Queridas amigas, ya sabéis que hemos tenido celebración en

Segunda Dosis con motivo de nuestro I Aniversario

Para conmemorar tan magno evento decidimos meternos en obras y cambiarle un poco la cara al sitio, ya que después de un año de trasiego estaba necesitando de una buena reforma (tantas slashers pateándoselo cada semana, imaginaos). Pues bien, para ayudarnos en la faena decidí que lo que nos hacía falta era un chavalote dispuesto a echarnos una manita, y sobre todo, capaz de sacar adelante una obra de tal envergadura. Y así fue como encontré a

 

Alguien me lo mencionó, recomendándomelo como un geofísico muy versado en todo lo que fuera estabilidad y movimiento de tierras. Por eso busqué su nombre en el Google, y efectivamente, encontré interesantes datos sobre su actividad en el campo de las ciencias. "Este es mi hombre", pensé, "por fin un intelectual por estos andurriales, en vez de tanto tiazo sin cerebro, que dará consistencia al berenjenal en el que vamos a meternos en Segunda Dosis". Pedí una entrevista con él, y cuál fue mi sorpresa cuando lo que penetró en mi despacho fue ni más ni menos que esta fuerza de la naturaleza:

 

Como yo soy muy profesional, en un primer momento intenté decirle que había habido una confusión, que el Jason Morgan que buscaba no era él, que estaba pensando en algo... diferente.

 

 

 

Pero claro, ya dicen que de buenas intenciones está empedrado el camino al infierno, y el muchacho estaba decidido a ganarse el puesto fuera como fuera. Se plantó allí y no hubo manera de moverle del sitio.

 

 

 

 

Le veía algo agobiado y ansioso por conseguir el puesto -qué tremenda es la crisis- y empecé a temerme que se me pusiera en plan emo allí mismo, actitud que me da un repelús horroroso...

 

 

 

 

Pero no era exactamente esa la postura que tenía pensada adoptar. Y claro, en esas condiciones, no me quedó otra que reconsiderar mi decisión (al fin y al cabo hay que arrimar el hombro frente a la crisis, ¿no?).

 

 

 

 

Le hice la foto para la ficha allí mismo, sin más dilación.

 

 

 

 

 

Y recabé más datos sobre su egregia persona: Jason Morgan es un modelo nacido en Pennsylvania y residente en Nueva York, modelo profesional desde el año 2008, que ha sido fotografiado por los mejores del sector, como Greg Vaughan, Bruno Rand y Joseph Bleu. Es Piscis y le gusta la música de Pearl Jam. De geofísica no tenía pajolera idea, pero bueno, eso cada vez me importaba menos a la vista de sus evidentes aptitudes. Una vez contratado le puse delante de la obra de Segunda Dosis y le pregunté si podía ayudarnos a mover muebles, cargar cajas con posts antiguos, limpiar un poco, cosas de esas. O sea, curro.

 

 

 

 

 

Ahí fue cuando empezó a ponerme caritas y a hacer gestos de que estaba terriblemente cansado. Le envié con los otros becarios, visto que ese día no íbamos a hacer nada de provecho; lo primero que hizo fue coger el metro que teníamos por allí para tomar medidas, muy decididó a medirse algo que en un primer momento no supe interpretar qué era. Parece mentira que lleve ya unos añitos de slasher, ¿eh? xD

 

 

 

 

Y nada, que no hubo manera de que hiciera algo productivo, y mira que me puse plasta... pero nada, él veía las obras desde la ventana, en pelota picada y dando lo mejor de sí mismo, por supuesto... pero a su manera.

 

 

 

 

Cuando se tumbó en el suelo con aspecto de gran cansancio, consideré mis opciones. Dada mi experiencia en gestión de equipo, concluí que lo más adecuado era ejercer una acción que movilizara su energía positiva y pusiera en juego su proactividad, según las más modernas técnicas de coachig de personal:

 

Aquí yo misma tirando de técnicas de coaching.

 

 

 

¿Qué pasó? Pasó que Jason me contó que había estado pensando fuerte, y había decidido que esa vida de lujo y dispendio ya no era para él. Que al igual que su homónimo, estaba dispuesto a emprender la carrera de geofísicas, para mayor gloria de la comunidad científica internacional, y por eso tenía que dejar este trabajo. Me lo dijo utilizando sus mejores dotes de persuasión (seguramente para que no volviera a sacar la katana).

 

 

 

Y vaya si me persuadió.

 

 

 

 

Lo siento, gente, tuve que dejarle marchar porque ya sabéis que soy de corazón tierno, y no me puedo resistir a las buenas palabras. Pero me dejó un regalo de despedida que me llegó a lo más profundo; uno que conservaré siempre dentro de mí. Al fin y al cabo, ¿quién dijo que no había manera de derretir a una tirana? ;)

 

 

 

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