¿Más Harry/Draco? Vuelve

Las corbatas que atan

Por Alisanne
Ubicación original

Traducción: Danvers – Beta: Ronna

Ilustrado por Mina-san

 


~

 

—Entonces, ¿crees que hay algún candidato aquí?

Harry suspiró. Desde que había descubierto que era gay, Ron se había llegado a obsesionar con encontrarle novio. De acuerdo con Hermione, eso venía originado por una profundamente asentada necesidad de probar que no se sentía amenazado por su homosexualidad o alguna mierda así. Sin embargo a Harry no le importaba el por qué lo estaba haciendo, sólo quería que Ron lo dejase en paz.

Tenía la costumbre de sacarlo a colación en los momentos más extraños, como ahora, en Historia de la Magia, mientras Binns como de costumbre no prestaba mucha atención a las idas y venidas de la clase, aún cuando probablemente se daría cuenta si Ron empezara a señalar posibles novios para Harry.

—Es una pena lo de Finch-Fletchley —dijo Ron entre dientes, no por vez primera—. Pero está…

—Saliendo con Zabini. Sip, lo mencionaste la semana pasada.

Ron se metió la punta de la pluma en la boca y la masticó pensativamente.

—Sí, pero quizás podrías conseguir otro Slytherin ahora que sabemos que estaban todos espiando para nosotros durante la guerra…

Durante un horrible momento, Harry llegó a considerar escuchar la clase. Si pensara que eso pudiera hacer que Ron se callara lo haría en un segundo pero, por desgracia, su vida amorosa era la nueva obsesión de su amigo, así que…

Alguien tosió, y Harry echó un vistazo justo a tiempo para ver las cabezas de Malfoy y Parkinson inclinarse la una hacia la otra; al parecer la de él haciendo todo lo posible por mirar debajo de su falda. Harry hizo una mueca. Incluso él tenía que admitir que hacían una buena pareja; todo el mundo estaba convencido de que se casarían tan pronto como acabaran la escuela. Lástima que no esté disponible, pensó. Pero claramente no es gay.

—Siempre está Corner —susurró Ron.

—¿Desde cuándo es gay? —siseó Harry en respuesta—. Iba detrás de Hermione, ¿recuerdas?

—Sip, me acuerdo —contestó Ron frunciendo el ceño—. Y sé que no lo es, pero si le haces creer que estás interesado en él quizás se asuste y la deje en paz.

—¿Y cómo me ayuda eso exactamente a encontrar novio? —Harry suspiró.

Ron se encogió de hombros.

—Supongo que no, pero puesto que no estás realmente interesado en nadie, quizás podrías…

—No. —Afortunadamente, todo el mundo empezó a recoger sus libros e irse. Binns, sin percatarse de nada, seguía hablando en tono monótono mientras los alumnos empezaban a salir. Harry se levantó.

—Bueno, si Corner no vale, entonces quizás podrías pensar en…

Harry se desentendió poniendo los ojos en blanco mientras Ron seguía hablando. Casi habría sido mejor si no le “apoyara” tanto. Al menos entonces podría pretender que estaba solo por decisión propia. Uno habría pensado que el Niño Que Mató A Voldemort sería capaz de echar un polvo.

Absorto, Harry chocó directamente contra alguien, irguiéndose justo para ver que era Draco. Por supuesto.

—Cuidado, Potter. —Draco sonrió despectivamente, sin entusiasmo, antes de pasar con Parkinson enganchada a su brazo.

Desgraciadamente, ese retraso permitió que Ron diera con él.

—Siempre está Dennis Creevey. Parece que le gustas de verdad…

Conteniendo una maldición en los labios, Harry se arrastró hacia la torre de Gryffindor, intentando todo el tiempo ignorar las proposiciones cada vez más ridículas. Quizás si simplemente asiento y sonrío, al final se rendirá, pensó Harry mientras entraban en la sala común.

Eso podría haber funcionado, si no fuera por Hermione.

—¿Quién parece gustarle a quién? —preguntó, haciendo sitio para ellos al lado de la chimenea.

Ron se deslizó a su lado.

—A Creevey le gusta Harry.

—Siempre le ha gustado Harry —dijo Hermione. —La cuestión es, ¿a Harry le gusta él? —Miró fijamente a su amigo, como si dudara de su cordura.

—¿Tenemos que discutir esto ahora? —preguntó Harry, hundiéndose en su asiento—. ¿O alguna vez? —murmuró entre dientes.

—¿Por qué no ahora? —preguntó Ron—. Es hora de que encuentres a alguien, Harry. Ahora que ese viejo cara-serpiente está muerto, te mereces algo de diversión. El año que viene será demasiado tarde. He oído que el entrenamiento de auror es duro.

—Podemos montar una fiesta —sugirió Hermione, alcanzando pergamino y una pluma—. Invitar a los estudiantes de todas las casas para que Harry pueda elegir entre algún chico gay.

—¿Queréis dejarlo los dos? —Harry, avergonzado, se levantó—. Mirad, lo único que quiero es tener un curso normal para decidir qué deseo hacer y sacarme los ÉXTASIS. Sencillamente no estoy interesado en ningún romance ahora mismo, ¿vale?

—¿Qué quieres hacer? —Ron frunció el ceño—. Creía que ya habíamos decidido ser aurores juntos.

—No estoy seguro de que todavía me interese eso —dijo Harry, estudiando sus manos—. La idea de perseguir magos tenebrosos para ganarme la vida ha perdido su atractivo.

—Comprensible —dijo Hermione—. De hecho, siempre te he visto más como un sanador…

Mientras discutían las carreras alternativas de Harry, éste desconectó de ellos. Lástima que no hubiera un modo en que sencillamente no tuviera que pensar en su futuro. ¿Por qué no podía simplemente tener un año libre de preocupaciones?

—... siempre podrías ser buscador profesional —dijo Ron con entusiasmo, obviamente fascinado ante su propia idea—. ¿No sería genial que jugaras para los Cannons?

—Me voy a dar una vuelta —musitó Harry, poniéndose de pie—. Os veo más tarde.

Ron y Hermione estaban tan absortos en planear su vida por él que apenas notaron cómo se levantaba y, sacudiendo la cabeza, se deslizaba hacia la entrada. Todavía tenía su capa en el bolsillo; desplegándola, se la echó sobre la cabeza y continuó andando.

Caminar siempre había sido su terapia, así que Harry dejó que su mente divagara mientras vagaba por el castillo. Evitó las rutas habituales de las rondas de los profesores, decidiéndose por zonas más oscuras. Lástima que la Sala de los Menesteres se haya perdido, pensó mientras pasaba por el familiar tramo.

Para su asombro, la pared pareció responder a sus pensamientos, creando una puerta. Era un poco irregular alrededor de los bordes, pero era una puerta en cualquier caso.

Conteniendo la respiración, Harry se acercó, abriendo bien los ojos cuando la puerta se abrió como si le invitara a entrar. Mirando dentro, vio la evidencia de los desperfectos causados en la habitación.

Una parte de la sala era defectuosa, y los muros de piedra carbonizada permanecían sin reparar, pero la otra parte tenía una alfombra y un suntuoso tapiz que la cubría como si estuviera intentando cumplir la fantasía de alguien.

—Joder —murmuró alguien, y por primera vez Harry se dio cuenta de que no estaba solo. Draco estaba de pie en una esquina y, mientras Harry observaba, cerró los ojos y frunció la frente como si estuviera concentrado.

La habitación cambió alrededor de Harry, transformándose en una copia bastante buena de la sala común de Gryffindor. No obstante una esquina todavía permanecía sin cambios, y ahí fue hacia donde se movió, figurándose que conseguiría una vista mejor de lo que el otro chico estaba planeando.

Draco abrió los ojos y miró alrededor como si buscara algo o alguien.

—Maldición, creía que esta habitación supuestamente me daría lo que necesitaba —susurró.

Harry parpadeó. ¿Qué podía desear tanto de la Sala de Menesteres?

—¿De qué otro modo voy a tener una oportunidad con Potter? —continuó con un suspiro, cayendo sobre un sofá y poniendo los pies sobre una mesa—. A menos que me lo entregues tú…

Los ojos de Harry se abrieron como platos. ¿Draco le deseaba? ¿Draco era gay?

—Pero, ¿y Parkinson? —dijo sin pensar, mordiéndose la lengua inmediatamente.

El Slytherin se puso de pie de un salto, sacando la varita.

—¿Quién está ahí? —siseó.

Ésta puede ser mi oportunidad, pensó Harry, y respirando profundamente, se quitó la capa de un tirón, revelándose ante Draco.

—¿Qué estás haciendo en la sala común de Gryffindor? —preguntó, metiendo rápidamente la capa entre su túnica.

Los ojos de Draco se estrecharon minuciosamente mientras bajaba la varita.

—¿La Sala te ha enviado? —preguntó.

—¿La Sala? —Harry intentó parecer tan inocente como era posible—. ¿Quieres decir la Sala Común?

Después de un momento, Draco apartó la varita y sonrió con satisfacción.

—He venido a hacerte una pregunta, Potter.

Harry se acercó.

—¿Qué pregunta?

—Te he visto observándome. —Draco inclinó la cabeza—. Se rumorea que eres gay y buscas a alguien. Creo que estás interesado en mí. ¿Lo estás?

¿Cómo demonios se suponía que iba a contestar a eso? Se encogió de hombros.

—En realidad nunca he pensado en ello —mintió—. Creía que eras hetero.

—Créeme, Potter. Si fuera hetero, lo sabría. Las mujeres se han estado echando sobre mí durante años. —Se inclinó hacia delante—. Pero a mí me gusta follarme a hombres. —Harry no pudo contenerse; tembló, y a Draco, por supuesto, no se le pasó. Sonrió socarronamente—. ¿Interesado ahora?

Harry tragó saliva y Draco pudo haberlo tomado como un consentimiento, porque un momento después tenía los brazos llenos de él, que estaba besuqueándole, las manos tirando de su túnica.

Siguiendo con ello, Harry susurró un práctico hechizo que había aprendido de Fred y George, y sus ropas (todo excepto las corbatas), desaparecieron.

Draco se adaptó inmediatamente, apretándose contra Harry y rozando sus erecciones una contra la otra. Harry contraatacó empujando a Draco contra la pared, sus dedos clavándose en las caderas y el culo del Slytherin mientras intentaba acercarles más.

—La mejor versión hasta ahora —murmuró Draco mientras Harry empezaba a moverse alrededor de su cuello, dejando un reguero de señales.

El Gryffindor sonrió. Al parecer Draco había intentado que la Sala le convocara antes. Quizás Harry le había dado algo que recordar. Retrocediendo, giró a Draco para que estuviese encarando la pared.

—¿Te gusta follarte a hombres? —susurró, arrastrando las manos por el cuerpo del Slytherin—. Oh, yo creo que no. Creo que te gusta que los hombres te follen.

Draco gimió fuertemente pero no lo discutió, y mientras Harry empezaba a deslizar sus dedos dentro de él, simplemente empujó hacia ellos, lloriqueando todo el tiempo, incitándole con sus gemidos y el arqueamiento de su cuerpo.

Draco todavía llevaba su corbata verde de Slytherin y Harry, después de susurrar un hechizo de lubricación, alineó su polla y deslizó sus brazos hacia los de Draco. Apretando el nudo de su corbata, Harry le llevó de vuelta contra su erección, inclinándose para morderle el cuello mientras empujaba profundamente en su interior.

 

Ilustración de Mina-san

 

 

—¡Joder! —jadeó Draco, llevando su mano hacia el brazo izquierdo de Harry, para agarrarse a él.

—Ésa es la idea —siseó Harry, moviéndose dentro y fuera de Draco mientras succionaba salvajemente su cuello.

—Más —gritó Draco, su voz rompiéndose mientras Harry le complacía y empezaba a follarle en serio.

El ángulo era extraño, pero el Gryffindor consiguió de todos modos mantener un ritmo brutal, y pocos momentos después, Draco estaba estremeciéndose y corriéndose, su polla goteando sin haber sido tocada, sus músculos contrayéndose alrededor de Harry y arrastrando su orgasmo con ellos.

El moreno liberó el cuello de Draco y dejó que su barbilla descansara sobre el hombro del otro.

—Oh, Dios mío.

—Mmm… —suspiró Draco, apartándose. Se separaron, el Gryffindor tragándose un gemido, y un rápido hechizo les limpió a ambos. Harry convocó sus ropas y se vistieron en silencio, pero antes de que pudiera sacar su capa de invisibilidad, la habitación se tambaleó a su alrededor, revertiendo a su antiguo estado ennegrecido por el fuego.

Los ojos de Harry se abrieron como platos.

—Um…

Draco se rió.

—Tranquilo, Potter. He sabido que eras tú todo el tiempo. —Sonrió mientras la boca de Harry se abría—. Cada vez que he intentado que la Sala te creara, siempre había algo… mal, igual que con la falsa sala común. Cuando apareciste con tu aspecto perfecto, supe que eras tú realmente.

—¿Y ahora qué? —preguntó Harry.

—Ahora veremos qué pasa fuera de esta habitación. —Draco se quitó la corbata del cuello—. Quédate esto. Si decides que quieres hacer esto de nuevo, sólo… llama la atención con ella algún día.

Mientras Draco se iba, Harry sonrió. Oh, sabía que esto pasaría de nuevo.

—¿Draco?

Draco se giró para mirarle.

—¿Sí?

Harry resbaló la corbata alrededor de su cuello.

—¿Es esto lo suficientemente llamativo?

Draco rió.

—Servirá. —Se giró para irse cuando dijo sobre su hombro—: ¿Bueno, te vienes?

—Eso espero —murmuró él, saliendo detrás de Draco.

 

~

 


A la mañana siguiente, cuando Harry llegó a desayunar, Ron estaba esperando.

—¡Ey! ¿Dónde estuviste anoche? —preguntó mientras su amigo se sentaba en la mesa de Gryffindor.

—Estaba deambulando por los pasillos —contestó.

Ron frunció el ceño.

—¿Una mala noche de nuevo? Creía que esas pesadillas se habrían ido ahora que Voldy ha sido derrotado.

Mirando hacia Draco, Harry interceptó una hambrienta mirada y se sonrojó, apartando la vista.

—Oh, nada malo. Tuve una gran noche, en realidad.

Ron siguió la dirección de su mirada.

—Ey ¿lleva Malfoy una corbata Gryffindor?

Harry sonrió, sacando la corbata de Draco de su bolsillo y colocándola alrededor de su cuello.

 

Ilustración de Mina-san

 

 

—Eso parece. Ey, quizás es un signo. ¿Crees que él es un buen candidato?

Ron palideció.

—Creo que no… ¿Harry?

Pero Harry ya estaba avanzando hacia la mesa de Slytherin. Se rió para sí cuando escuchó a Hermione.

—Parece que Harry ha tomado su decisión, Ron.

 

 

 

Fin

¡Coméntalo aquí!