¿Más Harry/Draco? Vuelve

 

Desflorado en la ducha

Por Enchanted Jae

Ubicación original

Traducido por Danvers - Revisión: Vero & Heiko

Rating: NC-17


Draco Malfoy era un animal de costumbres. Por ejemplo, tenía por costumbre entretenerse durante un rato en las duchas después del entrenamiento de Quidditch.

Harry Potter se había estado aprovechando de la situación los últimos días, poniéndose su capa de invisibilidad y colándose en las duchas de Slytherin para admirar a Malfoy en toda su gloria. Había estado enamorado del mordaz rubio desde quinto año, y la oportunidad de darse un festín mirándole era demasiado tentadora como para dejarla pasar. Por supuesto, observarle en la ducha significaba que tenía que volver a su propio dormitorio con una violenta erección, por lo que se escondía tras las cortinas de su cama y se masturbaba con la imagen del bello rubio.

Hablando de masturbarse…

Harry contuvo el aliento cuando vio que Malfoy bajaba la mano y tomaba su polla con ella, dando unas pocas caricias para endurecerse completamente. El Slytherin nunca se había masturbado antes en la ducha, al menos no que Harry supiera, y avanzó un poco para tener una mejor vista.

Malfoy estaba de pie directamente bajo el chorro de agua, que se derramaba sobre su pálido cuerpo en insolentes regueros de agua. Su cabeza estaba inclinada hacia atrás, y sus labios estaban semiabiertos por el placer. Una mano se apoyaba con firmeza contra los azulejos que tenía enfrente, y la otra… la otra sacudía su erección afanosamente. Una de las manos de Harry vagó hacia su propia polla, donde empezó a frotarse a través de la tela de sus pantalones.

Malfoy estaba dejando ir pequeños y susurrantes gemidos, y Harry estaba jadeando junto a él. De pronto, los resoplidos de Malfoy formaron una palabra:

—H-Ha-Harry —siseó, su puño convertido en una borrosa imagen en movimiento sobre su polla.

Si eso no era una invitación, Harry no sabía qué lo era. Trabajando rápidamente, consiguió deslizar su ropa bajo la capa. Luego la dejó caer y se colocó tras él en la ducha. Envolvió sus brazos alrededor del Slytherin.

—¿Te echo una mano? —ronroneó en su oído. Malfoy gritó sobresaltado, y Harry recibió un codazo en las costillas.

—¡P-Potter! —exclamó en una combinación de conmoción e indignación.

—¿Qué ha pasado con “Harry”? —le provocó, rozando su erección a lo largo de la grieta de su culo.

—Potter, yo no… suéltame —tartamudeó el rubio, intentando retorcerse.

Harry estrechó sus brazos alrededor del otro chico.

—Dime que no quieres esto —dijo con voz ronca antes de repartir una serie de besos mordisqueados en el cuello y el hombro de Malfoy. El rubio gimió y dejó caer el cuello hacia atrás—. ¿Así que lo quieres? —apuntó Harry, cubriendo la mano de Draco con la suya, añadiéndose a su placer.

—Sí —susurró Malfoy, el rubor tiñendo sus mejillas.

—Entonces déjamelo a mí —le indicó Harry, apartando la mano de Draco de su propia polla. Se apretó entre los hombros del Slytherin, alentando al otro a reclinarse hacia atrás, y apoyando ambas manos contra la alicatada pared frente a él. Harry se detuvo mientras consideraba qué usar como lubricante. Ojeó una botella de acondicionador, la alcanzó y echó una generosa cantidad en una mano. Mojando los dedos de su otra mano en la resbaladiza sustancia, continuó besando y mordisqueando la nuca de Malfoy. Se desplazó más cerca tras el otro chico, apartando sus piernas con sus rodillas.

Harry deslizó un hábil dedo bajo la grieta de los glúteos de Malfoy, deteniéndose cuando encontró la fruncida carne de su agujero. Empujó el dedo más allá del estrecho anillo muscular y se sorprendió un tanto cuando Draco se puso rígido.

—¡Con cuidado! —dijo, refunfuñando. ¿Y si no era tan experimentado como había creído? Con más cuidado ahora, Harry trabajó con su dedo tan lenta y suavemente como le fue posible. Empujó dentro y fuera unas pocas veces antes de añadir otro dígito. Malfoy hizo un suave sonido de molestia e intentó dar un tirón de sus caderas. Harry contraatacó la acción envolviendo su otra mano alrededor de la erección del rubio y comenzando a acariciarle de nuevo. Al mismo tiempo localizó su próstata, tocándola y curvando sus dedos contra ella. Fue recompensado cuando Malfoy lanzó la cabeza hacia atrás con entusiasmo.

—¿Te gusta eso? —le provocó Harry.

—Sí, oh sí —jadeó Malfoy.

La polla de Harry palpitó dolorosamente. Incapaz de esperar más, retiró los dedos del apretado nido del cuerpo de Malfoy y presionó la rotunda cabeza de su polla en la aflojada entrada. No dispuesto a dar al rubio la oportunidad de cambiar de opinión, flexionó las caderas hacia delante, y sumergió su erección dentro del acogedor calor de Draco.

Malfoy aspiró con un sobresaltado jadeo y liberó el aire en un quejido. Harry restregó su mejilla a lo largo del hombro del otro, dando tiempo al rubio de adaptarse a ser estirado y llenado tan completamente. La mano continuó acariciando su polla, y cuando sintió que el otro chico se arqueaba en esa caricia, lo tomó como una señal para continuar.

Harry empezó lentamente, empujando suavemente y asegurándose de rozar la dulce zona mientras lo hacía. Las caderas de su pareja igualaron sus movimientos, y gradualmente el Gryffindor corrigió la velocidad hasta que estuvieron follando en serio. El área de la ducha resonó con los sonidos de ásperos suspiros, gemidos y el urgente choque de carne contra carne.

Malfoy llegó primero al clímax con un grito silencioso. El sonido de su eyaculación salpicando los azulejos se perdió en la ráfaga de agua que todavía se derramaba sobre sus cuerpos. Harry continuó bombeando en el tembloroso rubio hasta que él también se corrió, gritando el nombre de Draco.

Harry permaneció estrechamente presionado contra la espalda de Malfoy, detestando separarse de su nuevo amante.

—¿Primera vez? —preguntó con un ronco tono de voz.

—Sí —admitió el rubio.

—¿Lo has disfrutado?

Malfoy resopló.

—Osaría decir que la pared está cubierta con mi satisfacción, Potter —se retorció incómodamente, y Harry se apartó de él de mala gana.

El Slytherin se giró en la ahora fría agua y alcanzó su toalla, dejándola alrededor de su cuello. A pesar de la leve incomodidad al andar, se las arregló para caminar tranquilamente hacia el vestidor de su equipo. Abriendo la puerta, se giró hacia Harry.

—La próxima vez, Potter —dijo, arrastrando las palabras—, quiero sábanas de seda bajo mi cuerpo cuando follemos.


 

 

 

Fin

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