Pastelero a tus pasteles: Testimonio de una ficker frustrada

Por Iblis

 


Desde pequeña me gustaba dibujar. Mis primeros intentos eran Candys de gigantescas cabezas llenas de rizos y lacitos, las cuales evolucionaron de acuerdo a qué monito chino daban en la tele. Recuerdo que desde entonces ya solía pasarme mil películas con los personajes, ansiosa en la incertidumbre del continuará que sólo desvelaría 24 horas después. Entonces, entre capítulo y capítulo, solía imaginar mil y una tragedias, de las cuales sólo se cumplía el 5% aproximadamente. Creo que de esa sensación de insatisfacción nació el germen fanfiquero en mí.

Pasaron muchos años antes de que cobrara forma. Ya había visto mucho, leído mucho, fantaseado demasiado. Una noche, luego de leer por enésima vez el primer libro de Harry Potter, y habiendo identificado todas las escenas potencialmente yaoizables, me puse frente al teclado a tratar de darle cuerpo al Draco que había en mi cabeza, y que parecía que la autora ignoraba por completo.

Recuerdo ese primer “fic” que escribí. En esa época no sabía nada del vocabulario fanfiquero, pero ahora sé que escribí un drabble POV de Draco Malfoy. Estaba correcto, ninguna falta de ortografía, un vocabulario no muy pretencioso y sólo un par de frases medio cliché. Draco reflexionaba –cómo no- acerca de Potter, admitiendo en las últimas líneas su amor por él. Fin.

Lo único que me permite dormir tranquila es la certeza de que no lo subí a ninguna página antes de borrarlo.

¿En qué fallé? Me preguntaba con la frente apoyada en la pantalla de mi PC. Drama. Horas leyendo y releyendo. Finalmente llegué a una especie de conclusión. “Este fic no hace clic” fue el veredicto. Era correcto, y nada más. No emocionaba, no producía curiosidad, ni empatía, ni rechazo. Era aséptico y desabrido. Resultado: fail.

Bueno, tal vez la idea no era lo suficientemente buena u original. Probemos otra cosilla…. ¡Lo tengo!

Saint Seiya debía funcionar. Verán, acá en mi país (Chile) hay un dicho ya muy famoso entre los otakus: “más fácil que yaoi de Saint Seiya”. Yo me propuse comprobarlo.

Ahora era un incest. Ikki/Shun, con mucho angst y probablemente un rape, o casi. Maaal. No llegó ni al primer capítulo y fue borrado sin piedad. Dios, ¿cuál era mi problema? Esta vez le había puesto sazón como para provocarme una úlcera.

Ah, claro. Helo ahí. No había escrito un fic, había hecho un pretexto para lemon. Lo que ahora sé que se llama PWP. Malo, muy malo, terrible porque además ni siquiera llegué a escribir el lemon.

Seguí probando diferentes enfoques y temas, pero no había caso conmigo. Publiqué en Slasheaven dos capítulos de un fic de HP absolutamente pretencioso, lleno de OoC e, incluso, un personaje algo Suesco. El esperpento se llamó Recall, y lo borré a pocos días de subir el segundo episodio, ya horrorizada por la cantidad de shit que contenía. Es un proyecto que aún guardo en mi computador, esperando los necesarios retoques que lo harán legible, para lo cual deberá pasar mucho tiempo. La razón, sencilla, la descubrí al poco tiempo.

No fue inmediatamente después de aquella perniciosa publicación. Verán, tengo la suerte de escribirme de vez en cuando con una excelente autora, a la cual protegeré en el anonimato. Juntas emprendimos la realización de un fanfiction de Saint Seiya, proyecto que no prosperó debido a que no logré plasmar las maravillosas ideas que habíamos formulado en un texto coherente y suficientemente atractivo. Desde luego, no me gusta pensar que su esfuerzo y el mío se han perdido, pero ante tanta evidencia, no pude si no llegar a la conclusión que da título a este artículo.

Se me da bien imaginar, crear situaciones, plantearme lo más inverosímil. Todo ello lo visualizo con claridad en mi cabeza. Pero al momento de escribir, redactar esos hechos de una forma literariamente aceptable, tuve que admitir que no me iba bien.

Errores que descubrí en mí (y que detecto día a día en mi búsqueda de fanfiction):

-Poca originalidad, o exceso de ella (situaciones esperpénticas).
-OoC
-Uso de clichés.
-Escritura recargada.
-Incapacidad de usar la descripción de forma adecuada.
-Uso de muletillas (debe de haber al menos tres en este texto).

Darme cuenta de esto, fue un shock para mí como fan. Hacer dibujitos está muy bien, pero yo quería más, y no me percataba de que quien mucho abarca, poco aprieta.

Por supuesto, con el tiempo llega la iluminación. Aprendí de forma gradual que no era una señal del Apocalipsis el que no pudiera escribir como las fickers que idolatraba. También aprendí que el mundo no merecía sufrir con mis fics. Que valía más publicar algo de lo que me sintiera orgullosa ¡y que existen las betas y las musas! Que si no escribía buenos relatos, al menos podía hacer fanart, y colaborar en lo que pudiese para hacer del fandom un mejor lugar.

Amén.

(De todas formas, no paré ahí. Aún no lo hago. Cuando no estoy dibujando, abuso a los personajes de HP, Saint Seiya y demases en la privacidad e impunidad de mi computador. Y en AmorYaoi hay unos pocos drabbles de Death Note que no me parecieron tan malos. Escribir es un vicio).

 

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