Bonito
en rosa
Por Softly_Sweety
Ubicación
original
Traducido
por Solmar - Beta: Siomara
Draco/Al
Clasificación
- NC17
Pellizcándose
subrepticiamente el muslo, Draco averiguó que no estaba soñando.
En todos sus años de enseñanza, nunca se había
quedado sin habla por un alumno. Nunca había estado sentado detrás
de su escritorio sin una réplica cortante para cualquier cosa
que aquellos pequeños cabrones chulitos pudieran echarle.
Había
sabido que su vida cambiaría cuando Al Potter entró andando
despacio en su clase, pero Draco no se había dado cuenta de lo
a conciencia que su vida quedaría patas arriba. Aclarándose
la garganta –si podía encontrar las palabras, no las quería
atascadas por la contracción de su garganta– Draco dobló
el dedo y dijo entre dientes:
—Ven
aquí.
Al caminaba
con confianza, si bien con menos gracia de lo normal, y Draco tenía
la mirada fija en la forma en que se tensaban sus tobillos, poco acostumbrado
a caminar sobre diez centímetros de tacón. Siguiendo las
piernas de Al hacia arriba, dejando que sus ojos las examinaran sobre
la imagen de sus pantorrillas, obligadas a una curva más pronunciada
de lo normal, se le cerró la garganta otra vez cuando llegó
a la pequeña falda, muy corta. Parecía suave y brillante,
pliegues de satén rosa ondeando alrededor de los muslos de Al
con cada paso que daba.
Su camisa
estaba abierta excepto por un solo botón a media altura de su
pecho, exponiendo uves de piel sobre su pecho y abdomen. Draco no podía
apartar los ojos del rastro de pelo oscuro que serpenteaba desde el
ombligo de Al hasta la cinturilla de la falda, empezando sólo
a ensancharse antes de que descendiera bajo la tela.
—¿Qué
es esto? —Draco no necesitaba entrar en detalles sobre a qué
se refería con esto, pero agitó la mano en dirección
de Al todo el tiempo.
—Me
dijo que viniera a mi castigo adecuadamente vestido. De esta manera
puede perseguir faldas y obtener acceso fácil a mi culo al mismo
tiempo. Sé cuánto le encanta mi culo —Al consiguió
parecer chulo y seductor, todo al mismo tiempo, e hizo que la polla
de Draco se moviera nerviosamente en sus pantalones.
Levantándose,
Draco rodeó el escritorio y cogió el brazo de Al, empujándole
con energía hacia la pared. Sonrió con satisfacción
por la forma en que se tambaleaba y oscilaba sobre los tacones, acelerando
para poder empujarle hacia arriba, contra la pared, antes de que éste
perdiera el equilibrio. Levantando las manos de Al por encima de su
cabeza y haciendo aparecer un par de esposas, Draco las ajustó
en su lugar alrededor de sus muñecas y colgó la cadena
de un soporte de la pared, sujetándole allí.
Retrocediendo,
Draco extendió la mano y dio una palmada al culo de Al, haciendo
que la tela ondeara y se levantara, exponiendo su culo enrojecido. Habían
estado manteniendo este coqueteo durante meses, robando momentos para
poder follar. Sin hablar, sin emociones, nada que pudiera volverse turbio.
Sólo buen sexo, y mucho.
—Bueno,
eso tiene su utilidad —concedió Draco, agarrando el culo
de Al y apretando fuerte. El muchacho tenía un culo ridículamente
atractivo, regordete, firme y perfecto, con el que jugar, darle palmadas,
follar y morder mientras los caprichos de Draco le dirigían.
Cogiendo el bajo de la falda, Draco la levantó y la metió
debajo de la cinturilla, exponiendo su culo al aire frío de su
clase. Separando sus nalgas con una mano, Draco hizo movió el
dedo sobre su agujero mientras continuaba—. Relativamente agradable
de mirar, y lo bastante apretado para proporcionar placer en un polvo.
Al gimoteó,
retorciéndose hacia atrás, contra Draco, y consiguiendo
meter el dedo de éste dentro de su culo, el estrecho esfínter
cerrándose alrededor del primer nudillo. Presionando la base
de la mano contra su ingle, Draco se inclinó hacia delante y
mordió el cuello de Al, farfullando alrededor de la piel.
—¿Es
eso lo que quieres? Un polvo fuerte, seco, sin preparación. ¿Quieres
pasar el próximo mes sentándote y recordando mi polla
dividiendo tus paredes?
—Por
favor…
Desabrochándose
los pantalones, Draco pronunció entre dientes un rápido
encantamiento estirador y un fuerte encantamiento de lubricación.
No quería hacerle a Al ningún daño duradero; al
fin y al cabo, si le hacía pedazos, perdería su juguete.
Dejando en libertad su polla, Draco la alineó con el agujero
de Al y apuntaló su mano libre contra la pared.
—Suplícame.
—¡Por
favor, Draco! —Al parecía desesperado, estaba desesperado,
mientras se retorcía e intentaba retroceder contra la polla de
Draco—. Por favor, fóllame, Draco, te deseo.
Escuchar
a un Potter decir “te deseo” nunca le cansaría,
y Draco deslizó su polla a medio camino dentro de su culo.
—¿Así,
Al?
—Nngh…
—Al parecía casi incoherente, y Draco aumentó la
presión deslizando su mano hacia arriba, desde la cadera de Al,
para pellizcar y apretar sus pezones—. Oh, Dios, Draco, lléname.
Nadie se
negaría a semejante petición, tan sentida, y Draco dio
una sacudida a sus caderas hacia delante, con brusquedad, enterrándose
en el culo de Al. Y una vez estuvo envuelto en sus paredes de terciopelo,
no pudo controlarse durante más tiempo. Lanzó un encantamiento
de acolchamiento en la pared, para que no se arañara la linda
cara de Al, y se dejó ir, montando violentamente su culo y mordiendo
la cremosa piel de su cuello.
La llamada
en la puerta, la llamada suave, “profesor Malfoy”, la repentina
emoción de que estaban muy cerca de ser pillados, envió
a Draco a un torbellino de excitación y endorfinas, su orgasmo
saliendo precipitadamente de él con un grito estrangulado.
La llamada
sonó otra vez, y Draco salió del culo de Al, dándole
una palmada y haciéndole gimotear. Éste aún estaba
duro, y Draco le dio a su polla una caricia provocativa antes de lanzar
un encantamiento desilusionador sobre Al.
—Quédate
callado, y te veré luego.
Enderezándose
la ropa y mascullando un encantamiento refrescante –el aire estaba
cargado con el olor del sexo– Draco abrió la puerta y fijó
en el alumno una mirada de aburrimiento.
—¿Sí,
Srta. Garland?
—Profesor,
¿por favor podría explicarme nuestro ensayo?
Dirigiéndola
hacia un asiento, Draco se sentó y mantuvo un ojo sobre la extensión
de pared donde sabía que Al estaba oculto, manteniéndose
callado con desesperación. La espera sólo excitaría
más a Al, y Draco ya estaba medio duro, pensando en una segunda
ronda.
Fin
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