¿Más Harry/Draco? Vuelve

 

Todo lo que quiero

Por Luthien

Ubicación original

Traducido por Loves - Revisión: Veroboned, Heiko

Rating: R

 

 
 

Ama la forma en que Harry se siente debajo de él, cómo sus cuerpos se unen como dos piezas de un rompecabezas. Desliza la palma de sus manos sobre la espalda del otro, siente los músculos tensarse bajo su toque. Tiembla y presiona su pecho desnudo contra la espalda mientras sus caderas nunca fallan el ritmo, carne encontrando carne, gemidos que hacen eco en el otro. Sus labios hallando el lugar sensible en el otro cuello. La piel se eriza de inmediato.

Los pantalones de Harry, sus dedos clavándose en la hierba bajo ellos se deben de sentir extraños, pero Draco está seguro de que al moreno no le importa. Un gemido particularmente alto, y a continuación Harry deja que su cabeza caiga sobre el cuello del rubio, lo prueba y une sus labios una vez más al cuello del moreno. Su brazo se desliza debajo del otro, alrededor del pecho, acercándolo más. Su nariz encuentra el camino al cabello negro y desordenado e inhala profundamente, encontrando olor a almizcle, aire fresco y un poco de pimienta. Sus caderas van hacia adelante y al parecer dan en el punto correcto por la forma en que el otro grita y casi arranca la hierba.

Habría reído si tuviera el aire suficiente para hacerlo. Sin embargo, lleva su mano más arriba sobre el pecho de Harry y la cierra alrededor del hombro izquierdo de éste. Arremete y el moreno sigue el movimiento, sentándose lentamente, sin perder la conexión intima. Luego el moreno se sienta en su regazo, pausando durante un momento, descansando su cabeza en los hombros del otro. Harry maúlla, oscilando sus caderas ligeramente. Consigue una respiración entrecortada como réplica. Draco besa el cuello de Harry una y otra vez, pequeños besos salpicados por todo el lado izquierdo hasta alcanzar la mandíbula del chico. El Gry mueve su cabeza un poco y sus labios se unen.

Ambos gimen dentro del beso, que sube de nivel casi inmediatamente. Harry alza su mano izquierda y la entierra en los cabellos rubios, acercando a Draco. Sus lenguas se encuentran, enredándose sensualmente y deslizándose la una contra la otra, lentamente, a pesar de la presión del tiempo en sus mentes. Comparten la respiración, bebiendo sus gemidos, trabajan la boca del otro con labios, lenguas y dientes. Las caderas de Draco vuelven a encontrar su ritmo y el brazo alrededor del pecho de Harry aprieta, mientras embiste el cuerpo del otro hombre. Las respiraciones de Harry recogidas por la boca de Draco, pidiendo más, más, mucho más.

Deja ir el hombro del otro, y desliza su mano, tomando a su amante firmemente, sintiendo el espasmo que corre por el cuerpo del moreno. Los dedos de Harry aprietan más el cabello del rubio y sus besos se vuelven más desesperados. Draco tiene dificultades para mantener el ritmo, pero es lo que menos le importa, Harry está increíblemente caliente y apretado a su alrededor, estrujándolo, tomándolo profundo y más profundo, hasta que Draco no puede pensar con claridad y querido Merlín, necesita… no lo puede hacer más… necesita que Harry…

Un sonido de desesperación escapa del Gryffindor y luego se cierra alrededor de Draco de manera casi dolorosa y algo explota, está volando y mordiendo el cuello de Harry, ¡sería el momento perfecto para morir! No esta seguro de cuánto tiempo llevan sentados ahí, en la hierba mojada, con los gemidos de lujuria de otras parejas rodeándolos; que también han aprovechado Beltane (1) para celebrar sus cuerpos y pedir por la fertilidad. Sólo están cubiertos por la oscuridad del bosque. Cuando finalmente sale del cuerpo del otro, Harry cae sobre las piernas de Draco mientras éste da besos delicados al cuello del moreno.

El idiota se ríe silenciosamente en respuesta.

—¿Qué es tan gracioso? —murmura Draco, y alza su cabeza, trazando delicadamente la línea de la espina dorsal del otro con su nariz antes de besarle la oreja. El otro hombre solo niega, acercándose a Draco, que lo encierra aún más entre sus brazos. Sus labios se encuentran de nuevo, lentamente y sin prisa. Solamente el encuentro de dos labios sin la intimidad de las lenguas. Cuando se separan, sus miradas se encuentran y una sonrisa melancólica aparece en los labios de Harry.

—Deberías irte —dice por lo bajo. Draco asiente pero no se mueve, no se quiere ir, nunca se quiere ir. En vez de hacer lo razonable, lo correcto e irse, entierra su cara en el cabello de Harry y cierra los ojos. Su abrazo sobre el otro se aprieta un poco más y se deja inundar por su calor. Siempre tiene frío cuando no está con Harry.

—Draco —repite Harry, aunque su mano encuentra su antebrazo y lo aprieta. Quiere separarse tanto como Draco, ¿quién los puede culpar? Nunca saben si ese encuentro va a ser el último, si uno de ellos morirá en la batalla cuando el otro lo pierda de vista. Aunque es un riesgo que están dispuestos a correr.

Después de un largo momento en el que Draco adivina que no han pasado más de cinco minutos, levanta su cabeza y deja que sus manos lleguen a las caderas de Harry. El moreno toma esto como una señal y lentamente se levanta. El frío de la noche golpea a Draco y tiembla. Alcanza su varita, que quedó abandonada en la hierba y desaparece todo rastro de su cópula. Harry ya esta acomodando sus ropas, todas oscuras y discretas, haciéndolo desaparecer en las sombras tal y como él desea que sea.

Draco suspira y acomoda sus ropas, tan discretas como las del otro. Cuando termina de acomodar la túnica negra alrededor de su cuerpo, un par de brazos se deslizan alrededor de su cintura, desde atrás. Se gira y toma la cara del moreno con ambas manos, acercándose y presionando sus labios sobre la boca ligeramente abierta del otro. Harry exhala suavemente y se acerca más al cuerpo de Draco. Su lengua se desliza contra la del rubio y sus dedos se enredan en los cabellos del otro mientras se besan como si este fuese su último beso. Y tal vez lo sea, tal vez no vuelvan a probarse de nuevo. Esta posibilidad da al beso un poco de desesperación y se aferran uno al otro, manos agarrando ropas que no han estado sobre sus cuerpos en mucho tiempo.

La aguda llamada de un cuervo, seguido por el movimiento de hojas sobre sus cabezas los hacen parar y soltar su agarre desesperado. Sus labios todavía están unidos, sus lenguas todavía se tocan. Lentamente, se separan, besándose una última vez antes de que Draco acaricie la mejilla del otro y deje caer su mano. Con una sonrisa final se da la vuelta y pronto es rodeado por la vegetación y árboles.

Unos minutos después emerge cerca de un gran claro, donde varias fogatas todavía danzan, rodeadas por personajes mágicos quienes están, a pesar de la inseguridad de estos tiempos, contentos y solamente un poco temerosos, celebrando Beltane. La noche de sus antepasados, cuando pueden comunicarse con cualquiera del otro mundo si así lo desean. La gente todavía salta sobre los fuegos para purificarse o pedir fertilidad a los viejos espíritus de la tierra. Draco ve una sombra cerca de uno de los fuegos más pequeños y se acerca a ésta. Cuando se detiene al lado de un hombre alto y delgado, también mira el fuego, cautivado por el danzar de las llamas y los extraños patrones que la madre naturaleza puede crear.

—Has estado fuera mucho tiempo —murmura la voz profunda, como si no quisiera destruir el aura mágica alrededor. Draco solamente asiente.

—Gracias por no interrumpirnos antes —replica, igualmente de bajo.

El hombre a su lado bufa

—No me lo agradezcas, lo hice por mi cordura y nuestra seguridad.

Draco sonríe

—Nunca me perdonaste el haberme enamorado de él, ¿no, Severus?

Severus Snape le lanza una mirada indescifrable. Sus ojos negros todavía dan miedo cuando uno no sabe qué pasa por su la cabeza.

Después de un momento de cavilación silenciosa, Severus murmura:

—No es lo que sientas por él. Es más la perspectiva de que me mate si se entera de que todavía estamos en contacto, y que tú, de hecho, eres mi aprendiz. Valoro mi vida.

Ahora es el turno de Draco de bufar:

—Nunca lo habría adivinado.

No le dice a Severus que Harry ya lo sabe. No le dice que Harry también sabe que Severus les cuida, vigilándoles en su forma de animago, cuando se encuentran. Es duro para el mayor, tal como están las cosas, no necesita saber que el otro, a decir verdad, aprecia que sea su guardia y que no confía en nadie más que en Severus Snape para mantener a Draco a salvo. Se están sumergiendo en el silencio una vez más, observando el fuego y dejando que sus miradas viajen por la dispersa multitud, buscando posibles amenazas. Es algo hermoso, levemente oscuro, perfecto para las celebraciones de Beltane por todo el país, pero también la oportunidad perfecta para que el Señor Tenebroso de un golpe. Pero por lo que sea, decidió no hacerlo.

Finalmente, Severus se mueve, escondiendo sus manos en las amplias mangas de su túnica.

—Vámonos —dice—, el Señor Tenebroso está esperando.

Draco asiente y empieza a seguirlo. Un movimiento de hojas cerca del lugar por el cual él mismo salió unos instantes antes le hace dar la vuelta. Jura que puede ver algo brillar en la oscuridad, un área difuminada, como si alguien estuviera escondido bajo un hechizo desilusionador. Luego todo esta en silencio de nuevo y Draco se gira con una pequeña sonrisa en sus labios, antes de seguir al mayor al punto de aparición. En su cabeza todavía puede escuchar la voz de Harry, el murmullo de ‘te amo’. Aprieta su mandíbula y sube sus escudos de oclumancia preparándose para enfrentarse al Señor Tenebroso.

Esas dos palabras son su salvación. Esas dos palabras son las que lo mantienen luchando. Estaría maldito si dejase que alguien le quitase eso.

 

 

 

Fin

¡Coméntalo aquí!

 

 

 


(1) Celebrado el primero de mayo. Simbólicamente hablando y de acuerdo con la creencia wiccana, Beltane es la época en la que el Dios es joven y despierta su virilidad, desea a la Diosa. Ellos se enamoran, se unen y la Diosa queda embarazada. La energía de la primavera ha alcanzado su punto máximo, los fuegos de Beltane arderán como grandes hogueras que calientan el corazón de los hombres. Vuelve