermé y que te fuiste cuando yo vomitaba
repetidamente en el baño mientras te gritaba "por favor,
solo vete" entre arcada y arcada. No era ningún virus, Harry.
Era el fantasma de mi padre, que había regresado a atormentarme.
Harry pareció
alarmado y Draco gesticuló hacia él con desánimo.
—No, Harry, no literalmente. Está realmente muerto y hasta
donde sé, no existe ningún fantasma —entonces, murmuró
lo suficientemente suave como para que Harry lo escuchara— porque
si Lucius fuera a atormentar a alguien, ese sería yo.
Draco pasó
sus dedos entre su cabello y se sorprendió de su falta de autocontrol.
Él no le había permitido a Harry verlo tan descolocado
desde esa noche, en que vomitó todos sus miedos.
—Pensé
que iba a ser capaz de superar lo nuestro, Harry —dijo Draco,
viendo hacia el suelo— te alejé y esperé para superarlo.
Sin embargo, como habrás notado, te pedí que esperaras
por mí en vez de decirte que me dejaras en paz y que nunca regresaras.
También notarás que... bueno, aquí estamos.
Draco había
respirado profundamente antes de poder continuar. No estaba seguro que
cómo se sentiría Harry con esta parte. —Lo que ha
cambiado entre entonces y ahora, es que finalmente ya no pude más
y busqué a Severus para pedirle consejo. Pensé que si
alguien era capaz de destruir mi fascinación por ti, debía
ser él. Después de todo, él te odia.
Harry simplemente
asintió. Bien, no estaba molesto porque Draco hubiera buscado
a Severus.
—Pero
la reacción de Severus fue una verdadera sorpresa para mí.
Él es la razón de que volvamos, Harry.
Draco dio
una media sonrisa ante la expresión de completa sorpresa de Harry.
—Yo
tampoco me esperaba eso de él. Pero me dijo cosas sobre mi padre,
Harry... No creo que pueda repetir todo lo que me dijo. Eso me trastornó
tan profundamente como para pensarlo mucho. No puedo decir las palabras.
Pero me dijo que mi padre era... mi propio padre... Lucius era...
Harry se
puso de pie y caminó hacia Draco, quien lo miró a los
ojos y suspiró.
—Sigue,
Draco. Estoy escuchando —Harry se paró cerca de él
pero sin tocarlo, apoyando su hombro izquierdo descuidadamente contra
la chimenea. Draco miró fijamente el hombro de Harry, mientras
se forzaba a sacar las palabras, aquellas que todavía le costaba
creer que fueran verdad.
—Mi
padre era homosexual, Harry. Homosexual y lleno de aborrecimiento hacia
sí mismo. De tal padre tal hijo, ¿verdad?
Harry pareció
sorprendido por un momento. Luego escondió su reacción.
Draco no podía decir qué era. Ahora que había dejado
salir lo peor, por la pesadez del aire, Draco solo quería alejarse
de Harry y agachar la cabeza. Quería llorar. Quería quedarse
dormido. Quería aparecerse en Singapur. Pero no podía
abandonar ahora todo su esfuerzo. Tenía que llegar más
lejos.
Cuando Harry
habló, lo hizo de forma tentativa e insegura. —¿Puedo
poner mi mano en tu hombro?
Draco por
poco lo golpeó. ¿Te estoy ofreciendo mi virginidad
y tú quieres poner tu mano en mi hombro? Pero en vez de
eso se tragó las palabras y asintió. A pesar de lo difícil
que todo había sido, estaba un poco sorprendido de no poder vocalizar
nada más.
Gentilmente,
Harry puso su mano en el hombro de Draco y sin ir más allá.
Era un toque pequeño, pero aun así llenó de calidez
todo el cuerpo de Draco, quien se tensó en respuesta. El toque
le hizo sentir al mismo tiempo una erección e incomodidad, pero
rehusó pedirle a Harry que se fuera. Así como la calidez
era confortante, también era excitante. Y aún a pesar
de su erección, Draco se negó a ceder a la urgencia de
pedirle a Harry que se fuera.
Harry se
aseguró de que Draco lo estuviera mirando a los ojos cuando habló.
—¿Sabes por qué te perseguí tan diligentemente?
Draco negó
con la cabeza. —No —realmente no podía imaginar por
qué Harry estaba allí después de todo, por qué
Harry no había desistido hacía meses de esta aparentemente
inútil cacería, cuando Draco probó ser tan difícil.
La cálida
mano de Harry permaneció en el hombro de Draco.
—Me
di cuenta durante la guerra que te deseaba, pero era un mal momento.
Tú te asustabas como un pájaro cada vez que yo me metía
en tu espacio personal y estaba tan ocupado siendo un soldado que no
te dediqué suficiente tiempo. Cuando la guerra terminó,
todavía había mucho por hacer y casi no te miraba. Al
principio estaba distraído pero comencé a extrañarte.
Tu ingenio, tus ironías, tu aguda inteligencia, tu valentía,
la forma en que nunca fuiste condescendiente con mis amigos pero aprendiste,
a pesar de todo, a tratarlos con un respeto que yo podía ver
debajo de tus burlas y provocaciones. Extrañaba esas provocaciones,
Draco. Extrañaba tu espíritu. Después de un par
de meses, comprendí que nadie podía compararse contigo
y ni siquiera quería pretenderlo o hacer que eso pasara, así
que te busqué para salir y traté de meterme dentro de
sus educadas y aristocráticas defensas. Podía ver que
estabas interesado, ¡pero aún así tuve que llevar
a cabo una gran persecución! Me deseabas pero parecías
odiar todo pensamiento de deseo por mí. No sabía por qué
pero no me importaba mucho, mientras me dejaras seguir cerca de ti.
Sí, he esperado estos dos meses y sí, lo que hice cuando
vine fue por provocarte, y sí, adrede te hice esperar por mí.
Pero yo he esperado por ti mucho más que dos meses, Draco. No
hay nadie como tú y creo que esperaré todo lo que sea
necesario.
Harry sonrió
y apretó ligeramente el hombro de Draco. El pene de Draco se
sacudió incómodamente en respuesta. Por su magia,
todo lo que este hombre hacía lo dejaba cosquilleando.
—Así
que esta es la situación, Draco. No me iré. Estoy profundamente
horrorizado por lo que Lucius te enseñó y todo lo que
te hizo pasar. Y me siento honrado de ser el hombre con el que tratarás
de superar ese tipo de educación infantil. Quiero tener una relación
contigo. Un romance. Algo que tenga significado y que sea real. Te considero
mi amigo, un héroe y también un compañero digno.
También hay potenciales soluciones al problema de la finalización
de tu linaje. He pensado en ellas para mí, desde que me di cuenta
que no me veía a mi mismo casándome con una mujer. Se
puede adoptar o alquilar un vientre...
Draco supo
que debió lucir horrorizado por ambas sugerencias, porque Harry
se detuvo a mitad de la frase y comenzó otra.
— …Y
puedo esperar todo el tiempo que tome, Draco. Permíteme besarte
en la mejilla esta noche y dejarte en paz. Puedo llevarte mañana
por la mañana a un picnic y...
—No
—Draco estaba un poco asombrado por lo inflexible con que dijo
la palabra pero su pene dolía bajo sus ropas.
—¿No?
—Harry realmente parecía ligeramente confundido. —
¿No crees que es mejor ir despacio con el acercamiento íntimo?
—No,
Harry, no lo creo —se obligó Draco a decir. Cerró
los ojos y se obligó a hablar. Harry pensaba que él era
valiente. Harry pensaba eso. —He esperado lo suficiente
y no puedo detenerme ahora o probablemente perderé el impulso.
Estoy tan duro por ti, Harry, que estoy dolorido por el deseo. Así
que quiero presionarme. Quiero tratar de superar esta barrera. Esta
noche.
Harry permaneció
en silencio por un momento, su mano repentinamente pesada en el hombro
de Draco. —Entonces, tengo una idea —dijo finalmente.
Draco asintió.
—¿Has
escuchado hablar del "bondage"?(1)
—Harry se ruborizó ligeramente cuando lo dijo y Draco estaba
aliviado de ver su sonrojo mientras él se desconcertaba por la
sugerencia.
—Harry.
Estoy asombrado. No habrá ninguna... azotaina o golpes o...
—¡No!
No, por supuesto que no, Draco. No dije sadismo y masoquismo, o dominación
de ninguna índole. ¡Ni siquiera inconformidad! Solo...
ataduras. Creo que podría ayudar si me atas, o te refrenas a
ti mismo, podemos discutirlo y ver qué te parece mejor. Solo
por esta vez.
Repentinamente,
Draco sintió la necesidad de sentarse, así que levantó
su mano hacia su hombro y tomó la mano de Harry. Entonces los
guió a ambos de regreso hacia la mesa, donde la comida se había
helado completamente. Se sentó, sosteniendo todavía la
mano de Harry y alisó sus ropas por encima de sus muslos.
—Explícate,
por favor.
—Draco,
básicamente el bondage es fingir ceder el control. El hombre
con las ataduras en realidad no estaría renunciando a su poder,
asumiendo que confiamos el uno en el otro y yo confío en ti.
Si tú me atas, te da la oportunidad de ir completamente a tu
propio ritmo. Para saber, con seguridad, que no te estoy presionado
a ir más rápido o más fuerte. Si eres tú
el que permanece atado, significa que te estás liberando conmigo
y sé que eso no te permitiría tocarme o darme placer.
Puedes simplemente relajarte y aceptar todo el placer y el cuidado que
puedo darte. ¿Cuál de las dos opciones es más atractiva
para ti, Draco?
Draco miró
a Harry sin comprender. —Déjame asegurarme de que te comprendo
perfectamente. Tú confías en mí.
Harry asintió.
—Tú
permitirías que te atara —eso debió ser una pregunta
pero Draco no quiso darle esa inflexión.
Harry asintió
de nuevo.
—¿Tú
no necesitarías que yo... no sé, pusiera mi varita a un
lado? ¿O que hiciera un juramento mágico para no hacer
nada en particular? ¿Que tú confías en que no voy
a lastimarte, a vender fotos tuyas así, que no voy a traicionarte
o que no voy a dañarte de ninguna forma?
Harry finalmente
habló. —Sí, Draco. Confío en ti para hacer
esto. Y voy a permitir que me quites la varita de mis manos, me desvistas
y me ates con sogas mágicas. Y sé que no voy a lamentarlo.
Draco todavía
no estaba seguro de que Harry realmente quisiera decir eso. ¿Lo
había pensado? La impulsividad de Harry era famosa. —¿A
pesar de quién soy? ¿A pesar de nuestra historia? ¿A
pesar de todo lo que te hice en el pasado? —La voz de Draco disminuyó
hasta casi ser un susurro. —¿A pesar... a pesar de mi propia
crianza?
Harry puso
su otra mano alrededor de la que ya estaba sosteniendo. —Sí,
Draco. Lo haré.
Repentinamente,
Draco encontró la manera de incrementar su voz de un susurro.
—¿Cómo puedes confiar tanto en mí?
— Solo
lo hago, Draco. Aprendí a confiar en ti con mi vida cuando fuimos
soldados. Eso no ha cambiado.
Draco enterró
su rostro en sus manos y sollozó. Solo fue un momento pero había
pasado, y no iba a pretender que no había sucedido.
—No
creo que puedas saber —trató de sonar calmado pero no pensó
que Harry fuera tonto— lo mucho que esto significa para mí.
—Muéstramelo
—dijo Harry simplemente. Y se puso de pie y extendió su
mano a Draco.
Draco se
levantó y observó la mano extendida de Harry. Iba a hacer
esto. Iba a atar a Harry. Iba a tener a un desnudo, guapo hombre en
su habitación, atado en su cama. Absolutamente no iba a negar
esto por más tiempo. Los hombres lo atraían. Él
era homosexual.
Tomó
la cálida mano de Harry entre la suya. Juntos se dirigieron a
la habitación de Draco.
*************
Harry tuvo
que conjurar las sogas.
Harry tuvo
que ayudar a Draco para que lo atara.
Harry tuvo
que probarle que las ataduras no lo irritaban, que estaba confortable,
que todavía estaba excitado.
Finalmente,
Draco tuvo que aceptar la realidad de tener a un hombre desnudo en su
cama y hacer algo al respecto.
—No
tengo idea de qué hacer, Harry.
—Por
supuesto que lo sabes, Draco. Apuesto que significa mucho para ti. Tampoco
es que no sepas cómo tornar esto en el más grande escarceo
que yo haya tenido a base de cosquillas en mi espalda. ¿No es
así?
Draco estaba
consternado de ser tan transparente para Harry y se sentía un
poco inseguro todavía, pero las palabras de Harry lo aliviaron.
—No estoy aquí por que espere algún tipo de experiencia
profesional, Draco. Tú me excitas. Solo mira mi polla para comprobarlo
—Le sonrió malicioso pero gentil. En realidad, Harry estaba
duro como una piedra, goteando líquido preseminal en un pequeño
y brillante hilo que manaba de la rendija de su erección, y bajaba
todo el camino hacia el negro vello de la base, y apuntaba hacia su
propia polla como una tentadora flecha.
—Así
que te lo repito, Draco. No estoy aquí esperando la actuación
de un experto. No estoy atado en tu cama para que evites que me vaya.
No me he sentado en mi apartamento esperando tu lechuza durante dos
malditos meses, solo para juzgar tus caricias, tu boca y tu polla en
el momento en que finalmente puedo experimentarlas. Estoy aquí
para estar contigo. Yo puedo esperar bastante tiempo por la estupenda
follada que sé que tendremos nosotros... tarde o temprano. Y
sé, estoy segurísimo, que eventualmente seremos grandiosos
los dos juntos. Porque siempre hemos sido explosivos y porque te deseo
más de lo que he deseado a alguien en toda mi vida. Eso sin mencionar
que tú me deseas lo suficiente como para mandar por un tubo las
enseñanzas de mierda que por generaciones han tenido. Cuando
finalmente estemos juntos, no existe otra posibilidad más que
sea excelente, Draco. Así que tómate tu tiempo. Enséñame.
Aprende. Si comienzo a sentir que las pelotas se me ponen azules o algo
parecido, me puedes dar una poción tranquilizante, ¿te
parece? Pero esto es para ti. Es un regalo. Tómalo y... juega
con tu juguete nuevo.
Draco sintió
que se le hacía la boca agua. Asintió y se quitó
la ropa. Abajo vestía lo más anticuado en lo que a ropa
interior mágica se refería. Se sintió momentáneamente
tímido por ellas, pero entonces miró a los ojos de Harry
y allí vio una franca y predadora apreciación. Era un
tipo de mirada que nadie, ni siquiera el libro abierto que era Harry,
podría esconder.
—¿Qué
son esos, cielo? —preguntó Harry un poco sorprendido.
—Ropa
interior mágica —Draco se ruborizó—. Está
diseñada para protegerme de ciertos hechizos de baja intensidad.
Están mágicamente tejidos, con fibras de alguna u otra
plata mágica, no puedo recordar mucho sobre esto. La Herbología
nunca fue mi fuerte.
—Son.
Condenadamente. Sexy.
Draco hubiera
querido burlarse de eso y asegurarle que los chistes no eran necesarios,
pero Harry parecía estar casi babeando.
—¿De
verdad? Eso es... inesperado, por decir algo. Después de todo,
difícilmente son... reveladores. Me cubren completamente, de
los codos al cuello y a las rodillas.
—Son
ajustados, brillantes y combinan completamente con el tono de tu piel
y el color de tu cabello e irradian magia protectora. Tu trasero está
bien respingado y apretado en ellos, Draco, como si estuviera con un
Wingardium Leviosa.
Draco no
pudo evitar reír. — No —dijo entre risas— Esta
es la forma en que realmente luce mi culo. No hay ningún Wingardium
en mis ropas.
—Te
creo, Draco. ¿Vas a estar de pie allí durante toda la
noche?
Draco colgó
su ropa con cuidado en su guardarropa, asegurándose de que quedara
sin arrugas, de que estuviera adecuadamente colgada del cuello y que
los hombros no estuvieran doblados. Cuando se dio la vuelta, todavía
vistiendo calcetines y su ropa interior, miró hacia la cama donde
Harry permanecía recostado en las almohadas. Harry, hermoso Harry,
estaba completamente desnudo y atado a la cama de Draco tanto de las
muñecas como de los tobillos. Los nudos estaban lo suficientemente
flojos, así que todo el cuerpo de Harry parecía estar
relajado y confortable, excepto su polla, que se sacudía ligeramente
al compás de cada latido del corazón de Harry.
Draco se
sentó al pie de la cama y se quitó los calcetines. Luego
jugó con ellos un momento, planchándolos con los dedos
hasta quitarle las arrugas. Los enrolló en una bola, luego la
deshizo y la hizo de nuevo, quedando satisfecho esta vez.
Harry lo
soportó en un paciente silencio.
Draco finalmente
se puso de pie y se detuvo junto a la cama. Ahora estaba a menos de
un metro del hombro de Harry. Estiró su brazo y tocó a
Harry allí, casi de la misma forma en que él lo había
tocado, frente a la chimenea de Draco. Era una gran diferencia que Harry
ahora no llevara ropa colocada sobre su piel. Ahora, ambos hombres respiraban
de manera irregular.
— Me
encanta como se sienten tus dedos sobre mi piel —dijo Harry quedamente.
—Entonces
deberías sentirlos un poco más —respondió
Draco, y se sentó en la cama, mirando el rostro de Harry y hacia
la cabecera de la cama. Draco estaba fascinado por el pecho de Harry.
Había vello allí, negro como el ónix. Era tan diferente
a Draco, tan diferente a una mujer. Draco miró sus propios dedos
mientras deslizaba las yemas suavemente sobre la piel del cuerpo de
Harry. Comenzó en el hombro, siguió por la clavícula
hasta llegar a la base del cuello de Harry.
Harry hizo
un pequeño ruido y Draco se dio cuenta de que lo distraía.
—Shhh...
—le pidió—. ¿Puedes permitirme la experiencia
de tocarte por primera vez? Deja los sonidos para después. ¿De
acuerdo?
Harry asintió
y Draco comenzó a aprender el lugar del cuello de Harry donde
su barba comenzaba a crecer. Habría podido apostar que Harry
se había afeitado o depilado mágicamente antes de su cita,
pero allí estaba, solo un par de horas después y Draco
ya podía sentir el vello saliendo por sus poros. Probablemente,
todos los días Harry tenía una sombra de vello antes del
almuerzo.
Las orejas
de Harry eran delicadas, curvas sensuales de una suavidad extraordinaria.
El cabello
de Harry era espeso y suave, tal y como Draco había soñado
que sería.
La parte
de atrás de la nuca de Harry respondió al apretón
tentativo de Draco poniéndose como piel de gallina.
La manzana
de Adán de Harry era más gruesa que la Draco, más
redondeada y menos puntiaguda. Todo en mí es puntiagudo,
pensó Draco con tristeza. Entonces se percató de
la forma en que claramente Harry se estaba forzando a sí mismo
a entregarse, a estar callado y estar aparentemente calmado, la forma
en que Harry ignoraba su erección, que parecía tan dura
que seguramente dolía. Quizás Harry piensa que lo
puntiagudo es atractivo, pensó Draco y prosiguió
con su exploración.
La clavícula
de Harry era menos prominente que la de Draco, aunque la de Harry era
más musculosa y casi pequeña. Pero el contraste de la
piel sobre el hueso y la piel sobre el músculo era aparente.
Draco la trazó repetidamente; primero con los ojos abiertos,
ahora con los ojos cerrados, hasta que pudo sentir la diferencia con
el toque más ligero.
Los pectorales
de Harry eran asombrosos. Redondos, firmes, la piel sobre ellos era
velluda y suave a partes iguales.
Los pezones
eran café y parecían bastantes sensibles a las caricias.
Tocarlos hizo que Harry se encogiera casi imperceptiblemente y ahogara
los sonidos que Draco que había pedido que suprimiera por el
momento.
Los hombros
de Harry y la parte superior de sus brazos eran fuertes, musculosos,
masculinos y casi no tenían vello.
La piel de
los codos de Harry era áspera. Hacia abajo tenía más
vello negro, no era escaso pero tampoco abrumaba. Las manos de Harry
eran ásperas y descuidadas. Draco ni siquiera tenía que
preguntarle a Harry si alguna vez se había hecho la manicura.
Seguramente no. Pero sus uñas estaban cortas y bien cuidadas.
No tenía ninguna protuberancia que pudiera lastimar a Draco.
Los músculos del abdomen no estaban visibles -al menos cuando
Harry estaba en una relajada posición y medio sentado-, pero
Draco pudo encontrarlos bajo la piel.
El triángulo
irregular de vello negro que crecía entre el ombligo de Harry
y su polla era tan seductor para Draco que apenas lo tocó antes
de levantarse y comenzar otra vez desde los pies de Harry... los cuales
eran delgados, pequeños y un poco velludos por arriba. Realmente
era asombrosa la cantidad de vello negro que crecía por todo
el pálido y bajo hombre que estaba en la cama de Draco. Me
gusta el contraste entre nosotros, decidió Draco mientras
miraba a Harry de arriba a abajo.
Los ojos
verdes estaban cerrados apretadamente y Harry se estaba forzando a sí
mismo a respirar con normalidad. Después de inspeccionar su rostro
por un momento, Draco decidió que Harry estaba bien y continuó
examinando sus las piernas.
Espinillas,
pantorrillas, rodillas, todo fascinaba a Draco y él se tomó
su tiempo para deslizar sus dedos por todas partes, cuidándose
de ser delicado en todo momento, aunque usara sus dedos, sus palmas
o las yemas de sus dedos.
No había
forma de negarlo. Harry se sentía bien bajo las manos de Draco.
Aun así, todavía no estaba listo para la parte central,
así que comenzó de nuevo desde arriba. Esta vez, usando
la lengua.
Harry nunca
tiró de las sogas. Nunca tiró de la ligera holgura que
Draco había dejado en ellas.
Para el momento
en que Draco hizo su camino hacia los muslos de Harry, había
pasado una hora de gentil exploración y Draco se dio cuenta de
que probablemente Harry ya tenía las bolas azules. Las de Draco
ciertamente lo estaban.
Estaba de
costado, relajado sobre la cama, con la boca a escasos centímetros
de la parte superior del muslo de Harry. Puso su mano encima de la rodilla
de Harry y exhaló suavemente contra su piel. —Todavía
no estoy listo para quitarme la ropa interior, Harry, pero si no es
mucho pedir, me gustaría ver cómo te corres.
Harry exhaló
suavemente antes de hablar. —Espero no decepcionarte cuando me
derrame en escasos tres segundos, amor.
Draco se
rió con afecto. —Eso no es ningún problema, sobre
todo porque yo me voy a derramar solo con verte. Venga, quitemos estas
sogas, ¿te parece? Creo que han cumplido con su cometido. He
recibido la prueba más profunda de autocontrol sexual que un
tímido y atemorizado virgen pueda soñar. Y lo aprecio,
Harry —Draco desató la muñeca derecha de Harry,
luego se movió hacia abajo para desatar el tobillo derecho, mientras
Harry desataba su muñeca izquierda. Juntos desataron el último
nudo, lo que fue un poco incómodo. Luego Draco se sentó
contra la cabecera de la cama y tiró de Harry para que se sentara
frente a él, acurrucado entre las piernas de Draco, lo que había
que Harry presionara justo sobre la ansiosa polla de Draco.
Harry tomó
su propia palpitante y goteante necesidad con su mano derecha y luego
se giró dentro de la protección del cuerpo de Draco, inclinando
su cabeza hacia un lado sobre el hombro de Draco. —Sé que
quieres mirar, pero realmente quiero besarte. ¿Puedo advertirte
cuando esté a punto de correrme?
—Mastúrbate
primero —le pidió Draco.
La técnica
de Harry parecía ser ligeramente diferente a la de Draco. Él
las prefería largas, aun las caricias, mientras que Draco se
concentraba en la cabeza y el prepucio. Harry parecía perfectamente
feliz de ignorar sus bolas y su culo, mientras que Draco ponía
mucho esfuerzo en tocarse en esos lugares. Por ahora he visto suficiente,
decidió abruptamente y puso sus labios sobre los de Harry. Los
labios de Harry eran suaves.
Draco se
entregó al beso. Se deleitó en él. Se licuó.
Draco abrió
su boca y la lengua de Harry se deslizó hacia dentro. Draco gimió
de placer y tocó la lengua de Harry con la suya. Podía
sentir la lengua de Harry, podía delinear los dientes de Harry,
podía saborear la sonrisa de Harry.
La siguiente
cosa que supo fue que había dado un tirón a Harry para
girarlo sobre él, para que quedara tendido sobre Draco y pudiera
su polla contra la polla de Draco, que seguía dentro de sus elaborados
pantaloncillos de seda.
Harry ya
no estaba masturbándose. Con su mano izquierda se mantenía
un poco erguido y con la derecha acariciaba el rostro de Draco. Entonces
Harry se retiró lo suficiente para susurrar. —Estoy a punto
de derramarme como un centauro de un momento a otro, ¿todavía
quieres mirar?
Draco realmente
quería hacerlo, así que empujó a Harry un poco
hacia arriba y Harry se restregó frenéticamente sobre
el cubierto estómago de Draco. Draco tuvo una vista perfecta
cuando la eyaculación fue expulsada por la hendidura de la punta
de la hermosa polla de Harry.
Nunca había
visto nada parecido. Era fabuloso. Eso hizo que Draco quisiera derramarse
tan desesperadamente que rodó sobre Harry y se frotó contra
el otro hombre durante un breve momento, entonces se corrió dentro
de su propia ropa interior.
Cuando abrió
los ojos, su Harry estaba contemplándolo como un hombre que miraba
por primera vez la pintura Noche Estrellada de Van Gogh. O
como un hombre perdido en el desierto que mira un vaso de agua inalcanzable.
Draco sonrió
a los ojos de Harry, entonces, emocionado, dejó caer su rostro
en la curva del cuello de Harry.
Permanecieron
acostados de esa forma, en un momento de quietud, durante largos minutos.
Draco estaba
a punto de quedarse dormido cuando Harry se revolvió y apretó
el brazo de Draco.
— ¿Qué
quieres hacer ahora, amor? ¿Una ducha? ¿Privacidad? ¿Dormir?
¿O posiblemente terminar nuestra cena?
Draco se
rió. En realidad, casi no habían comido nada.
—Mi
querido Harry, creo que lo que sigue es una siesta. Luego, deberíamos
recalentar los tallarines y comerlos. Pero sí estoy seguro de
algo.
Harry acarició
la mejilla de Draco con las puntas de sus dedos y lo besó en
la frente. —¿De qué, amor?
Draco se
hizo hacia atrás lo suficiente para poder mirar el rostro de
Harry y por tanto, para que Harry pudiera mirarlo completamente a él.
Se aseguró de que su rostro estuviera serio, feliz pero profunda
y desesperadamente sincero.
—Sé
que quiero que te quedes.
Fin
¡Coméntalo
aquí!
(1)
Bondage: práctica sexual sadomasoquista en la que uno de los
participantes permanece atado. Vuelve.