—Entonces, ¿crees que hay algún
candidato aquí?
Harry suspiró. Desde que había descubierto
que era gay, Ron se había llegado a obsesionar con encontrarle
novio. De acuerdo con Hermione, eso venía originado por una
profundamente asentada necesidad de probar que no se sentía
amenazado por su homosexualidad o alguna mierda así. Sin
embargo a Harry no le importaba el por qué lo estaba haciendo,
sólo quería que Ron lo dejase en paz.
Tenía la costumbre de sacarlo a colación
en los momentos más extraños, como ahora, en Historia
de la Magia, mientras Binns como de costumbre no prestaba mucha
atención a las idas y venidas de la clase, aún cuando
probablemente se daría cuenta si Ron empezara a señalar
posibles novios para Harry.
—Es una pena lo de Finch-Fletchley —dijo
Ron entre dientes, no por vez primera—. Pero está…
—Saliendo con Zabini. Sip, lo mencionaste
la semana pasada.
Ron se metió la punta de la pluma en la
boca y la masticó pensativamente.
—Sí, pero quizás podrías
conseguir otro Slytherin ahora que sabemos que estaban todos espiando
para nosotros durante la guerra…
Durante un horrible momento, Harry llegó
a considerar escuchar la clase. Si pensara que eso pudiera hacer
que Ron se callara lo haría en un segundo pero, por desgracia,
su vida amorosa era la nueva obsesión de su amigo, así
que…
Alguien tosió, y Harry echó un vistazo
justo a tiempo para ver las cabezas de Malfoy y Parkinson inclinarse
la una hacia la otra; al parecer la de él haciendo todo lo
posible por mirar debajo de su falda. Harry hizo una mueca. Incluso
él tenía que admitir que hacían una buena pareja;
todo el mundo estaba convencido de que se casarían tan pronto
como acabaran la escuela. Lástima que no esté
disponible, pensó. Pero claramente no es gay.
—Siempre está Corner —susurró
Ron.
—¿Desde cuándo es gay? —siseó
Harry en respuesta—. Iba detrás de Hermione, ¿recuerdas?
—Sip, me acuerdo —contestó Ron
frunciendo el ceño—. Y sé que no lo es, pero
si le haces creer que estás interesado en él quizás
se asuste y la deje en paz.
—¿Y cómo me ayuda eso exactamente
a encontrar novio? —Harry suspiró.
Ron se encogió de hombros.
—Supongo que no, pero puesto que no estás
realmente interesado en nadie, quizás podrías…
—No. —Afortunadamente, todo el mundo
empezó a recoger sus libros e irse. Binns, sin percatarse
de nada, seguía hablando en tono monótono mientras
los alumnos empezaban a salir. Harry se levantó.
—Bueno, si Corner no vale, entonces quizás
podrías pensar en…
Harry se desentendió poniendo los ojos en
blanco mientras Ron seguía hablando. Casi habría sido
mejor si no le “apoyara” tanto. Al menos entonces podría
pretender que estaba solo por decisión propia. Uno habría
pensado que el Niño Que Mató A Voldemort sería
capaz de echar un polvo.
Absorto, Harry chocó directamente contra
alguien, irguiéndose justo para ver que era Draco. Por supuesto.
—Cuidado, Potter. —Draco sonrió
despectivamente, sin entusiasmo, antes de pasar con Parkinson enganchada
a su brazo.
Desgraciadamente, ese retraso permitió que
Ron diera con él.
—Siempre está Dennis Creevey. Parece
que le gustas de verdad…
Conteniendo una maldición en los labios,
Harry se arrastró hacia la torre de Gryffindor, intentando
todo el tiempo ignorar las proposiciones cada vez más ridículas.
Quizás si simplemente asiento y sonrío, al final
se rendirá, pensó Harry mientras entraban en
la sala común.
Eso podría haber funcionado, si no fuera
por Hermione.
—¿Quién parece gustarle a quién?
—preguntó, haciendo sitio para ellos al lado de la
chimenea.
Ron se deslizó a su lado.
—A Creevey le gusta Harry.
—Siempre le ha gustado Harry —dijo
Hermione. —La cuestión es, ¿a Harry le gusta
él? —Miró fijamente a su amigo, como si dudara
de su cordura.
—¿Tenemos que discutir esto ahora?
—preguntó Harry, hundiéndose en su asiento—.
¿O alguna vez? —murmuró entre dientes.
—¿Por qué no ahora? —preguntó
Ron—. Es hora de que encuentres a alguien, Harry. Ahora que
ese viejo cara-serpiente está muerto, te mereces algo de
diversión. El año que viene será demasiado
tarde. He oído que el entrenamiento de auror es duro.
—Podemos montar una fiesta —sugirió
Hermione, alcanzando pergamino y una pluma—. Invitar a los
estudiantes de todas las casas para que Harry pueda elegir entre
algún chico gay.
—¿Queréis dejarlo los dos?
—Harry, avergonzado, se levantó—. Mirad, lo único
que quiero es tener un curso normal para decidir qué deseo
hacer y sacarme los ÉXTASIS. Sencillamente no estoy interesado
en ningún romance ahora mismo, ¿vale?
—¿Qué quieres hacer? —Ron
frunció el ceño—. Creía que ya habíamos
decidido ser aurores juntos.
—No estoy seguro de que todavía me
interese eso —dijo Harry, estudiando sus manos—. La
idea de perseguir magos tenebrosos para ganarme la vida ha perdido
su atractivo.
—Comprensible —dijo Hermione—.
De hecho, siempre te he visto más como un sanador…
Mientras discutían las carreras alternativas
de Harry, éste desconectó de ellos. Lástima
que no hubiera un modo en que sencillamente no tuviera que pensar
en su futuro. ¿Por qué no podía simplemente
tener un año libre de preocupaciones?
—... siempre podrías ser buscador
profesional —dijo Ron con entusiasmo, obviamente fascinado
ante su propia idea—. ¿No sería genial que jugaras
para los Cannons?
—Me voy a dar una vuelta —musitó
Harry, poniéndose de pie—. Os veo más tarde.
Ron y Hermione estaban tan absortos en planear
su vida por él que apenas notaron cómo se levantaba
y, sacudiendo la cabeza, se deslizaba hacia la entrada. Todavía
tenía su capa en el bolsillo; desplegándola, se la
echó sobre la cabeza y continuó andando.
Caminar siempre había sido su terapia, así
que Harry dejó que su mente divagara mientras vagaba por
el castillo. Evitó las rutas habituales de las rondas de
los profesores, decidiéndose por zonas más oscuras.
Lástima que la Sala de los Menesteres se haya perdido,
pensó mientras pasaba por el familiar tramo.
Para su asombro, la pared pareció responder
a sus pensamientos, creando una puerta. Era un poco irregular alrededor
de los bordes, pero era una puerta en cualquier caso.
Conteniendo la respiración, Harry se acercó,
abriendo bien los ojos cuando la puerta se abrió como si
le invitara a entrar. Mirando dentro, vio la evidencia de los desperfectos
causados en la habitación.
Una parte de la sala era defectuosa, y los muros
de piedra carbonizada permanecían sin reparar, pero la otra
parte tenía una alfombra y un suntuoso tapiz que la cubría
como si estuviera intentando cumplir la fantasía de alguien.
—Joder —murmuró alguien, y por
primera vez Harry se dio cuenta de que no estaba solo. Draco estaba
de pie en una esquina y, mientras Harry observaba, cerró
los ojos y frunció la frente como si estuviera concentrado.
La habitación cambió alrededor de
Harry, transformándose en una copia bastante buena de la
sala común de Gryffindor. No obstante una esquina todavía
permanecía sin cambios, y ahí fue hacia donde se movió,
figurándose que conseguiría una vista mejor de lo
que el otro chico estaba planeando.
Draco abrió los ojos y miró alrededor
como si buscara algo o alguien.
—Maldición, creía que esta
habitación supuestamente me daría lo que necesitaba
—susurró.
Harry parpadeó. ¿Qué podía
desear tanto de la Sala de Menesteres?
—¿De qué otro modo voy a tener
una oportunidad con Potter? —continuó con un suspiro,
cayendo sobre un sofá y poniendo los pies sobre una mesa—.
A menos que me lo entregues tú…
Los ojos de Harry se abrieron como platos. ¿Draco le deseaba?
¿Draco era gay?
—Pero, ¿y Parkinson? —dijo sin
pensar, mordiéndose la lengua inmediatamente.
El Slytherin se puso de pie de un salto, sacando
la varita.
—¿Quién está ahí?
—siseó.
Ésta puede ser mi oportunidad,
pensó Harry, y respirando profundamente, se quitó
la capa de un tirón, revelándose ante Draco.
—¿Qué estás haciendo
en la sala común de Gryffindor? —preguntó, metiendo
rápidamente la capa entre su túnica.
Los ojos de Draco se estrecharon minuciosamente
mientras bajaba la varita.
—¿La Sala te ha enviado? —preguntó.
—¿La Sala? —Harry intentó
parecer tan inocente como era posible—. ¿Quieres decir
la Sala Común?
Después de un momento, Draco apartó
la varita y sonrió con satisfacción.
—He venido a hacerte una pregunta, Potter.
Harry se acercó.
—¿Qué pregunta?
—Te he visto observándome. —Draco
inclinó la cabeza—. Se rumorea que eres gay y buscas
a alguien. Creo que estás interesado en mí. ¿Lo
estás?
¿Cómo demonios se suponía
que iba a contestar a eso? Se encogió de hombros.
—En realidad nunca he pensado en ello —mintió—.
Creía que eras hetero.
—Créeme, Potter. Si fuera hetero,
lo sabría. Las mujeres se han estado echando sobre mí
durante años. —Se inclinó hacia delante—.
Pero a mí me gusta follarme a hombres. —Harry no pudo
contenerse; tembló, y a Draco, por supuesto, no se le pasó.
Sonrió socarronamente—. ¿Interesado ahora?
Harry tragó saliva y Draco pudo haberlo
tomado como un consentimiento, porque un momento después
tenía los brazos llenos de él, que estaba besuqueándole,
las manos tirando de su túnica.
Siguiendo con ello, Harry susurró un práctico
hechizo que había aprendido de Fred y George, y sus ropas
(todo excepto las corbatas), desaparecieron.
Draco se adaptó inmediatamente, apretándose
contra Harry y rozando sus erecciones una contra la otra. Harry
contraatacó empujando a Draco contra la pared, sus dedos
clavándose en las caderas y el culo del Slytherin mientras
intentaba acercarles más.
—La mejor versión hasta ahora —murmuró
Draco mientras Harry empezaba a moverse alrededor de su cuello,
dejando un reguero de señales.
El Gryffindor sonrió. Al parecer Draco había
intentado que la Sala le convocara antes. Quizás Harry le
había dado algo que recordar. Retrocediendo, giró
a Draco para que estuviese encarando la pared.
—¿Te gusta follarte a hombres? —susurró,
arrastrando las manos por el cuerpo del Slytherin—. Oh, yo
creo que no. Creo que te gusta que los hombres te follen.
Draco gimió fuertemente pero no lo discutió,
y mientras Harry empezaba a deslizar sus dedos dentro de él,
simplemente empujó hacia ellos, lloriqueando todo el tiempo,
incitándole con sus gemidos y el arqueamiento de su cuerpo.
Draco todavía llevaba su corbata verde de
Slytherin y Harry, después de susurrar un hechizo de lubricación,
alineó su polla y deslizó sus brazos hacia los de
Draco. Apretando el nudo de su corbata, Harry le llevó de
vuelta contra su erección, inclinándose para morderle
el cuello mientras empujaba profundamente en su interior.
Ilustración de Mina-san
—¡Joder! —jadeó Draco,
llevando su mano hacia el brazo izquierdo de Harry, para agarrarse
a él.
—Ésa es la idea —siseó
Harry, moviéndose dentro y fuera de Draco mientras succionaba
salvajemente su cuello.
—Más —gritó Draco, su
voz rompiéndose mientras Harry le complacía y empezaba
a follarle en serio.
El ángulo era extraño, pero el Gryffindor
consiguió de todos modos mantener un ritmo brutal, y pocos
momentos después, Draco estaba estremeciéndose y corriéndose,
su polla goteando sin haber sido tocada, sus músculos contrayéndose
alrededor de Harry y arrastrando su orgasmo con ellos.
El moreno liberó el cuello de Draco y dejó
que su barbilla descansara sobre el hombro del otro.
—Oh, Dios mío.
—Mmm… —suspiró Draco,
apartándose. Se separaron, el Gryffindor tragándose
un gemido, y un rápido hechizo les limpió a ambos.
Harry convocó sus ropas y se vistieron en silencio, pero
antes de que pudiera sacar su capa de invisibilidad, la habitación
se tambaleó a su alrededor, revertiendo a su antiguo estado
ennegrecido por el fuego.
Los ojos de Harry se abrieron como platos.
—Um…
Draco se rió.
—Tranquilo, Potter. He sabido que eras tú
todo el tiempo. —Sonrió mientras la boca de Harry se
abría—. Cada vez que he intentado que la Sala te creara,
siempre había algo… mal, igual que con la falsa sala
común. Cuando apareciste con tu aspecto perfecto, supe que
eras tú realmente.
—¿Y ahora qué? —preguntó
Harry.
—Ahora veremos qué pasa fuera de esta
habitación. —Draco se quitó la corbata del cuello—.
Quédate esto. Si decides que quieres hacer esto de nuevo,
sólo… llama la atención con ella algún
día.
Mientras Draco se iba, Harry sonrió. Oh,
sabía que esto pasaría de nuevo.
—¿Draco?
Draco se giró para mirarle.
—¿Sí?
Harry resbaló la corbata alrededor de su
cuello.
—¿Es esto lo suficientemente llamativo?
Draco rió.
—Servirá. —Se giró para
irse cuando dijo sobre su hombro—: ¿Bueno, te vienes?
—Eso espero —murmuró él,
saliendo detrás de Draco.