¿Más Harry/Draco? Vuelve

 

Mañana de domingo
Por Luthien

Ubicación original

Traducido por Loves - Revisión: Veroboned, Heiko

Rating: R

 

 

 

Un rayo de luz solar encontró su camino a través de las cortinas que cubrían la gran ventana y cayó en la cama, en medio de la habitación, donde una figura estaba acostada boca abajo, enredada en sábanas de algodón blanco. Un cabello claro, similar al del rayo del sol caía sobre la almohada, una mano pálida agarraba el cojín junto a la cara aristocrática de pómulos bien definidos, línea de la mandíbula fuerte y pestañas claras que bailaban sobre mejillas tenuemente pálidas. Una larga pierna, cubierta de vello rubio, descansaba sobre la sábana, mientras que la otra se escondía bajo la tela, en compañía de las partes intimas, desnudas.

El rayo de sol finalmente llegó a la cama, hasta descansar en la cara aristocrática, cosquilleando al hombre dormido. Como si se hubiera puesto de acuerdo, el rubio arrugó tiernamente la nariz, murmuró algo inteligible y se movió. Cuando el sol no dejó su cara, rodó un poco más y finalmente le dio la espalda y trasero desnudos, quedando destapado. Pero al dormilón no le importó y siguió en los brazos de Morfeo.

La puerta de la habitación se abrió silenciosamente y una figura alta, cubierta solamente por un par de bóxers apareció, llevando consigo una bandeja con diferentes tipos de comida, para un cómodo desayuno en cama. El joven caminó lentamente hasta la cama y sonrió cuando vio a su compañero desnudo.

Harry Potter no podía ver a su amante tan vulnerable y con la guardia baja demasiado a menudo. Por eso, era en mañanas como ésta cuando recordaba por qué amaba tanto a Draco. En público el rubio parecía frío y huraño, incluso sin corazón, pero cuando estaban solos, Draco era dulce, cariñoso y todo lo que podría desear de un amante.

Tan silenciosamente como pudo, Harry dejó la bandeja en la mesita de noche y se arrodilló en la cama, detrás de Draco. Acarició el cuerpo desnudo con sus ojos. Lentamente, alcanzó la piel del rubio con la punta de sus dedos. Un sonido que asemejaba un maullido escapó de los labios del durmiente, mientras suspiraba y se acercaba un poco más, buscando el toque del moreno. Harry sonrió y llevó sus dedos un poco más arriba hasta alcanzar la carne de la garganta de Draco y sumergir su mano en el cabello suave de su amante.

Todavía sonriendo, Harry se acercó más y llevó sus labios al oído del rubio. Cuando su aliento tibio golpeó el cuerpo del otro, éste tembló y gimió suavemente. La sonrisa de Harry se amplió y abrió los labios. Trazó la parte externa de la oreja del otro con la punta de la lengua. Draco se arqueó en la cama y rodó, cayendo sobre su espalda de nuevo. Lentamente, sus ojos se abrieron y unos ojos grises soñolientos miraron al moreno antes de que apareciera una sonrisa pequeña en los labios del recién despertado.

Días —murmuró a modo de saludo. Los ojos de Harry bailaron y éste se agachó para besar suavemente al otro chico en los labios. El rubio suspiró y llevó su mano al cuello del pelinegro, acercándolo más hasta que el beso originalmente casto se volvió apasionado. Después de un momento, Harry se retiró y respiró de nuevo, lentamente. Su aliento golpeó los labios mojados de Draco, Haciendo que el joven temblara y deseara que el moreno lo abrazara con sus fuertes brazos.

Harry se sentó en sus talones y miró a Draco de nuevo, todavía sonriendo y respirando a pequeños intervalos, con un tinte rojo en las mejillas.

—¿Tienes hambre? —preguntó a su amante, que comenzaba a estirar su cuerpo, recordando a un gato. Y considerando los sonidos que asemejaban maullidos, la analogía era bastante buena.

—¿Qué hora es? —pregunto el rubio, mirando el rayo del sol. Harry movió su cabeza y localizó el reloj sobre la mesita.

—Faltan unos pocos minutos para las nueve —respondió.

—Demasiado temprano —gruñó el rubio, y escondió su cabeza en la almohada. Harry puso los ojos en blanco, fue al final de la cama y alcanzó la bandeja con comida. La puso sobre la cama y volvió junto a Draco, evitando cuidadosamente mover demasiado la cama para que nada se derramara. Cuando alcanzó al otro chico, cubrió sus caderas, se agachó y comenzó a cubrir la piel pálida del pecho desnudo con besos suaves, delineando la circunferencia del pezón rosado con la punta de su lengua y después succionando. Lentamente, una cara se levantó y un par de ojos grises lo observaron. Harry sonrió.

—¿Conmigo de nuevo, cariño? —preguntó inocentemente, arrebatando la almohada a Draco y lanzándola al final de la cama. El rubio gruñó de nuevo, pero observó al moreno mientras éste alcanzaba la bandeja, hasta que los ojos de Harry se clavaron en los suyos y una sonrisa se posó en su cara.

—Ya que es domingo por la mañana y eres tan perezoso, incluso cuando el tiempo es sencillamente maravilloso, pensé servirte el desayuno en la cama, y tratar de despertarte mas rápido de lo usual —informó el chico a su amante, el cual había puesto la almohada de Harry debajo de su cabeza para no forzar mucho el cuello. Al escuchar las palabras de éste, sonrió y alzó una ceja suavemente.

—Suena increíble.

—Eso pensé —Harry le devolvió la sonrisa, y se giró para alcanzar algo de la bandeja. Cuando volvió a mirar a Draco, tenía una tostada en sus manos, cubierta con mantequilla y un poco de miel, lo suficientemente grande para que éste la pudiera masticar sin problemas. Harry sonrió de nuevo y sostuvo el pedazo de comida en los labios del otro. El rubio abrió su boca lo suficiente para que deslizara la tostada. Cuando la miel llegó a su lengua y comenzó a activar los receptores del sabor, gimió de placer y comenzó a masticar.

—¿Te gusta? —murmuró Harry, todavía sonriendo. Draco sólo asintió y tragó.

—¿Pedazos del tamaño de un mordisco, Harry? Qué dulce.

—Digamos que es una forma de quejarme por lo perezoso que eres los domingos —rió Harry, y alcanzó un pedazo de manzana, sosteniéndolo en los labios del otro. El rubio negó asombrado y abrió los labios de nuevo, para devorar la fruta. El jugo, un poco ácido, se deslizó por su lengua y se mezcló con la dulzura de la miel, dando como resultado una mezcla incomparable de ácido y dulce. Draco gruñó de nuevo preguntándose si Harry había planeado toda la comida.

Lo que era cierto, a decir verdad. La siguiente cosa que cogió fue de nuevo un trozo de tostada cubierta de miel, seguida por una rebanada de naranja. Y así siguió. La mezcla de comida seca y diferentes frutas, manzanas, naranjas, uvas, peras y mangos, ayudaron a Draco a tragar sin necesidad de pedir algo de beber, aunque el olor del café también salía de la bandeja. Pero adivinó que era la última parte del desayuno.

Después de otro pedazo de tostada, una fresa con chocolate fue presentada al rubio. Una mezcla de sorpresa y comprensión se mostraron en su cara. Harry solamente sonrió de nuevo y comenzó a dibujar los labios de Draco con la fruta, sin dársela. Cuando los labios del rubio estuvieron cubiertos en chocolate, Harry llevo la fresa a su propia boca, dejando la mitad fuera y sosteniéndola con sus dientes. Luego se agachó.

Draco abrió los labios una vez más y sintió la fruta sobre sus labios y dientes cubiertos de chocolate, hasta que golpeó su lengua y sus labios se unieron a los de Harry. Luego, los dientes del moreno reclamaron la fruta y el jugo dulce de ésta llenó la boca de Draco, mientras los labios de Harry devoraban su boca. Su lengua saboreó el chocolate en los labios del rubio hasta que se deslizó dentro de la boca del último, y el sabor de fresas, chocolate y simplemente Harry se mezclaron en la boca de Draco. El rubio gimió, su pulso se aceleró.

Después de haber tragado los pedazos de la fruta y haber lamido todo el chocolate, la boca de Harry dejo la de Draco y se sentó. Una sonrisa pretenciosa apareció en su cara cuando sintió la erección del rubio entre las nalgas.

—Mira quién ha estado disfrutando. ¿No detestabas levantarte temprano? —preguntó el moreno, haciendo un ruido con su lengua.

—Sabes que siempre hago excepciones contigo —respondió casualmente el otro. La sonrisa de Harry se amplió, antes de mover su cabeza y caderas a la vez, sintiéndose extasiado cuando Draco gimió.

—Eso imagino —respondió Harry antes de alcanzar de nuevo una fresa y sostenerla en los labios del rubio—. ¿Listo para otra ronda?

Todo lo que Draco pudo hacer fue asentir. Y después Harry estaba de nuevo sobre él, cubriendo sus labios con chocolate y luego besándolo para compartir el jugo de la fruta. Esta vez, la mano de Draco encontró su lugar en el cabello de Harry, sosteniendo firmemente al moreno en su lugar mientras lo besaba con un poco de desesperación. Su erección creció con cada golpeteo de la lengua de Harry en su boca, cada gemido del moreno contra sus labios. Dios, se sentía como si estuviera en el cielo.

Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, se separaron y se miraron a los ojos, relajando su respiración. Después de un suave beso en los labios de su amante, Harry se sentó de nuevo y miró la bandeja casi vacía. Además de las dos tazas de café y el bol de chocolate derretido había dos fresas. Antes de arrepentirse de su decisión tomó una de estas y la sumergió en chocolate, para volverse luego a Draco. Tentó los labios del rubio con la fresa. El chico cogió la fruta entre sus dientes, impaciente porque Harry empezara de nuevo.

Harry miró a Draco sólo un segundo antes de agacharse con un suave maullido. Luego sus labios se encontraron con los de Draco y el jugo de la fresa llenó su boca, una gota deslizándose por su garganta. El rubio gimió y llevó sus labios por el dulce camino que iba dejando la gota, desde los labios del chico, hasta la línea fuerte de la garganta. Con una lengua ansiosa, haciendo gemir al otro. Draco hizo eco al sonido y capturó la cara del chico entre sus manos, antes de salvar la distancia y darle un beso caliente y desesperado, donde sus lenguas y dientes se encontraban y diferentes sabores se mezclaban. Draco gruñó cuando su erección se encontró con la de Harry y éste paró el beso.

—Si no quieres café por toda la cama, será mejor que muevas la bandeja a un lado —dijo contra los labios del moreno, y lo besó de nuevo. Harry se separó un instante de los labios de Draco y murmuró algo, haciendo desaparecer el objeto. Al mismo tiempo, el rubio se alzó del colchón y con las piernas envolvió las caderas del moreno, rodando sobre él y finalmente besando la boca que se le presentaba.

En un pestañeo, las manos de Harry se deslizaron por la espalda desnuda del otro, serpenteando por los cabellos sedosos y luego de nuevo por la espalda hasta que sus manos se posaron sobre dos nalgas bien formadas. Draco gimió de nuevo en la boca de Harry antes de separarse y empezar a posar besos mojados en la garganta del otro, hasta el lugar donde los hombros y el cuello se encuentran. Un lugar donde el moreno era bastante sensible.

Y justo cuando Draco estaba preparándose para dejar a Harry una marca que no se borrara en bastante tiempo, el timbre de la puerta interrumpió esos menesteres tan agradables.

Draco pensó ignorar al intruso, pero Harry gruñó bajo él.

—¡Mierda! —murmuró el moreno bajo su aliento.

Draco levantó su cabeza y alzó una ceja. Harry puso cara de disculpa total.

—Imagino que la razón por la que te desperté temprano ha llegado.

La mirada de Draco reflejó duda.

—Si es Granger o Weasley ni te atrevas en salir de la cama y abrir la puerta —replicó en tono un poco frío.

Las cejas de Harry se movieron.

—A decir verdad —comenzó, inseguro, antes de terminar—, es tu madre.

Draco miró de nuevo a su amante sin poder creerlo y gruñó. Rodó junto a Harry.

—¡Genial! No puedo ignorarla. Nunca dejaría de echármelo en cara.

Harry se quedó allí sólo por un segundo, antes de rodar desde el rubio, dándole un beso fuerte en los labios hinchados.

—Te prometo que te lo compensaré en cuanto se vaya —murmuró con un brillo en sus ojos verdes.

Draco miró los ojos verdes que tanto amaba antes de que una sonrisa traviesa apareciera en su cara.

—Más te vale que queden algunas fresas —murmuró contra la oreja del moreno.

—No lo dudes —fue la réplica murmurada—. Y estoy seguro de que podemos pensar en algunas formas de usar el chocolate.

 


Fin

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