Cita
de juegos
Por Softly_Sweetly
Ubicación
original
Traducido
por Danvers - Beta: Ronna
Harry/Draco/Albus/Scorpius
Rating - NC17
Harry podía
sentir la saliva brotando en su boca cuando entró en el confortable
cuarto de estar de Draco y echó una ojeada a Scorpius, de pie
en una esquina, de cara a la pared. El Malfoy más joven obviamente
se había comportado mal, pues su culo y muslos estaban rojos
como cerezas, cruzados por verdugones oscuros que parecían coincidir
con el bastón que Draco había heredado de su padre.
Mirando cómo
Draco observaba curiosamente la extraña postura de su hijo, Harry
alargó la mano y desenganchó los cierres de la tunica
de Al, dejando que cayera al suelo y revelara el origen de la postura
excesivamente ensanchada de su hijo.
—Eso
es muy grande.
—Sí,
lo es. Desafortunadamente, ha surgido algo de lo que no me puedo escapar,
así que nuestra cita de juegos tendrá que ser corta. A
modo de disculpa, Al sugirió que viniésemos preparados
para algo un poco más exótico de lo normal.
Mirando la
sonrisa de satisfacción que cruzó el rostro de Draco,
Harry sintió su propia excitación refluir más fuerte.
Aunque breve, sabía que esa tarde sería divertida.
—Bien,
como parece que tienes tal delicioso plan, te dejaré llevar el
control —dijo Draco, arrastrando las palabras.
Sonriendo,
Harry se sentó cuando Draco se lo indicó, aceptando el
vaso de borgoña y bebiendo a sorbos, mientras Draco y él
trataban varios temas políticos y sociales del mundo mágico.
Durante toda la conversación, Scorpius permaneció en la
esquina, y Al (que era incapaz de sentarse), arrodillado en el suelo
al lado de su padre. Cuando divisó el vaso vacío de Draco,
Harry terminó su conversación y apuró el suyo,
haciendo una mueca ante el líquido ardiente.
—¿Listo?
La silenciosa
respuesta vino en la forma de Draco levantándose y quitándose
sus caras ropas, y Harry siguió su ejemplo, haciéndole
gestos a Draco para que se estirara en el suelo y se acercara para arrodillarse
cerca de Al. Sacando con cuidado el vibrador, Harry imprimió
un suave beso en la nuca de Al y le guió a colocarse sobre Draco.
Estaba satisfecho de que el rubio estuviera ya tan duro; satisfecho
de que su hijo incitara en otro hombre el mismo dolor que incitaba en
sí mismo.
Guiando a
Al sobre la polla de Draco, Harry pasó suavemente sus manos a
lo largo de los costados de Al mientras éste descansaba sobre
el pecho de Draco.
—¿Tiene
Scorpius permitido jugar?
La voz de
Draco era susurrante cuando respondió, y Harry asestó
una leve palmada en el culo de Al, advirtiéndole que no apretara
hasta que se lo dijeran.
—Por
supuesto. Simplemente porque le haya negado placer, no significa que
el resto de nosotros debamos perder la oportunidad. Scorpius, ven aquí.
Harry miró
cómo el chico se giraba lentamente (no se sorprendió del
todo al ver la erección de Scorpius tensa, la luz trémula
de un hechizo de denegación apenas visible), y sostuvo su banquete
visual mientras Scorpius pasaba a la blanda alfombra sobre la que estaban
desparramados.
—Arrodíllate
aquí; deja que Al tenga algo que chupar.
Harry nunca
se cansaría del sonido de la voz de Draco dando suaves órdenes.
Mantuvo la mirada de Scorpius, oscurecida por el placer, mientras el
chico se arrodillaba lentamente, con las manos de su padre sosteniendo
sus caderas y guiándole a su lugar. Harry gimió cuando
los ojos de Scorpius se cerraron, y el sonido de golosas succiones llenó
la habitación; sabía exactamente lo buena y talentosa
que era esa boca, y tan sólo pudo imaginar cuán exasperante
debía de ser eso para Scorpius; tan dulce placer contaminado
por el conocimiento de que no tendría liberación hasta
que su padre le considerara castigado por su anterior indiscreción.
La polla
de Harry dio un tirón cuando los ojos de Scorpius se abrieron
y sus dientes se hundieron en su labio… la ruidosa succión
era en estéreo ahora, y Harry no pudo resistirse a apoyarse a
un lado, mirando más allá de los fuertes dedos de Draco
clavándose cruelmente en los verdugones, mientras una ocupada
lengua trabajaba entre los abiertos glúteos.
Volviendo
a su posición, Harry extendió una mano de forma tranquilizadora
sobre la región lumbar de Al, mientras empujaba dos dedos en
el liso calor, junto a la polla de Draco. Había estado un poco
preocupado de que Al no hubiese sido concienzudo cuando esa tarde le
dijo que se preparase solo, sin su supervisión. Pero mientras
Harry le follaba lentamente con su dedo, esa simple acción acumulando
gemidos de sus tres compañeros, estuvo satisfecho con la minuciosidad
que había mostrado.
Invocando unas gotas de lubricante, Harry lo extendió sobre su
polla, maldiciendo silenciosamente al ministro por convocar reuniones
que acortaban sus citas con los Malfoy, y le impedían obtener
toda la diversión de dilatar a Al él mismo, en lugar de
tener que dejar que jugase solo mientras preparaba sus apuntes. Pero
no tenía sentido ponerse de morros en ese momento, y Harry centró
su mente en el instante actual, murmurando palabras calmantes mientras
colocaba la cabeza de su polla dentro del agujero de Al, y empezaba
a empujar lentamente.
El tiempo
siempre parecía detenerse cuando compartían a uno de los
chicos, y Harry estaba sin aliento cuando consiguió meterse apretadamente
en el interior de Al. Sostuvo el firme ritmo de sus dedos, haciendo
desaparecer la incomodidad de Al hasta que el chico estuvo suficientemente
relajado para que Harry se pudiera mover. Mantuvo sus envites lentos
y suaves, deslizándose dentro y fuera de Al mientras se unían
gemidos y gritos mezclándose en el aire. La sensación
de otra polla moviéndose contra la suya era fantástica,
y Harry gruñó cuando sintió el calor extendiéndose
entre ellos, los roncos gruñidos de Draco audibles aún
cuando su boca estaba trabajándose a Scorpius sin piedad.
Al fue el
siguiente en llegar, su cuerpo temblando y flexionándose mientras
se corría, y Scorpius se quejó cuando la suave succión
de su polla se detuvo, Al cayendo en una neblina para apoyarse sobre
el pecho de Draco. Harry no pudo evitarlo, y empujó sus caderas
hacia dentro tan fuerte como se atrevió, media docena de balanceos
siendo suficientes para enviarle en espiral hacia el borde mientras
se vaciaba dentro de Al.
Acurrucado
sobre la espalda de Al, Harry fue vagamente consciente de las apagadas
palabras que venían de debajo de él, y que identificó
como procedentes de la boca de Draco.
—¿Seguro
que no puedes cancelar la reunión?
Harry ya
estaba pensando en lo mismo, y el hecho de que Al estuviera apretando
alrededor de su ablandada polla, y que le faltaba método incluso
en los mejores momentos, sencillamente le entusiasmó.
—Ven
aquí, Scorpius, es tu turno.
Fin
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